La paella, la carne a la brasa, o la gastronomía española en general, no es lo único que llama la atención de quienes vienen a Caspe desde sus ciudades hermanadas. El cierzo gana en el ranking de sorpresas que estos visitantes se llevan cuando visitan la Ciudad del Compromiso. Gaillac (Francia) lleva 25 años hermanada con la localidad caspolina, por lo que pocos ya se sorprenden con las fuertes rachas de viento o el resto de cuestiones que caracterizan a este municipio. Algo similar ocurre con los ciudadanos de Santa María A Vico (Italia), ciudad hermanada con Caspe desde hace más de 10 años, que repiten y que ya conocen el Bajo Aragón-Caspe. Sin embargo, los vecinos de Braz (Rumanía) han conocido el municipio zaragozano recientemente.
Cabe destacar que Caspe actualmente solo está hermanada con Gaillac y Santa María A Vico. Pero, como la ciudad francesa tiene relación con Braz, los ciudadanos rumanos de esta localidad también quisieron conocer a los caspolinos. En cada encuentro, una de las ciudades hace de anfitriona y organiza diversas actividades. Sin embargo, las sorpresas no siempre son solo para quienes vienen de otros países, pues, sin ir más lejos, la pasada semana todos estos ciudadanos europeos acabaron bailando música folclórica rumana en la Plaza de España de Caspe. Fue toda una sorpresa tanto para anfitriones como para visitantes, de la mano de diversos vecinos de Braz que se dedican a la música y que decidieron traer hasta el territorio sus instrumentos.
Cada encuentro es una nueva aventura y gran experiencia para quienes participan. Muchos son los retos que deben afrontar los organizadores antes de cada reunión entre estas ciudades. Pero muchas son también las satisfacciones que reciben de los encuentros. Pese a las similitudes que tienen las lenguas de estos países, por ser de origen latino, la comunicación no siempre ha sido fácil entre quienes empezaron desarrollando los hermanamientos. «Antes no sabíamos inglés y nos costaba comunicarnos, a excepción de algunos franceses que conocen nuestra lengua y los italianos, con los que nos entendemos parcialmente cada uno en su idioma. Pero ahora los jóvenes saben todos hablar en inglés, por lo que es mucho más fácil para ellos y pueden forjar más lazos», señala María Jesús Zaforas, presidenta de la Asociación Caspolina de Hermanamientos y una de las integrantes que más ha recorrido en el camino que llevan trazado las tres ciudades juntas.
A pesar de las dificultades que pudieran encontrar en un primer momento quienes comenzaron a llevar a cabo el hermanamiento entre Caspe y Gaillac, o la localidad caspolina y Santa María A Vico, hoy se ha forjado ya «una verdadera amistad, ahora esto sí que es un hermanamiento», reconoce orgullosa y emocionada Zaforas. Tanto es así que desde hace años, franceses e italianos se alojan en las casas de los caspolinos durante sus visitas al municipio.
La pasada semana se reunieron los habitantes de Gaillac, Santa María A Vico y Braz en Caspe. Algunos volvieron a las viviendas de sus amigos caspolinos, pero la mayoría se alojaron en el albergue recién estrenado que se ha construido en el antiguo convento de Santo Domingo. Allí, principalmente se alojaron todos los jóvenes que participaron en el encuentro. Así, pudieron forjar más los lazos entre ellos y pasar horas juntos. De hecho, estos tuvieron también ocasión de realizar actividades fuera de los actos institucionales preparados. De esta forma, pasaron alguna jornada entre actividades deportivas, junto con la colaboración de alumnos del IES Mar de Aragón, y una tarde conociendo el entorno de Caspe a través de los objetivos de sus cámaras.
Franceses, italianos y españoles ya están deseando que llegue el próximo encuentro para seguir tejiendo estas amistades. De aquellos habitantes de Gaillac descendientes de vecinos del Bajo Aragón Histórico que buscaban retomar la relación con sus raíces, hoy se ha forjado toda una familia que se hace notar en cada una de sus reuniones. De hecho, en esta última ocasión fueron alrededor de 180 personas las que se juntaron para compartir su tiempo durante varios días en Caspe.