Por primera vez en la historia de Alcañiz cinco mujeres forman parte de la junta de los quintos de Pueyos. Se trata de Loli Zaurín, Marisa Molinos, Teresa Sabater, Asun Martínez y Lourdes Montblanc. Anteriormente solo los hombres que se jubilaban organizaban y eran miembros de la junta. Las mujeres tenían el papel de acompañante de sus maridos -no en el año de su quinta- totalmente secundario.
Las cinco pioneras esperan que la incursión de mujeres se prolongue a lo largo de los años y el año que viene y en sucesivos haya una mayor participación femenina. «Cada vez las mujeres participamos más activamente en todos los aspectos de la vida», recalca Teresa.
Todas las quintas se conocen desde pequeñas y tenían claro que cuando les tocara por edad querían formar parte de una tradición tan arraigada en la ciudad como la de Pueyos. Cuando fueron a la primera reunión se dieron cuenta de que no se había formado aún la junta por lo que enseguida decidieron formar parte del equipo. En poco tiempo empezaron con las labores y la organización para que en el día grande de Alcañiz, el viernes 9, estuviera todo listo para honrar a la patrona.
Loli, Marisa, Teresa, Asun y Lourdes han estado colaborando desde el primer momento. Al principio realizando reuniones para poder organizar todo el trabajo y después ultimando todos los detalles para el día de la Virgen de los Pueyos. Por su parte, sus compañeros quintos también han ayudado con el mantenimiento de la ermita para que esté en perfecto estado durante todo el año. Es tradición que todas las quintas dejen su impronta en un nuevo proyecto además de encargarse de labores del día a día como la jardinería o la limpieza. El proyecto de este año es mejorar y rehabilitar la bodega del santuario. Además, les encantaría construir un banco al igual que todos sus antecesores.
Los quintos de Pueyos son los alcañizanos que cumplen 65 años, aunque con la pandemia se ha retrasado hasta los 66. Son las personas nacidas en el 56 las encargadas del mantenimiento de la ermita y de otros proyectos que tienen en mente. Aún no han comenzado a rehabilitar la bodega ya que hasta ahora en su mente solo estaba presente el día grande: el de la Virgen de los Pueyos.
Jornadas de trabajo y también de convivencia
Para que todo estuviera listo los quintos llevan desde mayo encontrándose cada martes. Este año son 34 quintos y unos 20 se han reunido en la explanada frente a la ermita de los Pueyos una mañana de unas semanas antes del inicio de las fiestas. En cada encuentro les espera una mañana llena de trabajo pero también de un muy buen almuerzo preparado por el encargado de la cocina. Falta poco para el gran día y poco a poco la mañana va avanzando y el sonido de las risas es el protagonista, cada uno de ellos tiene un papel definido para que a las 10.00 esté todo acabado para disfrutar del almuerzo. Unos se encargan del mantenimiento, otros de poner la mesa, otro es el tesorero y uno de los quintos es el que lleva la cocina.
José Luis Martín es el prior de este año y el encargado de dirigir al grupo, aunque confiesa que «todos hacen lo quieren y que nadie esta obligado a nada». Cuando a las 10.00 en punto suenan las campanadas de la ermita ha llegado el mejor momento de la mañana: degustar el almuerzo. Por ejemplo, en el día que se preparó este reportaje tocaba judías con sepia acompañadas de longaniza y vino. Después de llenar la tripa les espera una mañana llena de cartas, risas y, sobre todo, de recordar anécdotas. Todos ellos están orgullosos de ser quintos este año y también de que al fin la pandemia permita que se pueda celebrar la romería y la misa por la Virgen de Pueyos sin ninguna restricción.
Jubilado dice
Eso está bien más mano de obra para el mantenimiento de la ermita
Mari dice
Estaría muy bien arreglar los baños