La formación andorrana asegura que 2016 ha sido un «año perdido»
Asamblea Abierta de Andorra ha denunciado la «situación de estancamiento» del Ayuntamiento de la localidad a través de una nota de prensa en la que la formación, representada en el consistorio por el concejal Damián Martínez, hace balance del año 2016 así como del ecuador de la legislatura. Lamentan que el Ayuntamiento no ha estado «a la altura» de lo que los vecinos exigían y que es hora de entonar un «mea culpa» colectivo y hacer «propósito de enmienda».
Aseguran que su intención en el momento en el que entraron en el Ayuntamiento fue «contribuir a establecer un clima de trabajo colaborativo alejándonos de pasadas situaciones de crispación y contienda», pero no lo han conseguido. Pese a que en el inicio de la legislatura se formó un acuerdo de izquierdas (IU, PSOE, CHA y Asamblea) para impulsar a la alcaldía a Sofía Ciércoles (IU), este pacto se ha roto en los últimos meses, debido principalmente a los enfrentamientos constantes y desavenencias entre Izquierda Unida y el Partido Socialista.
Según la agrupación, haciendo examen de lo conseguido resulta que el acuerdo para la investidura, que pretendió ser un primer punto de encuentro y el acuerdo sobre delegaciones, que fue su continuación, «ha dado paso a la desconfianza, la desilusión, las críticas de unos a otros, a un gobierno personalista en la repetida tradición negra que nos persigue y lo que es peor, a una manifiesta falta de gestión e iniciativas de cara al futuro».
Respecto a la negociación del presupuesto de 2016, consideran que podía haber supuesto un arranque hacia otra forma de trabajar y gobernar con todos y para todos. «Resultó un chasco, una enorme desilusión y un gran desgaste. Teniendo la posibilidad de un acuerdo al alcance de la mano prevalecieron otros intereses», señalan y continúan indicando que cada cual apuntará en la dirección que quiera pero el resultado está a la vista: un ejercicio perdido.
Aluden a la «desidia» para referirse a la rehabilitación del Hostal San Macario. «Nos jugamos mucho en esto y los tiempos son los que son. Si por una u otra razón esta inversión fracasase no dude nadie que exigiremos responsabilidades al nivel que sea», avisan. Lamentan que la no reurbanización de la calle Fuentecilla sea «un intento fallido para el que no nos valen excusas técnicas» ya que son los políticos quienes marcan objetivos, deciden prioridades y las ejecutan. También lamentan la negativa a conceder ayudas del INAEM para impulsar una Escuela Taller. «Aquí nadie levanta la voz. Eso sí, a la hora de decir en las Cortes de Aragón que hay que ayudar a las Cuencas Mineras a todos se les llena la boca», reivindican.
Asamblea no tiene confianza en el próximo presupuesto ya que se vuelve a caer en los mismos errores. «Quien gobierna tiene que plantear los términos de la negociación. Desde el principio estamos por colaborar, pero con todos», añaden.
Los nubarrones
Desde la agrupación consideran que aún existen más nubarrones encima: la exigida disolución del Somudán «a la que nos opondremos mientras quede una mínima posibilidad», dicen, también la invisibilidad e inoperancia provocada del Consejo Económico y Social que debía ser el núcleo de la unidad de acción y germen de proyectos e iniciativas colectivas. Se suma la multiplicación de foros, plataformas y mesas, que siempre que pretendan abarcar temáticas que excedan de su carácter sectorial solo contribuyen a dividir esfuerzos y alentar discordias.