No puedo dejar pasar esta semana sin hablaros un poco, agudos lectores, del flamante Premio Nobel de Literatura de este año: el noruego JON FOSSE (1959); el cual estaba ya presente en las listas de posibles ganadores desde hace varios años. Su nombre, ya sé, es poco conocido en nuestro país, a pesar de que se han traducido sus dos mejores obras «Septología» (publicada aquí en cuatro tomos) y la novela «Trilogía». No es así en otros países, cuyo éxito es apabullante. En verdad, la obra de este novelista, poeta y dramaturgo ha sido traducida a más de cuarenta idiomas y sus piezas teatrales han sido representadas en unas mil producciones diferentes a lo largo del mundo. Todo ello puede que nos haga reflexionar que no estamos ante un escritor cualquiera, sino ante uno de los más importantes de nuestro tiempo.
Hace pocos días, la editorial Nórdica ha publicado en España su última novela: «MAÑANA Y TARDE», una obra verdaderamente apasionante y una meditación hipnótica sobre la vida y la muerte.
Creo, pues, que puede ser su lectura la mejor forma de acercarnos a la sugerente prosa de este autor.
La novela puede resumirse así: nace un niño que se llamará Johannes; muere un anciano llamado Johannes; y entre estos dos puntos, FOSSE nos descubre los detalles de toda una vida, condensados con gran belleza y nitidez.
Comienza con los pensamientos del padre de Johannes cuando su esposa se pone de parto; termina, en una segunda parte, con los pensamientos de Johannes, ya anciano, en el último día de su vida. Y este es el juego que nos propone FOSSE en su novela: presentarnos el primer día de una persona en la Tierra y a continuación, el último. Entre medio, una vida que parece igual a la de otras, pero que es diferente… «MAÑANA Y TARDE» es simplemente eso: una obra sobre el hermoso sueño de nuestras vidas. Los momentos a lo largo de la narración son sencillos y cotidianos, pero la prosa rítmica y preciosista de FOSSE guía hábilmente a los lectores a través del pasado y el presente.
Es esa prosa la que ha sido comparada con Thomas Bernhard o con Beckett o con Ibsen, sobretodo por la austeridad con que éstos trataban las emociones más esenciales o en la recreación en la musicalidad de las repeticiones, pero FOSSE va un poco más allá, porque su voz tiene «una feroz simplicidad poética».
Puede ser que en esta ocasión, como en muchas otras, el jurado del Nobel haya acertado, descubriéndonos a un formidable escritor.