La investigación centra su estudio en una celebración que desapareció en los años 60
El Centro de Estudios del Maestrazgo (Cemat) acaba de conceder su beca de investigación anual cuyo objetivo es fomentar el estudio sobre el Maestrazgo, sobre cualquier aspecto relativo a su patrimonio cultural, natural o histórico. En esta ocasión, el proyecto becado tiene que ver con la tradición y la cultura de los masoveros y tiene como título ‘¡Vámonos de Bureo!, El imaginario romántico-sexual de los juegos en los bureos de las masadas del Maestrazgo’ y su autora es Elena Pérez de la Merced.
El objeto de la investigación se centrará en los bureos, una tradición muy arraigada en las masías del Maestrazgo. Una parte muy importante de la cultura de los masoveros que está en peligro de extinción y que muy pocos habitantes de este territorio han vivido en primera persona. «Los bureos son las fiestas propias de las masías del Maestrazgo y de las zonas de los alrededores. Se celebraban cuando las gentes de las masías se juntaban por alguna fiesta, normalmente con motivo del mata cerdo, y suponía una jornada de convivencia y hermandad entre vecinos», explica Cristina Mallén, presidenta del Centro de Estudios del Maestrazgo.
Durante la celebración de los bureos, los masoveros se juntaban en una de las masías y festejaban, por todo lo alto, festividades y fechas señaladas. Se hacían bailes y se utilizaban instrumentos, principalmente la guitarra española, con los que se hacían ritmos y melodías propios de las masías. «Estas fiestas servían para poner en contacto a las gentes de las masías cercanas y, sobre todo, a la gente joven de estas casas», comenta Mallén.
La presidenta del Cemat destaca la importancia del estudio impulsado por Elena Pérez de la Merced por ser un proyecto que busca recuperar una de las costumbres más populares de los masoveros. Todavía hoy las masías siguen existiendo, aunque lo cierto es que la forma de vida de estas gentes ha cambiado. «El bureo forma parte de la tradición del Maestrazgo y lo estamos perdiendo. Cada vez hay menos gente que pueda contar cómo eran estas fiestas. Por eso, este estudio es urgente».
Se estima que los bureos desaparecieron allá por la década de los 60 y el objetivo de Pérez de la Merced es recuperar esta costumbre, documentarla y contar con las voces de aquellos que disfrutaron con esta particular celebración. «Estas fiestas y juegos solo perviven en el imaginario de la gente que los vivió. El estilo de vida de los masoveros se ha perdido y con él, los bureos; pero ahora estamos a tiempo de recuperarlos», explica Mallén.

Un juego «romántico-sexual»
La intención de Elena Pérez de la Merced, licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad de Valencia en el 2013, es investigar acerca de todo lo que rodeaba a los bureos. Uno de sus objetivos es indagar en su característica «romántico-sexual» y en su influencia amorosa para los masoveros.
Como explica Cristina Mallén, los bureos estaban pensados para la gente joven. Para que los chicos y chicas se conocieran y pudieran estrechar lazos que podrían acabar, porqué no, en un futuro matrimonio. «Se favorecía el contacto entre los vecinos de las masías. Normalmente se conocían, pero siempre existía ese ingrediente de timidez entre ambas partes. Los bureos facilitaban que se rompiera el hielo y que los chicos se pudieran acercar a las chicas que les gustaban. Ellos, sobre todo, tomaban la iniciativa, porque por aquellos tiempos eran los que se encargaban de conquistar».
Cabe destacar que, como ya ocurriera el pasado año con Luis del Romero, que es natural de Valencia, Elena Pérez de la Merced no guarda relación alguna con el Maestrazgo. No se le conoce ningún familiar de este territorio, aunque su trabajo de investigación versa sobre una costumbre muy arraigada en este territorio.
Lejos de suponer un impedimento para el desarrollo de su trabajo, desde el Cemat consideran «interesante» que una persona de fuera del Maestrazgo muestre su interés sobre la cultura e historia del territorio. «Estoy segura de que Elena ofrecerá un punto de vista sobre los bureos. Muchas veces es mejor que venga gente de fuera a hacer este tipo de investigaciones. Su visión está «menos contaminada», preguntan de otra manera e incluso pueden conseguir más información que nosotros», subraya Cristina Mallén.
Los bureos se celebraban en gran parte del territorio de Teruel. Mis padres dan fe de como los vivieron