Las campanas volvieron a sonar desde el campanario de la iglesia de Castelnou el día del patrón San Valero. Aquello sucedió el 29 de enero y ahora comenzarán los trabajos de la última fase. Tras tan señalada celebración, el templo volvió a cerrar y las misas siguen organizándose en la capilla que habilitó el Ayuntamiento hace una década. Este es todo el tiempo que lleva cerrado el templo al culto debido al mal estado tanto interior como exterior. A los desprendimientos de grandes rocas se sumaron los de los techos hasta el punto de tener que apuntalar el coro y la sacristía. Las obras de rehabilitación están a punto de concluir pero quedan los últimos remates que comenzarán «en los próximos días». Quedan los trabajos de distribución del cableado de las fachadas, fijar los altares y un largo etcétera de trabajo de carpintería y electricidad. «Se ha resaltado y sacado a la luz lo que estaba oculto después de tantos años pero se ha respetado todo», dijo el alcalde, José Miguel Esteruelas.
La rehabilitación se ha retrasado por varias razones. Aunque el templo se cerró en San Valero de 2010, las obras de reforma no comenzaron hasta junio de 2017. Tras años con el proyecto preparado y sin respuesta por parte de las administraciones, el Ayuntamiento decidió asumir la inversión de 510.000 euros y acometer la rehabilitación. El Arzobispado, que también ha sufrido contratiempos como el cambio de ecónomo entre otros, aportará la parte acordada que, en este caso, asciende a 70.000 euros con los que se podrá acometer la última fase. En cuanto finalice, la iglesia entrará en funcionamiento y habrá inauguración oficial.