«A través de él lo veíamos como una pasión, no un trabajo. Los primeros recuerdo que tengo de mi padre son haciendo lo que le gustaba», con estas palabras comenzaba la ponencia Daniel Gascón, editor de «Letras Libres», entre muchas otras cosas, sobre su padre Antón Castro, periodista consagrado. Ambos, junto a su hermana e hija respectivamente, Aloma Rodríguez, escritora y periodista, no comparten apellido profesionalmente, pero sí su amor y dedicación por las letras y por la labor de comunicar.
Aloma y Daniel crecieron aprendiendo su profesión de su padre. «Era testigo de cómo iba creciendo en su trabajo y me traspasó la idea de la curiosidad como forma de vida», comentó el hijo de Antón. «Vivo del periodismo, pero no tengo formación, he hecho el máster Antón Castro, que consiste en acompañar a mi padre a todas sus entrevistas», contó Aloma para explicar cómo su padre le ha acompañado en su formación profesional. «He aprendido transcribiendo sus entrevistas. Me ha enseñado que todos los entrevistados merecen la misma atención y el mismo respeto», añadió.
«Creo que mi padre siempre tiene un carácter amateur en el sentido de alguien que se sigue apasionando por lo que hace», comentó Daniel para contar que muchas cosas que a él le horrorizan o dan pereza su padre las sabe, a lo que su hermana añadía que tiene una mirada muy limpia, muy poco contaminada por prejuicios o ideas preconcebidas.
«Durante mucho tiempo ellos han sido mis lectores. Ahora es curioso cómo nos hemos ido decantando cada uno por los temas que más nos interesan», dijo Antón sobre su familia. También destacaba su orgullo por sus dos hijos, añadiendo que los que más le gusta de Daniel es su sentido del humor capaz de comentar la realidad de España en un tono desenfadado que hace reír. Sobre Aloma, destacaba la capacidad que tiene para leer libros ajenos y reflexionar sobre ellos. «Son mejores lectores que yo, entienden el mundo mejor que yo».
Al final, Daniel quiso destacar algo que le resulta muy curioso, que su padre es un gallego que se ha dedicado a aprender cosas de Aragón y contárselas a los aragoneses. «Me enamoré de Aragón y quise aprender como una pasión y poder comunicar lo que descubría», comentó Antón al explicar cómo se preparó para escribir su obra «Aragoneses ilustres ilustrado e iluminados». «Me leí 500 libros y descubrí la potencia cultural que ha tenido esta comunidad».
Aloma afirmó lo mucho que le sorprende el hecho de que su padre siga manteniendo la curiosidad, aunque también reconoció que simplemente es su forma de estar en el mundo. «Mi padre no solo escribe cuándo está escribiendo, sino que lo hace todo el tiempo y a veces simplemente desaparece», contó con una sonrisa. «Lo que he hecho siempre ha sido pasar la realidad a la ficción y la ficción a la realidad. La cultura es una forma de conversación, de estar en el mundo y de descubrir algo importante, que nos gusta contar historias a la gente», añadió Antón.