No sé si ustedes, indulgentes lectores, conocen la historia de Blanca Catalán de Ocón y Gayola; si no es así, les sugiero que se informen un poco y se adentren en la biografía de una mujer fascinante que tiene el privilegio de ser recordada como la primera botánica española.
A modo de breve introducción, les diré que aunque nacida en Calatayud en 1860, pasó la mayor parte de su infancia y juventud en Monreal del Campo, con largas estancias en Valdecabriel, masía aislada que poseía la acomodada familia junto al nacimiento del río Cabriel, en el corazón de la sierra de Albarracín. En la soledad de ese valle, en contacto con la naturaleza, desarrolló desde su niñez una gran afición por la botánica inculcada por su madre. No tuvo formación académica, pero contaba con una cultura extensa, una biblioteca selecta y el apoyo científico de grandes botánicos de la época y de la tierra como Bernardo Zapater o Loscos. Ellos le dedicaron una planta que la misma Blanca descubrió: la Saxifraga Blanca, convirtiéndose así en la primera botánica española que tuvo su nombre en la nomenclatura científica universal. Su boda, como solía suceder, la obligó a apartarse de su valle y de su activididad.
Murió en Vitoria a los 43 años.
«HISTORIA DE UNA FLOR», la novela que les recomiendo esta semana, nos traslada al año 1875, a ese mismo Valdecabriel en donde vive Blanca y su familia (aunque en la novela el nombre es cambiado por el de Alba). Allí asistiremos a sus sueños e inquietudes; a sus paseos por el valle recogiendo flores, que cataloga con minuciosidad, junto a su hermana, aficionada, a su vez, por la entomología; a la llegada del científico Heinrich Wilkomm, cuya pasión compartida por la botánica pronto evolucionará hacia algo más profundo, secreto y, lamentablemente, imposible, ya que Heinrich es un hombre casado.
Es, en definita, un pedazo novelado de la historia de esta maravillosa mujer que, desafiando la encorsetada vida de las mujeres en aquella época, destinadas sólo al cuidado de los hijos y del hogar, y a las cuales casi les estaba vetado el saber y el estudio, decidió adentrarse en la pasión por el mundo de las flores.
Todo esto nos lo cuenta la barcelonesa CLAUDIA CASANOVA de una forma elegante y sutil, tanto que el estilo de la escritura como la historia abordada parece que se conjugan, que se funden, consiguiendo deslumbrarnos por su exquisita sensibilidad. Es como si la novela estuviera escrita por delicadas pinceladas de vida, de belleza, de pasión…; consiguiendo que ésta transcurra de manera plácida, a pesar de que los temas que trata no lo son precisamente. Una historia contada de modo tan liviano que, antes de que nos hayamos dado cuenta se ha terminado, dejándonos con ganas de haber profundizado más en lo personajes, de saber más de ellos. Y esto, que muchas veces es un defecto, CLAUDIA lo convierte en una virtud. Porque muchas veces la belleza está en la simplicidad, como ocurre con algunas de las flores más bellas. «HISTORIA DE UNA FLOR» en realidad no es más que eso, una belleza delicada para una singular historia de amor.
Soy biznieta de Blanca Catalán de Ocón, era la madre de mi abuelo Carlos Ruiz del Castillo y Catalán de Ocón. Aclarar que el nombre de la protagonista de «Historia de una Flor» fue cambiado por Alba, porque no se ajusta a la realidad de la biografía de mi bisabuela, y mis tíos, o sea sus nietos, exigieron a la Editorial que cambiara el nombre. Se le advirtió a la autora varias veces antes de la publicación, pero no hizo caso. No contestó a un solo correo de los que le escribimos varios de la familia. Es muy grave que alguien escriba de tu familia inventándose su historia. Como para fiarse de nada de lo que se lee. Esta señora solo tenía que haber contactado con nosotros para hacer una verdadera biografía de mi bisabuela. Entre otras cosas, se casó enamoradísima de mi bisabuelo, fue un matrimonio de lo mas feliz y romántico, ya quisieran muchos tener una historia de amor así. Para nada se casó obligada ni triste, para nada tenía una relación con Willkomm, que era 39 años mayor que ella, y ni siquiera se conocieron en persona. Si es cierto que esta novela ha contribuido a la divulgación de esta gran botánica española, también es cierto que crea confusión y falsedad histórica en lo que se refiere a su vida personal y familiar, lo cual nos parece muy grave. Pero estas cosas no están penalizadas. Qué poco respeto.
Estimada Pilar, me gustaría ponerme en contacto contigo acerca de un trabajo de investigación sobre Blanca Catalán de Ocón. Gracias.