Mikel de Diego, propietario de la tienda Caspe Fishing Shop, ha sido reconocido como Emprendedor del Año por los organizadores de la feria
Mikel de Diego ha sido elegido como Emprendedor del Año en la feria ExpoCaspe 2017, por lo que contará con un expositor para lucir y promocionar todos los productos con los que cuenta en su negocio, dedicado a la pesca y a la caza, abierto hace apenas un año: Caspe Fishing Shop.
Nadie duda que este vasco, afincado en Caspe desde hace alrededor de 20 años, siente pasión por lo que hace. Cada cliente o vecino que entra a su comercio es atentamente asesorado, recomendado y atendido por de Diego, que no duda en perder su tiempo en asegurarse de que se llevan las mejores cañas, los cebos más adecuados, y los accesorios más útiles para disfrutar de la pesca de la mejor forma posible. Además, todo el que entra se lleva consigo consejos para realizar este deporte.
Este empresario abrió su tienda en la Ciudad del Compromiso en el año 2016 porque era un gran aficionado del mundo de la pesca, además de que quería invertir en el municipio y la zona en la que vive. Y todo ello, a pesar de conocer de sobra cómo está la situación en el sector de la pesca. «Es una pena cómo están las cosas, además de por el problema de la Ley actual de Pesca, creo que este territorio no está gestionando bien las cosas», opina Mikel de Diego. «La zona de Caspe podría enriquecerse muchísimo con esta actividad, que atrae a tantos turistas, sobre todo extranjeros pero también de localidades de todo el Bajo Aragón, sin embargo, nuestra ciudad vive de espaldas al río, algo que debería cambiar radicalmente».
Mikel es del municipio vasco de Irún, aunque se instaló en la comunidad aragonesa cuando era estudiante con el objetivo de sacarse el título de Ingeniería Técnica Agrícola en La Almunia de Doña Godina, sector al que se estuvo dedicando durante años hasta que conoció el mundo de la pesca. Caspe le acogió hace casi veinte años gracias a la que ahora es su esposa, quien le ayuda con la tienda en la actualidad.
Después de un año llevando este negocio, ha sido reconocido como el emprendedor que disfrutará de un stand totalmente gratuito en la feria ExpoCaspe. Allí mostrará parte de su stock, con algunos de los productos con los que cuenta en la tienda, tanto de pesca como de caza, y algunos nuevos que ha adquirido para la ocasión. «En el futuro me gustaría ampliar mi oferta de caza, que es mucho menor que la de pesca, porque creo que tiene mucho potencial», asevera el pescador. Se trata del primer negocio dedicado a la pesca que tendrá representación en esta muestra.
«Cuando me comunicaron la noticia fue todo una sorpresa», asegura Mikel. «Más que un emprendedor del año, creo que más bien soy un trabajador que ha querido buscarse la vida». Y así fue, en 2016 decidió arriesgarse y hacerse cargo de este negocio en un sector complicado pero que le encanta. Abrió la tienda Caspe Fishing Shop en una de las calles más transitadas de la localidad, la de Emilio Jover Aguilar.
«La ciudad necesitaba una tienda de pesca de alguien de aquí, que conociese el Mar de Aragón, la zona, y las especies que habitan en él», señala de Diego. Caspe cuenta con dos tiendas más, regentadas por personas italianas y checas. En realidad, muchos de los clientes de Mikel son de otros países, alrededor del 75%, sobre todo de Holanda, Inglaterra, Francia, Alemania, República Checa, Polonia… prácticamente países europeos. Por ello, Mikel cuenta con nociones de inglés y francés.
Su especie favorita para pescar es, sin duda alguna, el Black Bass. «Es el pez más complicado de pescar, el más escurridizo, y ahí está su magia», explica. De ahí que pertenezca a la Asociación Deportiva Caspe Bass, que cuenta actualmente con cientos de socios de dentro y fuera de España, y que organiza anualmente el Encuentro Internacional Caspe Bass, que ha celebrado este mes su vigesimoquinta edición. Este evento atrae a cientos de pescadores de todo el mundo, los cuales están varios días compitiendo por conseguir las mejores piezas de Black Bass en el Mar de Aragón. Todo ello para conseguir el premio de uno de los eventos más reconocidos del mundo de la pesca.
Este encuentro deportivo supone muchos beneficios económicos para el territorio, ya que estas personas llegan a pasar una semana alojados en las localidades más cercanas a esta zona, dejando más de 50.000 euros de inversión. Casi un centenar de barcos ocuparon a comienzos de este mes el paraje Mas de la Punta, en el término municipal de Caspe. Entre ellos, estuvo Mikel de Diego organizando y disfrutando de cada una de las jornadas. «Creo que se deberían apoyar y fomentar eventos de este tipo, que escasean enormemente en esta zona», afirma. «Con la materia prima que tenemos, con este paraje con el que contamos, y la inversión que deja, no entiendo por qué no apuestan más las administraciones por este tipo de encuentros deportivos».
Lo que está claro es que Mikel de Diego dedica su tiempo profesional y personal a la pesca. «Los pescadores deportivos concebimos la pesca como un deporte, cuando vencemos al pez, le mostamos respeto y lo devolvemos a su medio, así debe hacerse y así debería permitirse a día de hoy», asegura Mikel de Diego. «Hay que dejarlos en su medio, y ya disfrutaremos de otra pelea en otra ocasión, cuando será un poco más grande, y un poco más listo, para volver a ponernos a prueba. Eso es lo más grande de la pesca, y por esa clase de cosas me gusta tanto».
El problema de la pesca
Nadie desconoce a día de hoy que el sector de la pesca se encuentra sumido en un momento de incertidumbre y de pérdidas millonarias debido a la ley actual, que obliga a la pesca y muerte de especies invasoras. En la comarca del Bajo Aragón-Caspe ya se han empezado a notar las consecuencias de la situación: la mitad de los concursos y campeonatos de pesca han sido cancelados y participan menos pescadores por miedo a las sanciones, los negocios pierden el 50% de las ganancias, y en las riberas de ríos y embalses hay mucho menos movimiento turístico y deportivo que en años anteriores. Solamente en la comarca, se han cancelado la mitad de los concursos y competiciones deportivas.
El Plan General de Pesca de Aragón de 2017, adaptado a la actual Ley Nacional de Patrimonio Natural y Biodiversidad, obliga a la captura y muerte de las especies consideradas «invasoras o exóticas», entre ellas el lucio perca, el black bass, el siluro, la carpa, la trucha arcoiris, y otras muchas, muy comunes en zonas como el Mar de Aragón. En marzo de este año, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón suspendió cautelarmente esta legislación en la comunidad. Pero, pese a existir esta condición los pescadores no terminan de creerse que no les multarán si sueltan las especies al agua.
El sector esperaba una solución definitiva a finales del pasado mes de junio en el Congreso de los diputados. El PP presentó una proposición de ley para levantar la prohibición de pescar y asesinar estas especies. Pese a que varios partidos se comprometieran con el sector a sacarla adelante la propuesta, se echaron atrás. Fueron el PSOE, que votó en contra, y Ciudadanos, que optó por la abstención. Ahora, meses después, y con negocios cerrados, campeonatos cancelados, y mucho menos movimiento que hace un año, el sector se pregunta todavía cuál será finalmente el destino de la pesca, sin recibir ningún tipo de respuesta por parte de las instituciones.
Los peores parados han sido, sin duda, los propietarios de los negocios y comercios como el de Caspe Fishing Shop, que ven bajar las ventas y que se han visto obligados a cerrar en muchos de los casos. De Diego ha transmitido en multitud de ocasiones su opinión al respecto. «Nunca había visto unas cifras tan bajas, tenemos pérdidas de hasta el 50%, se está notando muchísimo que viene menos gente a pescar», denunciaba De Diego el pasado mes de junio, cuando el sector recibió la negativa por parte del Congreso de cambiar la Ley de Pesca.
«Nos dijeron que apostásemos por el territorio y por luchar contra la despoblación, y ahora nos hacen esto», criticó el pescador. Todos los comercios de la zona están directa o indirectamente relacionados con el sector: hoteles, restaurantes, supermercados, tiendas… son utilizados por los grupos de pescadores que se acercan a la zona, que pasan desde una semana a 15 días, y que pueden desembolsar en la zona alrededor de 1.500 euros por cabeza.