Hasta ocho partidos podrían obtener representación tras las elecciones del día 26. Andorra ejemplifica la situación con nueve partidos para sus 7.500 habitantes
La irrupción de nuevos partidos, la fragmentación del arco político y la más que probable necesidad de pactos para gobernar están en boca de todos tras las elecciones generales del 28 de abril. Sin duda, Andorra es el máximo exponente de esta situación en clave municipal con nada menos que nueve candidaturas distintas que aglutinan a un total de 117 personas, lo nunca visto para un municipio de poco más de 7.500 habitantes. La Villa Minera ejemplifica a la perfección el amplio abanico de opciones del que disponen los ciudadanos, más indecisos que nunca ante la aglomeración de partidos y el solapamiento de las elecciones. Y, por supuesto, los grupos tendrán que ceder y llegar a acuerdos para que la situación llegue a buen puerto.
En el caso particular de Andorra destaca Elijo Andorra, fuerza de nueva creación comandada por Antonio Donoso tras su polémica salida del PSOE que incluso llevó a crear una junta gestora; al frente del PSOE está el recientemente elegido senador Antonio Amador; Juan Ciércoles es el alcaldable del PAR; Marco Negredo el número uno de CHA; Silvia Quílez es la elegida por el PP; la histórica sindicalista de CCOO y Mujer del Carbón María Ángeles Manzano lidera Podemos-Equo; los hermanos Raúl y Luis Ángel Romero van como número 1 y 4 de Izquierda Unida; Damián Martínez comanda Asamblea Abierta de Andorra; y Andrés González es la cara visible en la primera participación de Ciudadanos.
La incierta situación de Andorra requiere de unión y convicción por encima de todo. Los andorranos han demostrado en repetidas ocasiones que querer es poder, lanzándose a las calles para reivindicar lo que consideran suyo. Pase lo que pase el día 26 es el momento de ir todos a una y no de que cada cual se cierre a sus ideas. ¿Serán capaces los actores políticos de asumir el reto?
¿Segunda vuelta de las generales?
Muchos plantean las elecciones municipales y autonómicas como un «partido de vuelta», usando el símil futbolístico, de las generales del 28 de abril. Ese día la gran noticia estuvo en el sorpaso de Ciudadanos al Partido Popular en zonas como la propia Andorra, Alcañiz o Caspe. También fue notable la irrupción de Vox, que alcanzó porcentajes de relativa entidad en su primera participación, incluso superando a Unidas Podemos.
Sin embargo, el paso por las urnas del 26 de mayo poco o nada tendrá que ver con los comicios generales. A PP, PSOE, C»s, Unidas Podemos y Vox se sumarán ahora otras fuerzas como CHA, el PAR e IU. Partiendo de la base de que en los pueblos lo habitual es votar a la persona y no al partido, hay que tener en cuenta que muchos votos pueden trasvasarse, e incluso cambiar de partido entre la elección municipal y autonómica.
Uno de los cambios más drásticos podría tener como protagonistas a Vox y PP, en tanto en cuanto la primera formación no se presenta a las municipales y muchas de sus papeletas podrían ir a parar a los populares.
Algo parecido le podría ocurrir al PSOE y Unidas Podemos (que el 26 de mayo concurre como Podemos-Equo). La izquierda se fragmenta y está por ver qué resultado obtiene. PSOE, Podemos-Equo, CHA e Izquierda Unida pugnan por un voto que presumiblemente se dividirá, haciendo ganar fuerza indirectamente a la derecha.
El pueblo es soberano y decidirá, pero parece evidente que la diversidad política desembocará en pactos.