¿Cómo entró en política?
No me considero político, pero me dedico a la construcción y en 1986 vine con una empresa a trabajar aquí. Soy de Fórnoles y conocí a la que es mi mujer y me casé aquí. Estábamos más de cien personas, la gente me acogió muy bien y me dio por entrar. Estuve cuatro legislaturas de concejal con el PP y la última con el PAR. Hubo cuatro años de parón y volví este año.
¿Se lo propusieron o cómo entró?
Influyó todo, éramos una piña en la cuadrilla y gente joven. Estás en el pueblo y siempre dije que mientras tuviera a mis hijos en el colegio, tenía que preocuparme y había que estar dentro para luchar.
Y ahora el colegio está cerrado.
De 2002 a 2011 llegamos a 16 niños. Los míos volaron, pero están en el territorio.
Y ahora usted es alcalde.
Bueno, sí (ríe). Se dio así.
¿Por qué volvió a presentarse?
La anterior legislatura vi que íbamos a salir y no tuve ningún interés por estar, porque mi única pretensión es el bienestar del pueblo. Este año no estaba claro qué iba a pasar. De hecho, pactar con el PP me dio la alcaldía. Nos presentamos con el compromiso de desarrollar nuestro programa propio. José Manuel Insa hizo muchas cosas buenas y se pueden ver, nadie duda de que fue buen alcalde, pero ahora nos toca a nosotros.
Implicarse es un compromiso más.
Claro, es que estamos cuatro gatos y estamos en todo: en la comisión, en la cofradía, en el ayuntamiento… Los que están fuera cuando vienen ayudan en todo, pero mantener el pueblo es el día a día. Sería interesante que se empadronasen muchos de los que están a medio tiempo porque son recursos con los que contaríamos. Y eso que tenemos un alguacil que es lo que más vale. A las 7.00 tiene todo el pueblo limpio.
¿Varía mucho un ayuntamiento como concejal y como alcalde?
Mucho. Sobre todo, porque el sistema de gestión de hace diez años era muy diferente. Hay mucha burocracia, pero puedo hacerlo porque tengo flexibilidad laboral. Soy autónomo de la construcción y en la contratación de espectáculos, algo que también me lleva a tratar con comisiones.
No sé si tiene aficiones y tiempo.
Realmente mi mayor afición es trabajar. No tengo horarios, cuando estoy en casa siempre estoy con el ordenador preparando presupuestos o documentación. Aficiones en el pueblo tienes todas las que quieras. Por ejemplo, pronto empezaremos los ensayos de la cofradía porque es cuando estamos más gente. En fines de semana se concentra mucha actividad por eso. Me gusta el senderismo y la bici.
¿Qué plantea para La Cañada?
Vamos a reformar el bar. Aunque siempre ha sido para el público, pertenecía a la asociación cultural. Ahora ya es municipal y estamos en vías de que entre en la red de Multiservicios Rurales. Hay una cocina industrial casi a estrenar porque el centro de día para el que se compró no funcionó como tal, y se colocará en el bar. Los nuevos gerentes están trabajando mucho la cocina y es una básica. Lo presentamos a Omezyma y esperamos que en Semana Santa esté. En breve empezaremos a hacer una pista de pádel y estamos iniciando el compostaje con la Comarca, algo novedoso pero necesario. En estos cuatro años habría que acabar la calle de la futura urbanización La Noria y dar acceso a parcelas. Lo inmediato es adecuar el bar.
Qué importante es mantener el bar.
Mucho, y en La Cañada siempre ha sido la referencia. Hubo minas de arcilla que daban empleo y dejaron buenas rentas. Llegó a haber tres bares y esas costumbres se han quedado. La hora de partida es inamovible tanto para hombres como mujeres.
Una mezcla de ciclistas, vecinos y gente de paso he visto en un rato.
El parquin de autocaravanas fue un acierto. Lo mismo que entrar en las rutas BTT con Sierras Matarraña. Se nota mucho en el pueblo.