La muestra, que hace un llamamiento a la vida, se exhibirá hasta el 24 de septiembre en la capital oscense.
José Miguel Abril expone su obra «Sed fugit» desde el 20 de julio y hasta el 24 de septiembre en el Museo de Huesca. El artista alcañizano afirma que se trata de su muestra más íntima y personal, que además es crítica hacia el hombre oculto y autodestructivo, y cuyo fin es hacer un llamamiento a la vida. En total, la muestra reúne 40 piezas del pintor y escultor bajoaragonés con un hilo temático en común, que muestra un vitalismo incipiente.
«Para este proyecto se ha hecho una selección de obras ya existentes junto con otras nuevas, que se han realizado ex profeso, tratando de expresar, bajo el influjo de Goya, su particular visión de los desastres», ha explicado Abril. El título de la exposición hace referencia al concepto «tempus fugit», el tópico latino que evoca el paso irremisible del tiempo, ya que es inaprensible, no puede detenerse ni hacerse retroceder.
Para el director general de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón, Nacho Escuín, la exposición «abre un nuevo diálogo entre el espectador y el artista a través de la escultura y de una obra que está basada en un principio filosófico que, de alguna manera, nos hace reflexionar sobre lo estático del mundo y sobre el tiempo, que va y que viene y que lo devora todo».
«Sed fugit»
La muestra aglutina un total de 40 obras, de las que 29 son distintos estilos de pinturas y 11 esculturas de piedra, casi todas de alabastro de distintas tonalidades. La exposición es todo un recorrido colorido a base de impulsos y trazos para el espectador.
Lo más inusual en una exposición de José Miguel Abril es la pintura, ya que la escultura es lo que le ha caracterizado durante años por tratar un material tan poco corriente como el alabastro, pero a la vez tan bello en superficie, que genera texturas y transparencias únicas. «La mezcla de escultura y pintura es una manera de dar espectáculo al amplio recorrido por las tres salas de la exposición», añadió el artista alcañizano.
Encontramos en sus obras plásticas un dominio del dibujo, de la figura, pero sorprende cómo en la pintura se muestra informalista plasmando su expresividad en su mayor exponente, tal vez una válvula de escape para la energía creadora que le mueve. La obra de Abril plasma la fragilidad de la existencia, la temporalidad, la rabia y el dolor. Así es la muestra de este artista alcañizano que conmueve, con la intención de transmitir todo su poder expresivo. Sus creaciones nos guían siempre de la mano de la emoción y la inquietud.
Se observa en toda su obra el tambaleo que produce la caducidad del ser, el final al que todos estamos abocados, visto desde una fuerza expresiva que se proyecta desde las entrañas del artista, a la vez que expresa rabia y angustia, templándose finalmente en la calma más inquietante de las figuras más solemnes de la muestra. El hilo argumental se reduce a una serie de preguntas sin respuesta que son lanzadas al espectador a través de las formas pétreas y la materia pictórica.
A lo largo de su trayectoria profesional, Abril ha participado en un buen número de exposiciones y eventos artísticos. Sus obras expresan la versión trágica del hombre y su transformación, buscando siempre la máxima expresividad mezclando situaciones de misterio y abstracción. Además del alabastro, destaca el uso de la piedra negra del basalto.
La exposición puede visitarse de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 de martes a sábados, y de 10.00 a 14.00 el domingo. De forma paralela, se han organizado «Conversaciones» con José Miguel Abril y la comisaria de la exposición, que permitirán al público acercarse a la obra del artista y charlar con él sobre su muestra, para tratar de conocerla en profundidad. Esta actividad tendrá lugar el jueves 7 de septiembre a las 18.30.
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