Siete pueblos viven multitudinarios actos de Romper la Hora al unísono a las 00.00
Sigue vibrando el suelo. Desde esta medianoche, cuando miles de tambores y bombos vivían su Romper la Hora al unísono, la tierra del Bajo Aragón no ha parado de temblar. En siete plazas de la Ruta del Tambor separadas por apenas unas decenas de kilómetros miles de personas hacían lo mismo a la vez. Agitar sus mazas y sus palillos para cumplir con el ritual que llevaban más de un año esperando.
Hicieron mucho más que eso. Pese a la lluvia intermitente que comenzaba en todos los pueblos en torno a las 00.00, se rompía la Hora. Cumplieron con una tradición cuyos orígenes se pierden en el tiempo y que en noviembre fue incluida en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. Un sello que pende impreso en carteles en las plazas de los nueve pueblos de la Ruta y que ahora hay que cuidar y preservar haciendo lo que esta media noche se ha hecho: tocar el tambor.
Albalate del Arzobispo, Andorra, Alcorisa, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de Gaén llenaban a las 00.00 sus plazas para el Romper la Hora. Distintos escenarios con el mismo ambiente: los nervios de la media hora anterior a la medianoche, el cosquilleo que se intensifica según avanzan las agujas del reloj, tomar posición en la plaza y echar un ojo alrededor en busca de familiares y amigos. Sin hablar, ya lo hace el corazón a través de las manos directas a los parches de tambores y bombos. ¿El medio? Los palillos y las mazas. Algunos bombos se retiraron a causa de la lluvia, pero los más valientes, aguantaron. En pueblos como Andorra, donde más llovió, se rompieron pieles, incluida la del presidente de la cofradía del Cristo de los Tambores, que por cierto no salió en la procesión siguiente de las Antorchas por el agua.
Hijar rompió la Hora pese a la lluvia. Los tamborileros se dispersaron pero volvieron cuando amainó.
Híjar rompe la Hora
La señal en Híjar se dio desde el centro de la plaza de la Villa. Lo hizo el alcalde cuando la marea le abrió pasillo para llegar a la farola. Aguantó la tensión un momento y al fin levantó el brazo a lo alto para agitar el bastón de mando. La plaza se vino abajo en un año en el que se conmemoran el quinto centenario de su Semana Santa. En esta ocasión, el Ayuntamiento utilizó un novedoso sistema de iluminación coincidiendo con el V Centenario. Poco antes de las doce se hizo la oscuridad y tras el gran estruendo la luz iluminó la plaza porticada aportando, si cabe, mayor belleza a la plaza hijarana.
Finalmente la procesión de los Despertadores pudo salir pese a la amenaza de lluvia. Todo ello después de que los hijaranos tomasen la plaza de la Villa y plantasen cara a la lluvia, que comenzó a caer con fuerza pocos minutos después del momento de romper la Hora.
La Puebla de Híjar, de calle

A la misma hora, a cinco kilómetros, en La Puebla de Híjar, el protagonismo fue para el Tambor de Honor, premiado esa misma tarde, que ocupó un lugar destacado en el centro de una plaza con decenas de personas vestidas de calle. La Puebla mantiene sus señas de identidad aunque desde este Viernes Santo es del color negro de las túnicas que ya es obligatorio vestir. El bailarín Miguel Ángel Berna, que recibía los Palillos del Cese del Toque de 2018 el Jueves Santo por la tarde, llevó el bombo para romper y José Manuel Sierra, el Tambor de Honor recibido en el mismo acto.
La lluvia llegó a las 0.05 pero a pesar de ello lo más valientes continuaron tocando sin parar. La plaza contó de nuevo con un ambiente familiar y cercano en el que todos los poblanos, familiares y amigos, rompieron la hora al unísono con un ritmo homogéneo y vibrante.

Alabarderos en Samper
Al tiempo que se abrió pasillo en Híjar, a seis kilómetros se abría otro. En Samper de Calanda, los tambores y bombos dejaron paso a los alabarderos ya que sin ellos no se rompe la Hora. Unos aguantaron abajo en formación y en silencio hasta que otros dieron la señal al toque de cornetas. La lluvia comenzó a hacer acto de presencia apenas cinco minutos antes de las 00.00, pero en el momento exacto dejó de llover para que se pudiera romper la Hora con el máximo esplendor. Eso sí, tardó poco en volver. Apenas diez minutos más tarde arreció e incluso algunos bombos, los menos, abandonaron la plaza para ponerse a resguardo. A las 00.30 llegó el turno de la procesión hasta la ermita, en la que participaron todos los tambores y bombos del pueblo para llevar a cabo la tradicional Bajada de Imágenes.

Urrea al toque de campana
De riguroso negro, al sonido de una campana, arrancaron tambores y bombos sus redobles en la plaza de la iglesia de Urrea de Gaén. La lluvia no lo puso sencillo pero sobre todo, por la incertidumbre. A diez minutos de empezar, despejado. Dos minutos más tarde, comenzó a llover no en cantidad pero sí con contundencia. Tambores y bombos, sobre todo estos últimos, se cobijaron en el porche de la residencia. A un minuto de que el reloj marcara las doce, paró en seco de llover y todos de nuevo a la plaza. A la Hora en punto la campana marcó con su tintineo que había llegado el momento… Y llegó. Poca tregua dio la lluvia que volvió a escena y con fuerza. De nuevo a los porches, pero no todos, algunos aguantaron el tipo en la plaza. Al final, pudo más el agua y las cuadrillas se dispersaron, sin dejar de tocar, pero ya por las calles y a resguardo.

Pañuelo blanco en Albalate del Arzobispo
Avanzando un poco más hacia la Sierra de Arcos, pero todavía en el Bajo Martín, la vibración comenzó cuando el alcalde de Albalate del Arzobispo dio la señal desde el balcón al dejar caer el pañuelo blanco que todo albalatino lleva al cuello. Hasta el momento era costumbre que una persona reconocida en el ámbito de la Semana Santa fuera quien, al dejar caer la tela, hiciera que los albalatinos tocaran al unísono. No obstante, José Miguel Meléndez, el pregonero de este año, no pudo estar presente, por lo que lo hizo Antonio del Río, siendo además su última vez, puesto que se retira de la política. La lluvia fue una constante toda la noche y a las 00.00 estuvo muy presente en la plaza de la Iglesia, pero no impidió que tambores y bombos sonaran con más fuerza si cabe. En torno a las 00.30 el agua dio un respiro y los albalatinos acudieron como es tradición procesionando hasta el Monumento al Tambor y el Bombo para tocar unidos. Tras eso, la lluvia se intensificó y los vecinos se dispersaron por las calles aunque, eso sí, sin dejar que el silencio se apoderara del pueblo en toda la noche.

El Regallo rompe la Hora en Andorra
Ahora sí, en la Sierra de Arcos, en Andorra, también vibró el suelo y lo hizo con un emocionante Romper la Hora en la plaza del Regallo. Es uno de los pueblos de la Ruta con más habitantes y los andorranos se hicieron notar, llenando tanto la plaza como calles anexas. José Luis Iranzo estuvo muy presente, con un dibujo de su rostro y el hashtag #SiempreIranzo en muchos de los tambores y bombos. Al toque de corneta, todos golpearon sus instrumentos con la pasión que caracteriza a la Villa Minera.

Alcorisa, de morado en Los Arcos
El sonido llegó hasta el Bajo Aragón con Alcorisa como único representante en este momento de medianoche de los tres que hay en la Ruta. Los tamborileros se fueron concentrando en la plaza de los Arcos conforme se acercaba la medianoche y el cielo amenazaba tormenta. Caían las primeras gotas y comenzaron a aparecer los paraguas entre los presentes en la plaza. Algunos tiraron de ingenio y utilizaron plásticos para cubrir sus tambores y bombos de la lluvia. La alcaldesa, Julia Vicente, salió al balcón del Ayuntamiento cuando faltaban cinco minutos para que el reloj marcara las 00.00. Entonces, el murmullo dio paso a un silencio sepulcral que fue roto a las 23.59 por el sonido de la corneta. La alcaldesa subió la vara y justo en la medianoche, bajó su brazo dando lugar a un estruendo que se adueñó de todo Alcorisa y parte del Bajo Aragón.
La lluvia, aunque sin ser excesivamente molesta, acompañó a los tamborileros durante los primeros minutos del Viernes Santo. Las mazas y los palillos de los presentes se movían al ritmo del toque y juntos crearon un ambiente único donde la emoción, pasión y alegría se convirtieron en un cóctel perfecto que pasa por Alcorisa una vez al año. El estruendo consiguió ganar la batalla al cielo y la lluvia dejó paso a los tamborileros, que durante una hora siguieron firmes en la plaza de los Arcos armados con sus tambores y bombos. El toque fue variando con el paso de los minutos, ritmos y sonidos que cambiaban conforme uno se movía la plaza. Diferentes sonidos pero mismo sentimiento, Romper la Hora acompañado de amigos y familiares.