Los montes de la zona se encuentran cada vez más secos y con mayor probabilidad de arder
Las imprudencias están detrás de los dos primeros incendios forestales del verano en Aragón. Una colilla tirada desde un coche al lado de la carretera en Cretas quemó el lunes 12.000 metros cuadrados de zona forestal y agrícola en Cretas y una barbacoa por San Juan destruyó 28 hectáreas entre Batea y Maella. La primera ola de calor y la falta de lluvias convierten estos días el monte en un polvorín. La campaña de prevención y extinción de los incendios forestales en Aragón está operativa pero el factor humano es más importante que nunca, tanto su comportamiento en la prevención de incendios como en la colaboración en caso de que detecten un fuego o una acción inadecuada.
La ola de calor ya ha obligado a cambiar los horarios de trabajo en el campo. Tanto por cuestiones de salud como por las afecciones en cultivos y ganado y el riesgo porque una chispa producida por el sobrecalentamiento de la maquinaria produzca un incendio. El miércoles se quemaron casi 150 hectáreas en un fuego producido por una cosechadora. Un hombre sufrió quemaduras al apagar las llamas de la máquina y 15 agricultores hicieron cortafuegos con sus tractores.
El Bajo Aragón, el Matarraña y algunas zonas de Andorra-Sierra de Arcos y el Maestrazgo están clasificadas como de alto riesgo y estos días se encuentran en alerta roja, la más elevada de las cuatro variables que se contabilizan. Las dos campañas anteriores han sido buenas. En 2018 llovió en primavera y en 2017 no pero no ocurrió ningún suceso de importancia. Para este año las condiciones no son las mejores, por lo que desde las administraciones y sectores implicados insisten en la precaución. La primavera no ha sido muy lluviosa salvo algún episodio por lo que, aunque el estrés hídrico aún no es muy fuerte, los montes cada vez se están quedando más secos y con una mayor probabilidad de arder.
Helitransportada, cuadrilla y puestos
Todo el operativo de extinción de incendios está trabajando al completo en la época estival, con más de 1.250 personas y desde DGA se destaca que en la legislatura 2015-2019 ha aumentado en un 83,7% el presupuesto del operativo de incendios con respecto al primer año.
En el Bajo Aragón Histórico se cuenta con una helitransportada, la de Alcorisa, que es el único helicóptero que trabaja durante todo el año en la comunidad (está sola unos tres meses). Está formada por cinco brigadistas más el APN y el piloto.
El mismo operativo se repite en las cuadrillas de tierra de Valderrobres-Beceite, Monroyo, Valdealgorfa, Castellote, Albalate, Maella y Caspe. Cada grupo tiene asociada una autobomba que se complementan con las comarcales de Ráfales, Peñarroya de Tastavins, Castellote e Hijar.
A su vez, los puestos de vigilancia se sitúan en Valdealgorfa, Calaceite, Monroyo, la Picosa de Valderrobres, Puerto Pinar de Albalate, Peña del Gato de Andorra, el Morrón de Bordón, la Molinera de Fuentespalda, Mas del Hombre de Caspe y el de Fabara.
Durante el verano las helitransportadas se quedan en la base y las cuadrillas de tierra realizan labores de prevención, mucho más suaves y cuando baja el sol en los días de mucho calor según aseguran fuentes de DGA. No obstante, el sindicato CGT denuncia que las condiciones siguen sin ser las mejores. También que mandar a las cuadrillas al monte merma el tiempo de respuesta ante cualquier eventualidad. En algunos casos, como apunta el sindicato. se encuentran a 50 minutos por pistas forestales de la carretera secundaria más cercana.
Otra cuestión en la que hace hincapié el sindicato es en que en caso de incendio la cuadrilla debe continuar trabajando hasta 12 horas más una vez finalizada su jornada habitual en condiciones que «ponen al límite sus capacidades físicas». Asimismo, critican que estas condiciones «multiplican exponencialmente el riesgo de sufrir un accidente debido al cansancio y la deshidratación acumulados».
Todo el inventario, en un documento
La novedad de esta campaña es que en 2019 ha terminado la aprobación inicial de un proyecto para la redacción de los planes de defensa frente a incendios forestales en siete zonas de alto riesgo, entre ellas, Matarraña y Bajo Aragón. También se ha iniciado la redacción de nuevos planes en otros cuatro territorios entre los que se incluyen Andorra-Sierra de Arcos y Cuencas Mineras. Consiste en realizar un inventario completo de todas las infraestructuras de las masas forestales tanto públicos como privadas. Desde áreas cortafuegos, perímetros de protección, fajas auxiliares, estado de las pistas principales y secundarias o balsas de agua disponibles para autobombas y helicópteros. También define la mejora de algunas de las estrategias e infraestructuras.