Una iniciativa recoge firmas para pedir la conservación del puente de Castellote que las obras del pantano han sacado a la luz
Fue en 1970 cuando la última familia abandonó Santolea. Antes de eso se expropiaron todas las zonas aledañas para poder llevar a cabo el embalse que todavía persiste y que ahora va a aumentar su capacidad. Precisamente las obras que obligaron a vaciarlo fueron las que han sacado a la luz algunas estructuras utilizadas por los entonces vecinos que quedaron en pie cuando llegó el agua para cubrirlo todo. Es el caso del puente de Santolea y el de Castellote. Hace ahora diez años el primero fue derruido. Al segundo parecía esperarle un final similar, pues los planes de obras recogían su derribo, no obstante su futuro es por el momento incierto.
El vaciado del pantano ha llamado la atención de muchos curiosos que han reparado en el llamado puente de Castellote. Esta infraestructura, a pesar de haber estado cerca de 90 años sumergida, se conserva sorprendentemente bien, tanto que parece que el tiempo no hubiera pasado por él. Es por eso que ahora una iniciativa ciudadana está llevando a cabo una recogida de firmas para reivindicar su conservación. Son más de 700 las personas que han apoyado la iniciativa a través de Change.org, y el número de rubricas no deja de crecer. En el escrito consideran que «derruirlo sería un atentado contra el patrimonio y una falta de respeto más a los habitantes del territorio». Es por ello que, piden «que este puente se desmonte piedra a piedra y se monte en el sitio donde estaba el pueblo de Santolea u otro lugar del entorno».
Adolfo Giner, vecino de Castellote, es una de las personas que han promovido esta recogida de firmas. «Voy a cumplir 63 años y nunca lo había visto. Es un elemento que habría que estudiar y tratar de conservar», explica. Este escrito está dirigido al Ayuntamiento de Castellote, a la Diputación de Teruel y al Gobierno de Aragón. Precisamente desde el Departamento de Patrimonio de la DGA aseguran que desde el inicio de las obras se está llevando a cabo un control y seguimiento arqueológico y que el puente «será estudiado».
Al contrario que Giner, sí hay algunos lugareños que habían visto el puente antes. La construcción del pantano de Santolea comenzó sobre 1925 pero no fue hasta 1930 cuando se empezó a llenar. Entonces el agua cubrió este elemento de piedra sillar conformado por un único arco. De cerca de diez metros de largo por diez de alto, estrecho, se encontraba a la orilla del camino que unía Santolea con Castellote y que comunicaba a su vez esta última localidad con otras como Las Planas de Castellote, Bordón, Tronchón o Mirambel.
Miguel Perdiguer nació en Santolea hace cien años y aunque actualmente vive en Alcañiz se siente irremediablemente vinculado a la zona. Su curiosidad lo llevó hace algunas semanas hasta ese lugar para reencontrarse con el puente. Sus entonces diez años coincidieron con la construcción del embalse. Uno de los ingenieros que trabajaban en la zona se alojaba en su casa. «Él era de Zaragoza e iba los fines de semana allí. En una ocasión nos dijo ‘volveré el lunes’ y lo fuimos a esperar para que nos montara en su auto porque entonces no abundaban y ese día recuerdo ver el puente», explica con cariño. Respecto a la idea de conservarlo, Perdiguer asegura que merece la pena porque es una «joya histórica». «Si por mi fuera y valiera poco dinero, encantado, eso tiene un valor histórico y de recuerdo…», comenta.
Volver a la zona fue para él echar la vista atrás y ya está pensando en regresar pronto. Y es que aunque en 1930 el agua lo cubriera todo aún quedan historias, recuerdos, sentimientos, que no se ahogan y que de vez en cuando salen a la superficie para hablarnos del pasado.
Hay que procurar conservar el patrimonio histórico y cultural de cada rincón de nuestros pueblos