«Gastromentiras» se ha presentado en Caspe en un acto coordinado por el Centro de Estudios Culturales del Bajo Aragón-Caspe
El escritor e intelectual caspolino Miguel Caballú presentó el pasado viernes en su pueblo natal su nuevo libro «Gastromentiras», que promete adentrar al lector en el mundo de la cocina contando con el humor como plato principal. Con esta obra, ligera a la par que entretenida, Caballú se aparta del academicismo para mostrar el peso que la gastronomía tiene en el lenguaje habitual y en la cultura, de forma amena y jocosa.
¿Qué pretende con este libro tan particular?
Siempre he sentido fascinación por el mundo de la cocina y la gastronomía, y con este libro trato de demostrar que hablamos continuamente con frases en las que incluímos de alguna manera un plato, una forma de cocinar, un ingrediente… Tenemos una forma de hablar muy curiosa que incluso puede confundir a alguien extranjero que no domine nuestro idioma, de ahí la parte más entretenida. Por ejemplo, si yo digo que «corto el bacalao», una persona de otro país me preguntará «¿y dónde está el bacalao?»; o cuando comento «aquí hay mucho tomate», me contesta: «pues yo no veo tomate por ningún sitio»… y así surgen muchas confusiones y situaciones muy divertidas. En realidad todas estas frases y palabras nunca dicen lo que en realidad significan, sino otra cosa.
¿Esta idea se le ocurrió o apareció por casualidad?
La verdad es que siempre he sido muy curioso, tanto por mi lado de periodista como por ser aficionado a la gastronomía. Un día dándole vueltas, pensé que este tema daba mucho de sí, y comencé con las servilletas (que por cierto también son algo relacionado con el mundo culinario).
¿Cómo ha podido recopilar las 800 frases que aparecen en el libro?
Todo esto es resultado de mi «Operación Servilleta», es decir, he ido apuntando cada una de las frases y dichos que he escuchado a personas conocidas y desconocidas, y después de mucho tiempo, he conseguido lo que podéis ver a día de hoy. Ya os adelanto que este es un mundo interminable. Tengo material para un segundo libro si quisiera.
Esta obra es curiosa incluso en la forma de estructurarla, como si fuese un menú.
Sí. El libro tiene un diseño desenfadado, y estructura sus contenidos siguiendo el formato de un menú: «Picoteo, justificación literaria»; «Entremeses, para hacer boca»; «Primer Plato principal»; «Segundo Plato»; «Plato Remate» y «Sobremesa». Cada uno de los capítulos tiene su propio sentido y la idea es que genere debate y tertulia. Incluso me gustaría que si uno se da cuenta de que una palabra, frase o dicho no aparece, me lo cuente para guardármela en mi colección personal.
¿A quién va dirigida?
A todo aquel que quiere divertirse y leer algo entretenido y ameno. Lo único que busco con «Gastromentiras» es que el lector lo pase bien, igual que lo he hecho yo escribiéndolo e investigando, y se dé cuenta de la gran riqueza linguística con la que contamos, especialmente si hablamos del mundo gastronómico.