Los reconocidos chefs Xavier Sagristá y Juan Miguel López Noia conocen la Feria de la Tapa gracias al valjunquerano Joan Rull. Los 3 animaron a apostar por la cocina local
Además de regalar diferentes texturas y sabores al paladar, la Feria de la Tapa de Valjunquera logró atraer a dos de los cocineros más reconocidos en Cataluña y a nivel nacional: Juan Miguel López Noia y Xavier Sagristá. El artífice de esta grata visita fue Joan Rull, un joven valjunquerano que a sus 28 años es director corporativo de alimentos y bebidas en la cadena de hoteles Prestige Hotels. López es chef del Gran Casino de Barcelona, lugar en el que se sirven más de 100.000 comidas mensuales. Y Xavier Sagristá, que ha trabajado junto a Ferrán Adriá, es cocinero en el restaurante Castell de Peralada en Gerona, galardonado con una estrella Michelín. López, Sagristá y Rull conformaron el jurado del Concurso de Tapas de la feria cuyos premios fueron a la Carnicería Insa de la localidad, a la Pizzería la Formiga de Beceite y al autoservicio de Margarita Tigel.
Durante su visita a Valjunquera ambos chefs fueron tajantes: es el medio urbano el que mira a los productos y a la gastronomía del medio rural y no debe ser al revés. Por ello hicieron hincapié en la importancia de mantener las raíces y potenciar el producto local. Advirtieron de que una cosa es transformar el producto y sobre todo, emplatar y ofrecer una buena imagen y otra olvidarse de la gastronomía típica.
De igual modo, en su opinión, en el Matarraña y en todo Aragón puede «hacerse mucho más» para potenciar el producto local. «Este territorio tiene un ternasco de primera calidad que no se conoce fuera de Aragón. Todos conocen el cochinillo de Segovia pero no ocurre igual con el ternasco», explicó López Noia quien también se refirió al aceite de oliva de empeltre. Los tres expertos fueron unánimes en reconocer que existe un buen producto pero que no se conoce lo suficiente dentro y fuera de Aragón.
Recordaron que el futuro pasa por apoyar al productor y al comercializador para, una vez dado ese «primordial» paso, atraer y ofrecer al turista la posibilidad de conocer y adquirir ese producto. Fueron también unánimes en que no debe de empezarse la casa por el tejado. «A veces se hacen las cosas al revés, traes a un turista y resulta que luego no tiene opción de conocer el producto local. El apoyo institucional tiene que ir primero al productor y luego promocionar ese producto», apuntó Sagristá.
Rull, con el punto de vista crítico que le aporta ver su tierra natal desde el pujante mundo de la cocina barcelonesa apuntó a que, a pesar de haber una amplia oferta gastronómica en el territorio, se pasa con relativa facilidad del plato combinado básico a una cocina muy sofisticada, abandonando en algunos casos el guiso tradicional y la cocina que se hace en las casas del Matarraña. Por ello apuesta por seguir plasmando en los platos de los restaurantes la misma cocina que se lleva a cabo en los hogares. «No debemos olvidarnos de la comida que toda la vida se ha hecho aquí, en nuestras casas. Creo que estamos empezando a olvidar un poco de la cocina tradicional», explicó Joan Rull.