El Grado de Magisterio del Campus de Teruel impulsa una actividad entre el alumnado para «remover conciencias»
«La escuela rural es un lugar perfecto para aprender». Así de claro lo tiene Estefanía Monforte, profesora asociada del Departamento de Ciencias de la Educación del Campus de Teruel de la Universidad de Zaragoza. Monforte es maestra por vocación y junto a la Comarca del Maestrazgo ha emprendido un proyecto para sensibilizar y poner en valor la importancia de la escuela rural.
Aprovechando su puesto como profesora de Magisterio en la Universidad de Zaragoza, hace un par de semanas impulsó una actividad para cerca de 60 alumnos de la asignatura de Educación Rural. Su propósito era enseñarles cómo se trabaja en la escuela rural y no se lo ocurrió una manera mejor que realizar la práctica en vivo. Fue una jornada intensa en la que tuvieron la oportunidad de conocer el CRA del Maestrazgo-Gúdar y también los museos de la escuela rural que han abierto las localidades de Mosqueruela (Gúdar-Javalambre) y Cañada de Benatanduz.
La actividad abrió los ojos a más de uno y logró el propósito que buscaba Monforte: concienciar de que la escuela rural esconde un lugar «perfecto» en el que trabajar. «De alguna manera conseguimos remover conciencias y, sobre todo, sensibilizar y poner en valor lo importante que es la escuela rural en una provincia como Teruel. Queríamos que conocieran esta realidad y, al mismo tiempo, hacerles ver que no se es menos por venir a trabajar al medio rural».
En este sentido, los alumnos de Magisterio tuvieron la oportunidad de conocer qué es eso de la escuela rural, ya que para muchos era algo totalmente desconocido. «Trabajar en el medio rural es igual de importante que hacerlo en una gran ciudad. Muchos alumnos me han comentado que se animarán a probar la experiencia y eso es fantástico», comenta la profesora.
Durante la visita a Mosqueruela y Cañada de Benatanduz, los alumnos tuvieron la oportunidad de charlar con profesores del CRA Gúdar-Maestrazgo e incluso pudieron entrevistar a un antiguo alumno del Maestrazgo. Venceslao Gargallo estudió en la escuela de Cañada de Benatanduz después de la Guerra Civil y explicó a los presentes un pedacito de su infancia. «Fue una charla muy enriquecedora para ellos. Conocieron cómo era su vida escolar, ya que Venceslao era masovera y tenía que pegarse una buena caminata cada día para ir al colegio, e incluso les contó a qué se jugaba por aquel entonces», destaca Monforte.
Fue un ejercicio que sirvió para que los alumnos conocieran algunas de las grandes diferencias entre la escuela de hace 50 años y la de ahora. Y es que han cambiado muchas cosas, sobre todo en relación a la metodología educativa. Eso sí, para Monforte la escuela rural ha sufrido un cambio radical y ahora permite educar de una manera mucho más «abierta». «Los maestros han cambiado, la forma de enseñar es diferente y el clima que se tiene en la escuela rural no tiene que ver, en nada, con el de una ciudad. Predominan los proyectos interdisciplinares y la relación con la comunidad es fantástica».
Respecto a la escuela-museo de Cañada de Benatanduz que también visitaron los alumnos de Magisterio, cabe destacar que Estefanía Monforte ha sido, junto a la técnico de Patrimonio del Maestrazgo, Sonia Sánchez, una de sus impulsoras. Un espacio que traslada a los visitantes a otra época y donde se pueden encontrar utensilios y herramientas tan curiosos como un mapa de España del año 1868.