Caspe vivió el Viernes Santo uno de los momentos más especiales de su Semana Santa: la exhibición de su Vera Cruz -una reliquia de valor religioso incalculable y catalogada como una de las astillas de la cruz de Cristo de mayores dimensiones de todo el planeta- durante la multitudinaria procesión del Santo Entierro y el Cierre del Sepulcro. El ‘Lignum Crucis’ fue cerrando la procesión en la primera de las únicas tres veces que saldrá de su capilla en todo el año. La siguiente será a inicios de mayo y la última a mediados de septiembre.
Por ello, y por el hecho de que es un procesionamiento en el que forman parte todas y cada una de las 9 cofradías caspolinas, este es uno de los momentos más esperados de la Semana Santa de la Ciudad del Compromiso. Eso sí, no fue el único. Unas 24 horas antes tuvo lugar la Rompida de la Hora que hizo resonar a los tambores caspolinos hasta altas horas de la madrugada y que a su vez fue precedida por la procesión del Descendimiento, protagonizada por la cofradía de La Piedad.
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Ya el Sábado Santo, tuvo lugar el tradicional toque de gloria, seguido de una tamborrada tras el repique de campanas en el exterior de la Colegiata y tras el cual las cofradías desfilaron libremente con sus diferentes toques por las calles de la ciudad. Asimismo, el Domingo de Resurrección hubo varios actos litúrgicos durante toda la jornada y el Lunes de Pascua se celebró una misa en la Ermita de San Bartolomé, en Pescadores, a las 12.30.
De esta forma, Caspe cerró una Semana Santa muy especial por todo lo vivido en los últimos tiempos.
Ja Calvo dice
Magnifica foto de la plaza de España de Caspe, para revelar, ampliar, colgar en el salón y mirarla el resto de días del año.