El cine y la manera de acceder a él han cambiado radicalmente en las últimas décadas. «Antes había pocas posibilidades, pero infinitas ganas de acceder a las obras», resumía Carlos Gurpegui, periodista, crítico y profesor, en el coloquio que compartió este viernes en el Teatro Municipal de Alcañiz junto a Carlos Marañón, director de Cinemanía, y al que finalmente no pudo unirse Víctor Amela por motivos de salud.
Ambos ponentes fueron «niños de videoclub», tal y como reconocieron en el IV Curso de Periodismo de Alcañiz, muy vinculados a la «cultura de cassette» que marcó a varias generaciones y que, según apuntaron, les brindó la posibilidad de consumir cine de una manera natural. «Nos vino un poco dado. Antes la televisión pública ponía grandes películas, hoy en día hay que ir a buscarlas y hay que saber identificarlas, con lo cuál nosotros tuvimos una forma muy natural de llegar al cine», expuso Marañón.
Plantearon sobre el escenario una paradoja: que en el tiempo en el que más películas se estrenan más complicado sea dedicarse al periodismo especializado en cine. «Creo que nuestro tocayo, Carlos Boyero, debe ser la una única persona que vive de lo que escribe y habla en la radio sobre cine», bromeó Marañón. «No solo escribimos de cine, hacemos muchísimas otras cosas», apuntó, dejando entrever también la realidad de los periodistas especializados.
Respecto a la industria cinematográfica, destacaron la vertiginosidad de los tiempos y la proliferación de productos audiovisuales. Frente a esto, la crítica, que permite discernir. «El crítico de cine es una firma humilde que, bajo mi punto de vista, tiene que crear estilo, tiene que poner en valor lo que esa nueva obra aporta al mundo«, apostilló Gurpegui. «El 80% de las películas que vemos son malas», reconoció el director de Cinemanía, desatando alguna risa en el patio de butacas.
«Los medios permiten que el cine español esté en la agenda», concluyó Gurpegui, poniendo en valor el trabajo de quienes apuestan por esta forma de defender la cultura. No obstante, también lamentaron que el cine ocupe cada vez menos espacio en la vida pública, acompañe menos a la sociedad. Es por eso que frente al consumo masificado, por ejemplo, de series, animaron a disfrutar del cine en pantalla grande «como ritual, como arte y como experiencia de inmersión».
«Quizá el mejor cine, el buen cine, es el que nos ayuda a bucear y ver lo que hay en nosotros mismos», concluyó Gurpegui tras recordar también al paisano Luis Buñuel.