Elena Cantero, procedente de Allepuz, cuenta su experiencia en el campo de refugiados griego
«Sinatex me cambió la vida». Esta frase podría resumir el paso de la joven allepucense Elena Cantero por uno de los campamentos de refugiados griegos más conocidos de la crisis migratoria que vive el continente europeo en la actualidad. De tanto le sirvió la experiencia que, junto a un grupo de amigos -entre los que también se encuentran su hermana Sara Cantero y Raúl Moreno, también de Allepuz-, decidió plasmarlo en un vídeo-documental que, estos días, está presentando a lo largo del país para recaudar fondos con los que poder realizando su labor humanitaria. «Siempre he sido solidaria pero, de un día para otro, sentí la necesidad de hacer algo por la gente que está huyendo y busca un hueco en Europa. De ahí surge «I am from Syria»», explica Elena.
Todo ocurrió en agostode 2016, aunque «parece que fue ayer». Tiene la experiencia muy reciente y, cada vez que la recuerda, no puede evitar emocionarse por las más de 300 personas con las que coincidió en el campamento y que, para la elaboración del documental, le tuvieron que contar su experiencia. «Fue bastante duro. Lo que más les preocupaba de todo era el futuro que les iban a dar a sus hijos. Les preguntamos qué esperaban de Europa o cómo veían el día de mañana. Fue muy emotivo», explica mientras echa la mirada atrás recordando los nombres y apellidos de los refugiados con los que compartió días y noches.
A diario recuerda su estancia allí. Sus juegos con los más pequeños, sus bailes, sus clases de yoga y pilates y, sobre todo, sus charlas interminables con los refugiados, que sólo quieren alguien que les escuche. «Están en los campos metidos las 24 horas del día, un día tras otro, y agradecen cualquier mínimo gesto que reciben por nuestra parte. Mi mensaje hacia la sociedad es que hay que ser más solidarios, prestar más atención a lo que está pasando», explica.
Tras estar en Sinatex dos semanas, volvió a España y, de nuevo, en diciembre hizo una nueva visita al campamento, ya con el documental montado. «Lo que más me llamó la atención es que se acordaban de mí, incluso, de mi nombre. Me emocioné mucho. La experiencia nos ha aportado más a nosotros de lo que nosotros hemos podido hacer allí», dice, para continuar contando que, en las dos veces que llegó de nuevo a España, se sintió «un poco vacía» porque el cariño que da el refugiado, «el que no tiene nada» es, cuanto menos, especial. Por eso invita a involucrarse en este tipo de iniciativas «que enriquecen por dentro y por fuera», con las que se conoce de cerca la dura realidad que se está viviendo en Europa y cómo los refugiados están saliendo adelante.
Poco a poco, el documental va haciéndose un hueco y está previsto que próximamente sea presentado en Alcorisa, Madrid o Barcelona. Todo ello para conseguir la financiación necesaria para continuar con su labor en los campamentos de refugiados europeos. «Una vez metida en esta experiencia, ya no hay vuelta atrás, ya no cabe la posibilidad de no verte involucrada en todo esto. No puedo mirar a otro lado».