Un encuentro intergeneracional, una oportunidad para aprender todavía más sobre el patrimonio natural del pueblo o una formación técnica y gratuita a disposición de los agricultores. Son solo algunas de las definiciones empleadas para describir las Jornadas Gastronómicas en torno al aceite Royal de Alloza que este fin de semana ocuparon la agenda social del municipio con talleres, charlas y paseos interpretativos, un evento que no volverá a repetirse hasta dentro de dos años.
La última vez que estas se celebraron el covid todavía limitaba los actos sociales. Este fin de semana aquello quedaba ya muy lejano en el tiempo, y la expectación entre la organización era más que evidente dado que habían preparado un «programa ambicioso» con el que se buscaba dar vida a un evento que fuera mucho más allá de la esfera gastronómica.
Y por esta misma premisa, Alloza-un pueblo con poco más de 500 habitantes-pudo disfrutar de unas actividades que unieron innovación con patrimonio natural y que, quizás de otra forma, nunca se hubiesen llegado a organizar. Una de las preferidas, por ejemplo, fue el taller de tintura de pañuelos con hojas de olivera que el viernes reunió a los mayores del pueblo, quienes más pueden conocer de este tipo de técnicas, junto a los más pequeños, a quienes, en cambio, resulta crucial enseñar todo aquello que involucre a los productos autóctonos de su pueblo.
Entre ellas también destacaron otras como el taller de elaboración de champú sólido de aoeve Royal o la mesa redonda para conocer los beneficios de la medicina natural en torno a las hojas de las oliveras, dos actos que también agotaron todas las plazas de público disponibles.
La gastronomía estuvo indudablemente presente con un taller de cocina en directo y una cata de variedades de pan sin gluten. Y lo mismo ocurrió con el paisaje a través de los paseos interpretativos hasta la olivera royal de Alloza más emblemática, un punto en el que el sábado también se celebró un concierto de tractor con jotas labriegas a cargo de los Amigos de la Ronda de Alloza, quienes incluso llegaron a componer una jota específica para estas jornadas.
En la puesta en marcha de todo ello cabe destacar la participación de todos los establecimientos. En concreto, este es un evento que salió adelante gracias al Ayuntamiento, la cooperativa Royal de Alloza, el restaurante La Ojinegra, Slow Food y la Comarca Andorra-Sierra de Arcos.
El éxito fue más que evidente a lo largo de todo el fin de semana: el público respondió y el aceite Royal de la cooperativa se vendió en grandes cantidades incluso entre vecinos que parecieron convencerse a través de estas jornadas del tesoro líquido que los campos de su pueblo poseen.
Propuestas para la Feria Aragonesa de Biodiversidad Agraria
Aunque uno de los encuentros que mayor interés generó entre los agricultores fue la puesta en común de propuestas para llevar a cabo en la Feria Aragonesa de la Biodiversidad Agraria, una cita organizada por la Red de Semillas de Aragón que se trasladará de Zaragoza capital a Alloza el primer fin de semana de septiembre. «Queremos que en el evento se hable de cómo combatir la enfermedad de la yesca que ya ha afectado a árboles de la localidad, nuevas plantaciones o recuperación de viveros. Será un encuentro muy positivo para el sector», indicó Javier Gracia, agricultor de la cooperativa Royal de Alloza, un negocio que actualmente cuenta con 120 socios productores y que produce 350.000 kilos de aceite.
Además, ya fuera de la feria, también se quiere trabajar para idear una ruta fija por las oliveras más emblemáticas incluyendo QRs, una actividad que pueda atraer a un mayor número de visitantes y, a su vez, sea útil para rentabilizar todavía más esta variedad de aceite tan exclusiva que únicamente se fabrica en este pueblo.