Aisha, Farax, Muça, Zafán, Paquita y Pepe serán los encargados de dar la bienvenida a las fiestas
No todos los actos nacieron siendo costumbres, el esfuerzo de mucha gente a lo largo de los años conlleva que una actividad sea recompensada con el título de tradición. Es el caso de La Puebla de Híjar, donde sus gigantes cumplen el quinto aniversario de su nacimiento, siendo conscientes que desde su inicio se han ganado un hueco en el corazón de los poblanos sin necesidad de décadas de vivencia.
Los gigantes representados en un principio fueron Aisha, la gigante morisca lavandera, y Farax, también de origen morisco como el antepasado de La Puebla, donde la población se vio limitada a dos o tres familias tras su expulsión del país en el siglo XVII. Los cabezudos no se imaginaron hace un lustro que sus nuevos compañeros de comparsa llegarían para quedarse. También, nuevas figuras se han incorporado al elenco de los últimos años: los gigantillos Muça y Zafán, para invitar a los más pequeños a ser partícipes de esta nueva actividad, y los internacionales, la gigantona Paquita y su Enano Pepe Cabezón. La última pareja fue fabricada en Nicaragua y representan a una bella mujer española y a su enamorado nicaragüense, ofreciendo a la localidad un contraste de culturas que desea simbolizar el respeto que debe seguirse a pesar de las diferencias que puedan darse entre ellos. Todos ellos acompañados de los músicos que amenizan la velada y los vecinos que participan en la comparsa hacen que esta nueva tradición haya pasado el umbral de la novedad y sea referente en su campo, representando a la localidad del Bajo Martín en las diferentes concentraciones y llegando a ser sede en 2015 en el XV Encuentro de Gigantes de Aragón, cuando contaban con ellos tan solo desde hacía dos años.
Es innegable que la caracterización de los personajes fue clave para dejar el sello personal poblano en ellos y que representen el legado cultural que está presente en el municipio. Con Aisha y Farax los poblanos desean expresar la admiración por la multiculturalidad y el rechazo hacia esta pasada exclusión. A su vez, la pareja interracial de Paquita y Pepe Cabezón también desea simbolizar la migración de aquellas personas que van al extranjero en busca de trabajo y de una vida mejor, un tema que ellos consideran de inmediata actualidad.
Los gigantes esperan simbolizar una mirada al pasado para recordar su historia, los gigantillos reflejar una mirada al futuro pensando en las nuevas generaciones y los internacionales desean simbolizar a toda la gente venida de otros países.
Los poblanos también pueden conocer más sobre su historia pasada en lugares por los que pasan habitualmente, el casco antiguo de la localidad es morisco y en algunas casas de la zona todavía se conservan ventanales de aquella época. También las acequias o el lavadero contribuyen a que no se olvide el patrimonio cultural que respiran.
Alrededor de 50 personas entre dulzaineros, porteadores o pintores contribuyen a lo largo de los años para que los gigantes puedan realizar su baile y deleitar a los vecinos, que ya no se podrían imaginar unas fiestas sin su presencia. Desde el año de su estreno, las figuras están presentes en las portadas de los programas de fiestas y los más pequeños no dudan en incluirlos en sus dibujos. Por su parte, además de la generosidad de todos los que colaboraron para que la idea de que unos gigantes poblanos fueran posibles, Interpeñas realizó un bingo cuya recaudación fue destinada a sufragar los gastos que se generaron con su construcción.
No solo la caracterización, escogida para no representar a los típicos reyes y que los poblanos sean «especiales», es el aspecto único para el éxito conseguido. Los porteadores son los encargados de guiar a los gigantes en el baile oficial de la soñadora de la teja. Estas personas suelen ser siempre las mismas, ya que son las que están acostumbradas a su peso y, por qué no decirlo, se sienten orgullosas de decir que son los porteadores de Aisha o Farax. A Paquita suelen portearla las mujeres y a los gigantillos, los niños. Tampoco es un círculo cerrado, nuevas incorporaciones se han atrevido también a ser los porteadores de los famosos gigantes de La Puebla de Híjar.
Al fin y al cabo, cinco años dan para mucho y los gigantes ya son insustituibles para la localidad. Hacerles pregoneros no es más que una pequeña recompensa a toda la unión que han conseguido.