Tras una dilatada carrera como jefe de opinión internacional en La Vanguardia; el periodista, escritor, psicólogo y polifacético exalcalde de Torre del Compte Alberto Díaz Rueda dedicará ahora más tiempo a la lectura, la escritura, el senderismo y los viajes
¿Qué aficiones practica ya y que no pudo hacer estos últimos años?
Me he podido dedicar libremente a pensar y a leer. Y también a escribir, como por ejemplo en La COMARCA. Tengo la ilusión de que si escribo algo y llego a una sola persona y contribuyo a ser útil para un lector, ya es un triunfo. Y si ya les sirve a más lectores, mejor que mejor. Mi prioridad es siempre establecer el pensamiento crítico como forma de vida y me gusta escribir sobre temas relativos a la educación, la igualdad y todo en lo que creo. Ahora nos dedicaremos también a viajar y conocer bien sitios a los que todavía no hemos ido.
¿Cómo un analista político se mete a alcalde de un pueblo?
Aunque parezca mentira un pueblo pequeño tiene muchas exigencias. Fui politólogo durante muchos años y hacía análisis en La Vanguardia, siempre en política internacional. Me negué a hacerlo en la nacional. La culpa la tuvo el escritor alemán Berthold Brecht, que era un gran revolucionario de la naturaleza humana y él decía que tienes que estar dentro de la realidad para reformarla. Me ofrecieron en el pueblo ser el alcalde. Lo pensé mucho y llegué a la conclusión de que la pequeña política es la que marca la gran política.
¿Hay similitudes entre la política internacional y la de un pueblo como Torre del Compte?
El hombre, tal y como ya decía Aristóteles, es un animal político. La política debería de preocuparse por el bienestar de las personas pero la realidad es que existe una extraña situación que viene dada por conflictos de intereses provocados por la corrupción y la falta de ética de los seres humanos.
Sé que se considera incluso revolucionario ¿Cómo fue para usted presentarse por unas siglas? En este caso, el PP
Esa no fue una decisión difícil. Tengo que agradecer al PP su apoyo porque lo primero que les dije es que yo soy independiente y que simplemente me fijo en las personas y en las cosas que hay que hacer en un pueblo. Lo aceptaron y no hubo ningún problema.
Se estableció junto a su mujer en Torre del Compte hace unos años ¿Qué le aporta este lugar?
Me siento muy bien aquí, bien acogido y, aunque soy andaluz de nacimiento y he vivido la mayor parte de mi vida en Cataluña, me siento aragonés. Torre del Compte aporta paz. Este pueblo es historia, en muchos casos trágica. Ha sufrido una guerra incivil, abusos del poder político, de la Iglesia… como todo nuestro país que no es cómodo históricamente. Pero si ves el resultado de la arquitectura y el patrimonio que te rodea este pueblo es perfecto. Solo hay que salir y en 5 minutos estás en una naturaleza inigualable.
¿Ha variado el periodismo en las últimas décadas?
Muchas de las fuentes, sobre todo en política internacional, están contaminadas. Tenemos la obligación de contrastar todo lo que publicamos. Yo tenía como lecturas diarias el Le Monde, Times y New York Times hasta que un día me entero que detrás de esos tres periódicos existe una empresa con intereses. Aquí podemos verlo con las renovables. Yo he estado en todas las manifestaciones que se han convocado aquí. Para conocer el problema tienes que meterte y ves que lo que para un vecino de un pueblo que está a favor es un dineral a costa de emporcar su paisaje, para la otra parte es una migaja. En esta y en otras cuestiones se pierde la visión de las cosas. Otro de los riesgos que veo ahora es que nos creemos todo lo que llega por una pantallita minúscula como la de un teléfono móvil y me parece peligrosísimo de cara a los más pequeños.
¿Deja amigos en el mundo de la política?
He tratado de mantener relaciones amistosas con todos los alcaldes. Es una labor ingrata, lo digo a las claras, pero alguien la tiene que hacer ¡Me alegra que opinen así de mí! Pero nunca me ha preocupado. Lo que más he detestado siempre ha sido la injusticia y estoy satisfecho porque he tratado de hacer siempre lo más justo y todo lo que he podido.
Gracias Alberto, no es un tema de siglas sino de personas, gracias por el esfuerzo que has dedicado y que pocos te van a agradecer. Si todos quisieran hacer lo mejor para los pueblos esto no debería de variar mucho fueran del partido que fueran, el problema es cuando se barre hace uno mismo, para sus amigos o para intereses todavía peores y ocultos. Gracias Alberto.
Huuuuuuummmm