De entre más de 20.000 vinos provenientes de 40 países, una de las grandes medallas de oro del Berliner Wine Trophy 2022 tenía que ir a parar a una bodega bajoaragonesa. Y, además, no es una cualquiera. Se trata de un pequeño proyecto de vida que nació en 2018 y que, poco a poco, ha ido creciendo hasta ser la única bodega de Aragón en conseguir esta distinción del prestigioso certamen alemán.
Vinos Taberner Amado, perteneciente a la Indicación Geográfica Protegida del Bajo Aragón, en el municipio de Nonaspe, ya puede presumir de su sabor dorado. «Estamos muy orgullosos de que un proyecto joven, nacido hace 5 años y que abandera la recuperación del territorio y reactiva la España vacía, con el objetivo de recuperar el Bajo Aragón, haya triunfado como lo ha hecho en Berlín», explica Jordi Satué, cofundador de la bodega.
Este certamen es uno de los más prestigiosos de la viticultura en el panorama internacional. En él han participado este año más de 20.000 vinos de más de 40 países diferentes. Las distinciones se dividen en tres categorías: plata, oro y gran medalla de oro, la presea que ha conseguido la bodega aragonesa. Un jurado cata los vinos y es el que decide cuál es la medalla adecuada para cada uno. Se premian a un total de 6 vinos con la gran medalla de oro, de entre los cuales se encuentra el vino tinto Entre dos aguas 2019, con doce meses de barrica y elaborado con garnacha, cabernet sauvignon y syrah, perteneciente a la bodega Vinos Taberner Amado. Este galardón no es el único que han conseguido en Berliner Wine Trophy. En 2021, su vino blanco Entre dos aguas 2020, elaborado con garnacha 100%, ganó una medalla de oro. «Esperamos que esta distinción ayude a poner a Nonaspe en el mapa y a incentivar la llegada de un mayor flujo de personas a la zona», dice Satué.
El proyecto tiene una finalidad clara, que es recuperar una tradición perdida del territorio. «Recuperar el territorio no solo consiste en elaborar vino, sino también en traer vida a Nonaspe, a través de distintas actividades enoturísticas. Nuestro proyecto nace del menosprecio que se le dio a la uva de estas tierras cuando llegaron las denominaciones de origen. Antiguamente, había una tradición vitivinícola muy arraigada y numerosas familias del pueblo vivían de la uva, pero al entrar las denominaciones no le dieron el valor que tenía y quedó denostada y relegada a vino de mesa», asevera Bernabé Taberner, impulsor del proyecto junto a Jordi.
Este año han creado su propia página web, donde se puede comprar toda la selección de sus vinos y tener un breve vistazo sobre la historia de esta bodega, que confluye entre dos ríos, el Matarraña y el Algars. Además, han lanzado una iniciativa de enoturismo. En 2021 produjeron 8.000 botellas y para este año quieren llegar a las 12.000 y continuar con la ilusión de expandir su proyecto y llegar a más distribuidores. «De esta manera, podemos ir cogiendo fuerza y obtener más recursos para mejorar», desea Jordi.
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