Las razas autóctonas de Teruel- ojinegra, cartera y maellana-, cuentan con la variante genética asociada al incremento de la plorificidad (número de corderos nacidos por parto). Son los resultados del proyecto TerGenOvi desarrollado por un equipo formado por investigadores del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y Desarrollo (ARAID), y el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria (INIA), en colaboración con varias asociaciones ganaderas del territorio, entre las que también se encuentra la Asociación de Ganaderos de Raza Ojinegra (AGROJI), muy característica de la zona del Maestrazgo.
Esta variante génica se ha encontrado en una frecuencia alrededor del 1% de los animales estudiados en las tres razas. El proyecto tiene como objetivo establecer actuaciones en el ámbito de la mejora genética ovina que permitan aumentar la eficacia productiva de las explotaciones de razas autóctonas para conseguir su sostenibilidad económica, ambiental y social. En este sentido, la variante descubierta podrá utilizarse para seleccionar como reproductores a animales portadores de la misma, o bien eliminarla de la explotación, según las necesidades de cada ganadería. «Mandamos muestras de nuestros animales que utilizamos también en otros proyectos como los estudios de paternidades, para la búsqueda de nuevos genes que permitan que nuestras ovejas sean más productivas. La siguiente fase sería intentar dejar animales con ese gen, marcar los positivos e intentar dejar descendencia de ellos », explica Fidel Falo, secretario general de la Asociación de Ganaderos de Raza Ojinegra.
Este trabajo se enmarca dentro del proyecto vinculado al Centro de Innovación en Bioeconomía Rural (CIBR) de Teruel y cuenta con la financiación del Fondo de Inversiones de Teruel. Las muestras analizadas responden únicamente a una parte de las ganaderías que integran la asociación, y han sido escogidas de forma aleatoria. «Se ha demostrado que existe la variante genética. Ahora tenemos que sentarnos y discutir a ver qué quieren hacer los ganaderos y si de verdad se puede llegar en un futuro a una aplicación práctica de la investigación», puntualiza Falo.
En principio las ovejas de raza ojinegra realizan entre 3 y 5 pariciones. Las ganaderías aprovechan al máximo el medio ambiente para la crianza, principalmente el pasto durante la mayor parte del año. Las ganaderías del territorio realizan poca trashumancia ya que habitualmente se aprovechan los recursos del propio pueblo o de municipios cercanos.
Las granjas del territorio cuentan con ganaderías de volumen considerable para poder alcanzar una cierta rentabilidad. El volumen medio oscila entre los 400 y 500 animales aunque hay granjas de hasta 1.200 ovejas. «Ha cambiado el sistema de manejo y nos hemos ido adaptando. Intentamos aumentar el volumen de la ganadería para poder contratar a un pastor, hay que ir dimensionando para poder ser competitivo».
«Sector complicado»
La Raza Ojinegra presente principalmente en las ganaderías del Maestrazgo, Cuencas Mineras o Bajo Aragón se encuentra en una línea descendente de ganaderos y de censos, aunque está en una mejor situación respecto a las razas Cartera y Maellana que se consideran en peligro de extinción. La Asociación de Raza Ojinegra integra a unos 40 ganaderos y representa a uno de los sectores «más complicados» de la ganadería extensiva en cuanto a su viabilidad económica. El producto se vende «cada vez menos» a nivel nacional, tal como destacan desde la Asociación. Además, la pandemia ha agravado la situación del sector que tiene que lidiar con los bajos precios. «Cada vez los costes son mayores y el bajón de precios que hemos experimentado por la pandemia ha sido impresionante». Este año los precios se han ido recuperando sobre todo gracias a las exportaciones y se espera que el consumo interno se restablezca con el óptimo funcionamiento de la hostelería y la restauración.
Son muchos los factores que juegan en contra del sector del ovino, partiendo de la avanzada edad de los ganaderos, la forma de vida de la ganadería extensiva – que muchas veces resulta un proyecto de vida complicado para las nuevas generaciones-, o la incertidumbre del sector con respecto a la Política Agraria Común (PAC). «No sabemos muy bien hacia dónde nos dirigimos. Estamos en un momento de aguantar. Tenemos presupuestos paralizados, el volumen de ventas es muy pequeño ya que se consume poco cordero . Nos está salvando la exportación hacia otros mercados», explica el secretario general de AGROJI. Las exportaciones de ovino se hacen predominantemente a Francia e Italia y también a los países del Norte de África y de la zona del Golfo.
La futura orientación de la PAC hacia el año 2023 será determinante para el sector ya que de ella depende la ayuda social directa para las ganaderías. De momento los ganaderos mantienen las mismas ayudas desde el año 2015 y tienen la vista puesta en los nuevos reglamentos comunitarios para ver «si de verdad» habrá un apoyo en consecuencia con la situación del sector. Desde el sector esperan que se valore la labor que las ganaderías extensivas de ovino realizan en el territorio y lamentan que de momento las perspectivas se limiten tan solo a «mantenerse», cuando uno de los objetivos es seguir mejorando la viabilidad de una de las actividades ganaderas más emblemáticas del territorio.
Bonita foto que representa la situacion actual
Tu dales de comer y verás si se reproducen!!!