Caspe conmemoró este domingo el 325 aniversario de la llegada a la Ciudad del Compromiso de las Hermanas Clarisas Capuchinas. Lo hizo con la celebración de la Eucaristía en el Monasterio de ‘La venida de Nuestra Señora del Pilar’, presidida en esta ocasión por D. Sergio Pérez, vicario episcopal. Más de un centenar de personas se congregaron en la Iglesia para celebrar este aniversario, que contó con la presencia de diversas autoridades eclesiásticas -entre ellos antiguos párrocos de la ciudad-; y también locales, como parte de la corporación municipal. Los integrantes del Coro Ciudad de Caspe acompañaron la misa en la tarde de este domingo de gaudete -tercer domingo de Adviento-, y posteriormente ofrecieron un pequeño concierto a los asistentes.

Se quedó pequeño el templo en este aniversario. Con todos los asientos ocupados, varios vecinos tuvieron que seguir la misa desde la zona de entrada. No quisieron perderse la Eucaristía, en la que se recordó cómo se produjo la llegada de las Hermanas Clarisas Capuchinas hasta la localidad, hace ahora 325 años. Para hacer también alusión a esa fiesta, en la zona de acceso a la Iglesia las Hermanas instalaron un pequeño mural recogiendo imágenes que atestiguan su implicación con la sociedad caspolina.
325 años dedicados a la oración
La Orden de las Hermanas Capuchinas llegó a Caspe en 1696 de la mano de Fray Miguel Jeric, el superior de los Sanjuanistas, que «vio la necesidad» de crear un convento femenino en la Ciudad del Compromiso. Para la fundación del Monasterio llegaron a Caspe cuatro Hermanas del Monasterio de Zaragoza. Lo hicieron el 13 de diciembre de 1696. Tres años más tarde, en 1699, ya había 14 novicias. A partir de ahí, el convento empezó a crecer hasta 1936, cuando fue completamente destruido. El edificio fue reconstruido en 1952, pero 14 años antes ya había recuperado su actividad gracias al esfuerzo y compromiso de las Hermanas.
«Nuestra misión principal es la oración. Nuestra jornada está marcada por la oración, tanto litúrgica como personal o coral. Y el pueblo lo sabe porque vienen aquí a pedir oración por cualquier situación», explica Angélica Valerio, madre superiora de las Hermanas Capuchinas de Caspe. Actualmente lo compaginan también con otras labores, como el lavado y planchado de la ropa de la parroquia o la elaboración de algún bordado. «Y por supuesto el trabajo del Monasterio. Por ejemplo, el cultivo del huerto para nuestra comunidad», añade. La celebración de los 325 años de su presencia en la ciudad es algo que no podían pasar por alto, y en tan señalada fecha no olvidan agradecer «el cariño y la solidaridad» que Caspe siempre les ha demostrado.