El médico maellano ha sido el único español elegido entre profesionales sanitarios de todo el planeta por su dedicación a la medicina en el medio rural y su actual cooperación con países del tercer mundo
La Organización Mundial de Médicos de Familia (Wonca) ha elaborado una lista con veintiún «héroes y heroínas rurales» y en ella figura el nombre de Manuel Millán como único español. Este médico maellano ha dado la vuelta al mundo por su entrega como facultativo en pequeñas localidades de Guadalajara y su implicación en campañas solidarias y cooperación en países como Camerún o Brasil.
Ha sido elegido de entre profesionales de todo el planeta, ¿qué ha supuesto para usted este título de «héroe rural»?
Es algo agradable, pero más que para mí es un reconocimiento a la medicina rural. Una medicina sencilla en la que estamos envueltos los médicos que la ejercemos, que parece que estamos ahí, en la trastienda, y que somos un grupo bastante querido por la población y con un entusiasmo especial, y eso está bien que lo reconozcan.
Creció en Maella y, desde entonces, no ha parado de ver mundo, ¿cómo ha sido ese viaje hasta el día de hoy?
Sí, estuve viviendo en Maella hasta los 16 años, cuando me fui a Zaragoza a estudiar. Tengo unos recuerdos especiales de esa época. Siempre que puedo volver, lo hago, a ver a familiares y amigos. Ahora que estoy jubilado no pasa un mes sin que me dé una vuelta por la Val de las Heras, que es mi vicio. Entre los montes y la zona tan bonita de frutales soy feliz.
¿Siempre quiso ser médico, y más concretamente, rural?
Me fui a Zaragoza a buscar una motivación y, mientras me dedicaba a la música (mi otra pasión), llegó la medicina. La elegí porque me pareció una carrera bonita, en la que podía ayudar a los demás, y al ser larga, podría seguir disfrutando unos años más de la vida universitaria y de la música. La especialización en las zonas rurales llegó después. Siempre lo vi como mi medio, como el lugar donde debía ejercer como médico. Después de 36 años de ejercicio en la provincia de Guadalajara, lo he podido confirmar.
¿Por qué cuesta encontrar médicos rurales?
Lo de ejercer medicina de familia en el medio rural no parece algo muy atractivo para los jóvenes que se están formando. Para mí ha sido una forma de ser feliz dentro de mi profesión. Es una manera de trabajar, ni mejor ni peor, pero la persona que lo haga tiene que tener claro que le tiene que gustar tratar con el paciente. La gente suele decir como pega que se está lejos del Hospital. No tiene por qué ser eso un problema, a veces esto te permite realizar una serie de intervenciones que, de alguna manera, cuando estás cerca del Hospital no puedes porque el paciente tiende a irse a él. La proximidad, la cercanía con el paciente es mucho mayor que en cualquier otro sitio, al final son como parte de la familia, sin llegar al paternalismo, claro. Y eso es muy satisfactorio.
¿Cree que la medicina rural está lo suficientemente reconocida por la sociedad?
Creo que está reconocido por la población, pero muy poco por la administración. Se están volcando mucho en los Hospitales y muy poco en la atención primaria, y más en los pueblos. Y eso es un error. Con esto lo único que se consigue es incentivar el problema de la despoblación, cuando se debería ayudar a esas personas que eligen vivir en el medio rural.
Últimamente está involucrado en cooperación en países africanos.
Sí, estoy viajando bastante a países como Camerún. Para mí es muy interesante ver una sociedad tan distinta: observar su sociedad, su sistema sanitario. Me ha hecho reflexionar mucho. Allí la situación es dramática. Ver un niño de siete años con una enfermedad que aquí sabemos que tendría un 99% de posibilidades de salvarse, y allí el 100% de morir, y no poder hacer nada, es complicado. Ahora estoy intentando cooperar y estoy comenzando mis propios proyectos.