La 39º Vuelta Ciclista al Bajo Aragón-Caspe arrancó este viernes con una participación de casi 200 deportistas en la primera etapa, celebrada en Chiprana. La jornada estuvo marcada por las fuertes rachas de viento, lo cual impidió a los ciclistas conseguir sus mejores marcas en la Contrarreloj por las vías chipranescas. «El viento les ralentiza un poco y les suma algunos segundos, pero como todos lo sufren, en ese sentido están igualados», matizó Víctor Monfort, presidente del Club Ciclista Caspolino, entidad organizadora del evento deportivo.
Esta cita que cada año reúne a centenares de ciclistas supone un gran impacto económico para las localidades del territorio. De hecho, gran parte de la ocupación de las casas rurales de estos municipios está completa desde que los deportistas llegaron hace unos días para entrenar en las carreteras de la prueba, acompañados de sus familias. Con todo ello, se calcula que estos días se alojen en estas localidades entre 500 y 600 personas venidas de toda España, incluso, de algún otro país europeo, como Dinamarca o Bélgica.
Primera etapa
El cronómetro ya sonaba desde minutos antes de que arrancara la prueba, lo cual hacía patente lo cercana que estaba en el tiempo. Los primeros ciclistas del orden de salida ya estaban colocados en fila cerca del punto de inicio. Mientras, los que aún tenían que esperar, lo hacías subidos a una bicicleta estática, con lo que conseguían seguir calentado hasta su turno en la prueba.
Esta etapa no solo la caracterizó el fuerte viento, sino las empinadas cuestas que construyen el municipio chipranesco. Los últimos metros del recorrido, a la llegada a la Iglesia, fueron los más sufridos. Allí se pudieron ver, por un lado, caras de agotamiento; y, por otro, la competitividad entre los ciclistas que se alcanzaban unos a otros y luchaban por un mejor tiempo hasta el final. También ahí fue donde se colocaron los mayores animadores, familiares de los ciclistas que no dejaron de gritar por subir el ánimo de quienes competían, independientemente del equipo al que representaran.
Con estos tiempos, más los que consigan en las siguientes etapas, a lo largo del fin de semana y este martes, se desvelarán quiénes son los ganadores de la prueba. De los 198 ciclistas, solo 7 son féminas. Además, todos ellos corresponden a la categoría Cadete, por lo que tienen entre 15 y 16 años. Estas diferencias, así como la regularidad o la rapidez, son las aptitudes que definen los diferentes premios.
En esta primera prueba, el danés Noah Lindholm Andersen fue el claro ganador con el menor tiempo, 6 minutos, 22 segundos y 35 milésimas. A este le siguieron Enrique Maranchón Vidal (6,22’37) y el belga Yoran Knaepen (6,23’55). En cuanto a las féminas, la que consiguió llegar a meta en el menor tiempo posible fue Ana López Burgos, con 8,35’46. A ella le siguieron Elena Pérez Gómez (8’49,96) y Julia Villacampa Beltrán (9’05,91).
Siguientes etapas
Este sábado se disputa la segunda etapa entre Fabara y Sástago, pasando por Escatrón. Son 69 kilómetros con final escarpado que servirán para ir marcando las primeras diferencias. Por tanto, en esta, habrá afecciones al tráfico en la A-1411 entre Fabara y hacia Caspe y también la A-221 llegando a la Ciudad del Compromiso y ya hasta Sástago.
La tercera jornada, coincidiendo con la etapa reina, será el domingo entre Fayón y Caspe. Comenzará a las 10.30 para finalizar, tras 65,6 km, en el siempre espectacular alto del Castillo de Caspe. En este caso, serán la CV-103, la A-221 y la N-211 las que puedan tener puntuales afecciones para el tráfico rodado.
La última etapa tendrá que esperar al martes 8 de agosto, que, tras la jornada de descanso, consistirá en el tradicional circuito rompe piernas de Caspe, con 63,4 km y final en la Avenida Chiprana, junto al parque de Bomberos. En este caso, se rodará por un circuito cerrado entre la capital comarcal y la vecina Chiprana por la A-221.