Una veintena de voluntarios ha participado en la limpieza manual del río en Pitarque y Villarluengo
En los últimos años la amenaza del cambio climático se ha convertido en realidad y algunas de sus consecuencias ya están afectando al día a día de la sociedad. El aumento de la temperatura y la acuciante sequía son algunos de los signos más evidentes de esta situación. Problemas que también ocasionan daños que, si no se toman en consideración, pueden ser irreparables dentro de unos años. Precisamente el cambio climático es uno de los grandes enemigos de alguno de los ríos del territorio. Para contrarrestar la situación y colaborar por la preservación del medio ambiente, una veintena de voluntarios han trabajado en la limpieza y restauración de un total de 15 frezaderos de trucha común durante este fin de semana en el río Guadalope a su paso por Pitarque y Villarluengo.
La actuación estaba organizada por la Asociación para el Desarrollo del Maestrazgo (ADEMA) y contó con la colaboración de la Asociación para el Estudio y Mejora de los Salmónidos, la Asociación Amigos del Río y varios voluntarios del territorio. El objetivo estaba claro: limpiar las zonas de desove del río Guadalope para conseguir un lugar idóneo para la reproducción de la trucha autóctona. «La consecuencia de nuestra actuación está, claramente, en el cambio climático. Ahora ya no hay tantas riadas y las zonas de desove se han llenado de lodos y sedimentos que impiden que la trucha pueda dejar sus huevas», explicó Javier Villanueva, uno de los responsables de la actividad.
Para conseguir la rehabilitación de estos ecosistemas, el grupo de voluntarios trabajó durante el sábado y el domingo sobre el terreno. Con la ayuda de mazos y rastrillos consiguieron limpiar nuevas graveras en las zonas de corrientes lentas y pozas del río. «La verdad es que es un trabajo duro, pero era el momento de hacerlo. La cría de la trucha suele durar desde noviembre hasta febrero y la actuación había que realizarla en estas fechas si queremos resultados», indicó Villanueva.
La Asociación para el Estudio y la Mejora de los Salmónidos lleva trabajando en el territorio del Bajo Aragón Histórico desde el año 2008 y algunas de sus actuaciones ya han tenido resultados positivos. Un ejemplo está en Pitarque. «Allí llevamos trabajando desde hace seis años y ya hemos notado un aumento considerable de la población de trucha», destacó Javier Villanueva.
Desde la asociación aseguran que la rehabilitación de los frezaderos es la mejor solución para conservar la fauna autóctona de los ríos. Existe también la opción de repoblar los ecosistemas con una suelta periódica de peces, pero tal y como señaló Villanueva «esa no es la solución». «En el caso del Guadalope, y de otros muchos ríos, hablamos de especies que tienen características propias de la zona en la que viven. En estos casos lo mejor es invertir y estudiar el entorno para saber cómo mejorar el ecosistema y conseguir que el pez sea salvaje, natural y se adapte al medio en el que vive».
Necesaria una mayor implicación
Pese a que el balance respecto a las zonas ya rehabilitadas es positivo, Villanueva aseguró que todavía es necesaria una mayor implicación por parte de la sociedad. En este sentido, la participación en este tipo de actividades es «buena», pero aún así «no es suficiente». «Consideramos que es bueno conocer la problemática de los ríos y saber cómo está afectando el cambio climático a nuestro entorno natural. Pero también es cierto que hay muchos pescadores que se quejan de la escasez de truchas y cuando llega el momento de echar una mano, no participan en las actividades que organizamos», lamentó.
Cabe destacar que las actuaciones para la conservación de la fauna en el río Guadalope seguirán el mes que viene. El próximo 2 de diciembre hay programa otra actividad para realizar un seguimiento de los puntos de desove que se han saneado.