El piloto inauguró la primera curva de un circuito que lleva su nombre, en la que se ha colocado una escultura en su honor, creada por el alcañizano Abril
Y a lo dijo este jueves en la inauguración de la primera curva de un circuito que lleva su nombre y una escultura en su honor, la número 10 de Motorland, justo después del mítico sacacorchos. Hoy viernes cuando la tome por primera vez en el entrenamiento matinal mirará de reojo la escultura para ver «cómo se ve desde la pista» aunque en las siguientes ya estará «enchufado» al máximo, según contó ayer entre risas. Lo hizo con su simpatía natural durante el bautizo de la curva en su honor acompañado de su familia, equipo y de su club de fans.
Márquez se ha involucrado en todo el proceso. Tenía claro que iba a escoger una curva de izquierdas, las que mejor se le dan, por lo que quedaba descartada la situada delante de la grada en la que se ubican su club de fans. «Es de las que cuando llegas a la mitad la cabeza te pide cortar gas pero el corazón te dice que hay que abrir porque giras mucho mejor, vas derrapando de izquierdas», explicó el de Cervera. También dijo que no a la del muro de piedra, la «imagen» de Motorland. «No te puedes guiar por la foto sino por el corazón y esta es en la que pienso cuando ruedo en Aragón. Es una de las curvas ciegas mas difíciles del circuito», precisó.
El joven campeón y su equipo dieron el visto bueno personalmente a las propuestas que les presentó el creador de la escultura, el artista alcañizano José Miguel Abril. «Entre todos fusionamos ideas y dimos lugar a la obra», comentó Abril. La escultura, con su número, el 93; su logotipo, la hormiga; y las líneas de su velocidad mide cuatro metros y pesa seis toneladas. Está construida inclinada en piedra.
