El Maestrazgo es una de las zonas con un menor incidencia del coronavirus en Aragón y pueblos como Tronchón no han tenido ni un solo caso desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, sus 60 habitantes ya no tienen un punto de reunión porque el cierre del interior de la hostelería ha abocado a bajar la persiana de muchos bares rurales que no pueden trabajar solo con la terraza, y más con la llegada del frío y la lluvia. A ello se suma que el cierre perimetral, cada vez más estrecho, ocasiona que la llegada de turistas y segundos residentes los fines de semanas y en los puentes ya no ayude a cuadrar las cuentas del mes, muy reducidas en invierno solo con los cafés diarios de los pocos residentes.
Es por ello que los ayuntamientos rurales piden al Gobierno de Aragón un cambio de legislación y que se tenga en cuenta la idiosincrasia y la labor social de los bares en los pequeños pueblos. Piden que igual que en la desescalada, cuando DGA pedía al Gobierno Central medidas especiales para el medio rural, ahora sea el propio ejecutivo autonómico el que tenga en cuenta a los pueblos. «Para los ayuntamientos es muy complicado encontrar personas que gestionen los bares y si a los que están ahora no se les deja trabajar en pueblos que están bien, es la puntada final. En nuestros pueblos el bar tiene una función social muy importante», apunta el alcalde de Tronchón y presidente de la Comarca del Maestrazgo, Roberto Rabaza.
«Al bar de Tronchón vienen el alcalde, el cura y el médico a hablar con los vecinos. Somos necesarios»
Tronchón se ha quedado sin bar desde la entrada en vigor de la fase 3 agravada y su gerente, Amparo Granado, ya está pensando en buscar trabajo este invierno. Su profesión es la de cocinera. La climatología del Maestrazgo no es propicia para estar en la terraza y a ello se le suma que el establecimiento no es rentable si el consumo local y de trabajadores de la zona no se ve implementado los fines de semana con personas de fuera, tanto turistas como propietarios de segundas residencias que ahora no pueden acudir a la localidad.
«En Tronchón estamos 60 personas, no puedo vivir solo del café diario y ni eso, porque muchos tienen miedo y no salen», explica la gerente. Amparo dejó hace casi tres años Benicarló y apostó por Tronchón buscando un lugar más sano para sus dos hijos. Quiere seguir en la localidad y agradece que el Ayuntamiento no le cobre el alquiler del bar pero reconoce que la situación es complicada porque con las condiciones actuales el negocio es inviable. «Aquí el bar tiene una faceta de socialización, muchos solo se juntan para el café. Es el lugar por el que pasa el médico, el alcalde o el cura para hablar con los vecinos y ver cómo va todo», apunta.
«Como autónomos siempre tenemos que batallar aunque el Ayuntamiento de Torrecilla nos da facilidades»
En el Bajo Aragón, Torrecilla de Alcañiz acaba de conseguir reabrir su único bar, cerrado desde marzo; y el temor del Ayuntamiento era que la gestión quedara desierta. Hace mes y medio que Sebastián Rabadán y Juan José Donaire se hicieron con la gerencia. Con el cierre de la piscina y el hogar del jubilado es el único bar abierto y en el que sus gestores tienen sus esperanzas. «Somos autónomos y estamos acostumbrados a luchar, siempre nos toca batallar con algo», dice Rabadán.
Llevan a cabo el cumplimiento de las medidas echando mano y aprovechando las oportunidades que se les brindan; tales como que el Ayuntamiento no les cobra alquiler mientras dure la situación y además les ha dado más espacio de terraza para garantizar la distancia de seguridad. Por su parte, los socios están potenciando los servicios de comidas y cenas para llevar. «Vamos teniendo pedidos, sobre todo, los fines de semana, y eso nos anima a continuar explotando este servicio mientras no lo podamos dar aquí dentro».
«En Seno no llenaríamos el 25% del interior. La administración no legisla para que se apueste por vivir en los pueblos»
En el Bajo Aragón pero a escasos diez kilómetros de del Maestrazgo está Seno, la localidad con menos censo de la comarca. «El bar en un pueblo tan pequeño le da la vida. Los vecinos se ven y controlamos que están todos bien. Estos días que ha llovido han estado casi encerrados. En invierno no somos más de 20 en el pueblo, si vienen 10 no llegamos ni al 25% del aforo y hay distancia suficiente. Una vez más se vuelven a olvidar de los pueblos al legislar». Quien habla es Noemí Cabanes, quien gestiona junto a su marido el bar de Seno.
El matrimonio apostó hace cinco años, cuando ambos se quedaron en el paro, por vivir en Seno, donde sus padres tienen casa. Reconoce que sin arraigo es complicado que nadie mantenga en el tiempo la apuesta por los pequeños municipios porque la administración no se lo pone fácil. La misma legislación a nivel autonómico para los aforos de los bares, que pone al mismo nivel las grandes ciudades y los pueblos, es un ejemplo pero también otros muchos hándicaps que sufre la familia por vivir en Seno. Por ejemplo, no tienen ruta escolar hasta el colegio de Castellote y a su hija, la única niña del pueblo, la tiene que llevar y traer cada día. DGA le paga el kilometraje de ida de la niña-0,19 céntimos- pero no su vuelta al trabajo. «Si solo viviéramos del bar no podríamos comer porque los impuestos son los mismos, desde marzo tiramos con mi sueldo», apunta.
«Nuestra clientela en La Ginebrosa se ha organizado en turnos para seguir viniendo»
En el Bar La Vila de La Ginebrosa hasta la clientela se ha organizado por sí misma para poder seguir almorzando sin incumplir las restricciones de aforo en la terraza. El establecimiento está regentado por Plamen Stambolov y Albena Mariyanova, una pareja de búlgaros que se instalaron en el pueblo el 1 de julio. «Nos encanta este pueblo y queremos que nuestra gente esté cómoda, por eso hemos acondicionado las dos terrazas de manera que no dé mucho el aire y el frío», dice él. Calcula que al día pueden despachar a unas 25 personas y todas ellas espaciadas en el tiempo.
Por las mañanas tienen a unas 13 fijas en los almuerzos. Son trabajadores de varias obras que con las nuevas medidas decidieron empezar a ir a almorzar en turnos. A mediodía toman el relevo entre 5 y 6 personas a por su café y a última hora acuden 4 ó 5 diarias. «Vienen nada más salir de trabajar a las 19.00 para tomarse una cerveza, sabemos que lo hacen por ayudar igual que los que almuerzan y el resto porque si ellos no vienen, el pueblo se queda sin bar», añade.
La pareja cree que en los pueblos, y más en los que no ha habido casos como en La Ginebrosa, debería haber más flexibilidad. «Con la clientela diaria que tenemos, con que nos dejen el 20% de interior y cerrar a las 22.00 es suficiente para trabajar bien», concluye.
«La lluvia nos ha condicionado en Fuentespalda y nos vimos obligados a cerrar varios días»
En la comarca del Matarraña, los fuentespaldinos Montse Lamarca y Nacho Dilla decidieron, hace poco más de un mes, ponerse al frente del Bar La Taberna de Fuentespalda. Tras la jubilación de los anteriores gestores, el Consistorio sacó a concurso la nueva gestión de un local con una de las terrazas más amplias y privilegiadas de todo el Matarraña y los actuales gerentes no se lo pensaron. En estas pocas semanas Nacho y Montse han pasado de estrenarse de cara al público con un lleno absoluto durante el puente del Pilar, a tener que verse obligados a cerrar durante varios días debido a las nuevas restricciones.
Pese a que ambos reconocen estar muy satisfechos por la respuesta del cliente local durante todos estos días, lo cierto es que la persistente lluvia que recorrió el territorio durante buena parte de la semana pasada hizo inviable que el bar se mantuviese abierto. «La lluvia nos condicionó totalmente y algunos días nos vimos obligados a cerrar», explicó Montse. De cara al frío invernal y con la persiana subida otra vez, van a equipar la amplia terraza con unas estufas de exterior. Pese a que ambos aceptan que lo extraordinario de la situación está obligando a tomar medidas drásticas, reconocen que no acaban de entender que deba cerrarse a las 20.00.
Propuestas en las diputaciones
La reivindicación social ha llegado a las instituciones. El PAR de Teruel ha elaborado una moción que se está aprobando en ayuntamientos, comarcas y también hizo lo propio la Diputación en la que se pide a la consejería de Industria de DGA incluir los establecimientos de hostelería y restauración de municipios del medio rural en una de las excepciones que permite aforos para consumo en interior alegando que «es necesario diferenciar la realidad del mundo urbano con la del medio rural». Se pide flexibilidad con los aforos en el interior al 25% como mínimo en los ámbitos territoriales «en que resulte posible» y «en función de la situación epidemiológica concreta de cada municipio».
En la provincia de Zaragoza, el Partido Popular pide mantener abierta la hostelería de los pueblos con apoyos de un plan específico para el sector en el área rural. Piden a la DPZ una línea de ayudas o subvenciones finalista para sufragar los gastos como el alquiler de locales, la cotización de la Seguridad Social y autónomos y la amortización de préstamos y créditos.
15 millones en ayudas de DGA
El Gobierno de Aragón anunció el viernes que va a destinar 15 millones de euros al plan de rescate para la hostelería que se unen a las ayudas destinadas en mayo al sector turístico por valor de 10 millones de euros. Concretamente, se conceden cinco millones en ayudas directas, otros cinco para una línea específica de avales y otros tantos para préstamos blandos a través de Sodiar. Podrán beneficiarse autónomos y pymes de cafés y bares (1.000 euros en ayudas directas), ocio nocturno (3.000 euros), comercio al por mayor de alimentos y bebidas con distribución en canal HORECA (3.000) y catering y comidas preparadas para eventos (3.000).
También se ha creado un grupo de trabajo con técnicos de todas las administraciones para diseñar las medidas más homogéneas y eficaces posibles que se pondrán en marcha de acuerdo a los Presupuestos de la comunidad de 2021. Desde la Confederación de Empresarios de la Hostelería de Aragón se han mostrado indignados y han calificado el plan como «patraña». Rechazan que les den «limosna» planteándoles «endeudarse más cuando están al límite». En Alcañiz, cada noche a las 20.15 los hoteleros hacen sonar sus cacerolas.
Cristina dice
Abiertos si, pero en el exterior, y con control horario.
Cualquiera dice
. Alas 10 no se contagia y a las 12 si no lo entiendo.
Otra cualquier dice
Lo que yo no entiendo que unos si puedan otros no.
La ley es para todos…y por culpa no cumplir si nos muere nuestros abuelos.
Ahora es el tiempo de meditar y sacar tus ahorros…y pensar en la salud…es vivir o morir
Ramón Caldere dice
El problema que tenemos en algunos pueblos pequeños es que tenemos a 4 perroflautas que no respetan las normas, que les da igual si hay gente mayor,que también va al bar, como ellos no tienen familia o no la tienen aquí, sinó se podría estar en el interior pq el resto de la gente está bastante concienciada.
Otra cualquier dice
Yo pese me fastidia no poder trabajar lo comprendo. Es hora de apretar el cinturón y pensar más en los demás… el virus está… sólo se vencerá tomando medidas…menos quejarse y más cumplir con la mascarilla…que no lo respetan y la nariz fuera…y para toser o estornudar se la quitan.
Entre todos hacemos salud o hacemos velatorio, de todos depende y el bar no es una necesidad básica….yo también soy hostera y me fastidio…a sacar los ahorros y vender inmuebles….antes está bla vida y la salud