Concejal durante ocho años y ahora alcalde, ¿cómo fue?
No lo tenía planeado pero el anterior alcalde, Joaquín, quería dar un paso atrás y me lo propuso.
¿Cómo van los primeros meses?
He pasado de la euforia en las primeras semanas al caos de recibir toda la información de golpe y ahora estoy en una época de sacar faena. Hemos estado sin secretario-interventor durante mes y medio, lo que ha paralizado el Ayuntamiento en un 90% generando bastantes problemas. Por suerte ya tenemos a una persona muy eficaz.
¿Qué planes tienes para Ariño?
Me gustaría hacer muchas cosas pero soy consciente de la realidad del día a día. Los proyectos en marcha son una gran ampliación del Balneario con 5,3 millones de los Fondos Mineros más 1,8 millones de Endesa. Está pendiente de licitar y a partir de 2027 funcionará. Tengo pendientes tres proyectos que me gustan mucho personalmente. La ampliación de la residencia, que tiene 52 usuarios y más de 40 en lista de espera; solucionar el gran problema de Ariño, la vivienda; y crear una escuela infantil.
¿Cómo te ha cambiado la alcaldía?
No llevo reloj porque no lo necesito, no tengo horas suficientes en el día (risas). También soy consejero de Cultura de la Comarca Andorra-Sierra de Arcos y sigo con mi trabajo, donde me dan flexibilidad. Hay semanas más tranquilas que otras pero siempre tengo faena.
¿Cómo afecta a la vida personal?
La familia es la que más se resiente. Mi mujer y yo tenemos un hijo 12 años y una hija que va a hacer 15. No estoy con ellos el mismo tiempo que antes.
¿Qué te gusta hacer en tus ratos libres?
Me gusta salir con la bicicleta y también nos juntamos las viejas glorias del fútbol sala local (risas).
¿Qué tal se te daba?
No era bueno pero le ponía voluntad (risas). Jugaba en Ariño, La Mata, Albalate… recorrido corto.
¿Cuáles son tus referentes políticos?
A nivel local han sido Joaquín Noé, que ha estado 16 años de alcalde; y Francisco Villagrasa, que estuvo 19 años en la alcaldía más otros pocos de concejal. Siempre personas vinculadas a la izquierda.
¿Te ha dejado Joaquín el listón bien alto?
No he venido a batir ninguna marca. He hecho deporte toda mi vida y cuando no eres profesional lo haces porque te gusta y tienes voluntad. Joaquín se ha encontrado con problemas muy graves como el cierre de la minería. Ahora sigue como concejal y para mí es un apoyo imprescindible, es el único requisito que le puse para presentarme a la alcaldía.
¿Por qué empezaste en política?
En 2015 yo trabajaba de mantenimiento eléctrico en la mina de interior y Joaquín, que era el alcalde, montaba una lista. Se me abalanzó en una de las galerías y me lo propuso. No me lo pensé. Siempre he participado en todos los actos de Ariño y decidí aportar a mi pueblo.
¿Qué le queda a Ariño de su pasado minero?
El orgullo, el carácter y el pelear por lo que crees que es justo para tu tierra y tu gente. Es complicado que se pierda, incluso lo conservan personas que ya no han trabaja en las minas. El carbón es la sangre que ha movido esta comarca durante 50 años. El orgullo minero es un sentimiento, no es algo que se imprime sobre una camiseta y ya está. La minería siempre ha sido un tema complicado de tratar porque para unos eran privilegiados y para otros no pero hay que estar dentro para conocer un punto de vista y fuera para ver el otro. Yo he estado dentro y no es oro todo lo que reluce, es un trabajo sacrificado.
¿Cómo se puede transmitir a los jóvenes que ya no van a ver salir carbón de las minas?
Es una actitud social, no es una cuestión de vivir la mina. Si trabajas y respondes, ¿por qué te vienen a pisar? Si tienes razón, con la verdad, educación y temple se va a todos lados. Es el orgullo que nos queda. Las luchas mineras han sido duras.
¿Cuál es el presente y el futuro de Ariño?
Desde el cierre de las minas tenemos 300-350 censados menos, un batacazo brutal. Ahora tenemos alguna baja pero no constante, nos mantenemos; y el futuro es muy esperanzador con el Balneario, Forgasa, EuroArce, la residencia de ancianos y un par de proyectos en cartera.