El pintor alcañizano Rubén Vidal, residente en Berlín, expone en casa su trabajo a lo largo de 20 años a través de la multifacética muestra «Una vuelta de 7.300 días» que refleja su trayectoria pictórica más relevante a lo largo de este tiempo por diferentes puntos del mundo como Italia, Alemania o Latinoamérica, entre otros muchos.
El autor invita a «reflexionar» y buscar la emoción en cada uno de sus cuadros cargados de arraigo territorial, según su procedencia. El espectador podrá encontrar diferentes figuras y paisajes en distintos tamaños, a través de una obra universal y siempre «con trasfondo y más de una lectura posible». La muestra está abierta en la Sala de Exposiciones de martes a sábado de 19.00 a 21.00 y los domingos de 12.00 a 14.00.
Una vuelta a casa «necesaria» y «satisfactoria» que le ha permitido reencontrarse con sus raíces y recuperar en su retina los colores y cielos de Alcañiz. El pintor explica a LA COMARCA el sentido de su regreso y su obra.
¿Por qué una vuelta de 7.300 días?
Porque es exactamente el tiempo que he tardado en exponer desde la primera vez en Alcañiz. Tras 7.300 días vuelvo a casa. Es decir, tras 20 años justos en los que he viajado por medio mundo. Vuelvo para mostrar todo lo que he hecho hasta ahora.
¿Qué podemos encontrar en la exposición?
Lo que muestro aquí es mi recorrido y las distintas emociones de mi vida durante estos 20 años a través de temas muy distintos. Por ejemplo, de mi época en Italia se ven cuadros más pequeños y coloridos. De la época en Alemania predomina un trabajo de estudio porque no podía estar en el campo por el frío, entonces tenía una paleta muy reducida con muchos más blancos. La exposición mezcla todos estos escenarios y temáticas para que sea más entretenida. Esta sala me lo permite. En otras te obligan a tener unos formatos, tamaños o motivos determinados. Aquí el observador puede ver un cuadro grande al lado de uno muy pequeño, una combinación más variada y divertida para él.
¿El sitio de la creación artística es tan importante como la obra misma?
Absolutamente. En la consecución de una obra influyen tu estado de ánimo y el lugar en donde estás. Cuando estuve en Latinoamérica, por ejemplo, la paleta era muy colorida y vivaz. En Italia he trabajado más con perspectiva aérea. En Andalucía han predominado unos contrastes muy fuertes. Aquí por desgracia no me ha dado tiempo a acabar los últimos cuadros en los tres meses y medio que llevo. Aún así, la exposición incluye una pequeña muestra en un caballete como homenaje a Alcañiz. Quería que estuviese presente.
¿Cómo ha sido regresar a casa?
Es un reencuentro con las raíces. En este tiempo he perdido también a mi padre y ha sido volver a él. También me he reencontrado con los amigos de toda la vida y con la familia, me he sentido arropado. He venido acompañado de mis hijas pequeñas y mi mujer. Estamos volviendo a tomar contacto con Alcañiz, con la tradición, con la Semana Santa, con tocar los tambores… En definitiva, disfrutar de nuestra tierra, cultura y comida.
La exposición integra una única escultura: el rostro de su padre, Darío Vidal ¿Cómo ha sido volver en su ausencia?
Es una ausencia que es y no es. A pesar de la distancia estaba conmigo todos los días y hablábamos casi a diario. Ahora sigo hablando a diario con él, al igual que Alcañiz está en mi corazón. Es la única escultura porque quería que estuviese y que fuese diferente también. Es la forma más presencial que existe (más que una pintura) de tenerlo de forma tridimensional. He querido que forme parte de esta exposición en casa. El me ayudó mucho, precisamente hace 20 años cuando organicé y monté la primera exposición aquí. La verdad es que es muy emocionante para mí tenerlo de esta forma simbólica.
¿De qué manera está presente Alcañiz en su trayectoria?
Puesto que soy de aquí, con Alcañiz vienen todas las comparaciones. Es el lugar de referencia. Eso no quiere decir que te tengas que cerrar o considerar que lo tuyo es mejor. Pero desde luego es el marco en el que he sustentado los pilares de mi vida y mi personalidad. A partir de ahí puedo mejorar, puedo ser crítico o puedo disfrutar. En mi caso ahora lo que he hecho ha sido sobre todo disfrutar tras echar de menos muchas cosas, tras 10 años en Italia y 12 en Alemania. Creo que ya va siendo hora de volver. Ojalá… Tenemos dirección, pero no fecha. Si fuera posible nos gustaría ir volviendo. Es muy difícil, pero vamos a hacer fuerza en esta dirección.
¿Nunca renuncia al caballete en sus viajes?
Voy pintando continuamente, soy de los pocos pintores que van con su caballete de un sitio para otro. Lo que me gusta es la experiencia artística, el hecho de estar pintando en un sitio. Esa emoción no la sé transmitir de otra manera. Yo tengo que vivir ese momento porque mi objetivo no es pintar un cuadro, sino disfrutar y hacer algo trascendente, al menos para mí.
¿En qué lugares ha estado pintando por aquí?
En lugares maravillosos como Las Saladas, La Ermita de San Miguel o La Estanca. El que muestro en la exposición es un paisaje de las Saladas desde el Cabezo Palao. Tuve que atar el caballete porque se lo llevaba el aire. En Alemania todos son telones de árboles que impiden que resbale la vista hasta el horizonte y eso se echa mucho de menos. El clima y los colores de aquí son totalmente distintos, además de la calidad y la transparencia de este aire. Es un disfrute. El paisaje me brinda la idea de una soledad acompañada, maravillosa.
¿Cuál es su técnica preferida?
Prácticamente todo es pintura en óleo aunque tengo algunos dibujos y apuntes. Siempre trabajo en natural. A menudo pido permiso a los teatros y a las operas para ir a los ensayos para dibujar y tomar apuntes. Lógicamente ahí no puedo utilizar el óleo, que es mi técnica preferida y tengo que usar dibujos. Tuve el honor de poder dibujar a Krzysztof Penderecki antes de su fallecimiento. En cuanto a los materiales, trabajo sobre piedra, madera o tela y el fondo forma parte de la pintura.
¿Qué espera del espectador que viene a ver la exposición?
Es una obra muy variada que puede llegar a todo el público, desde niños a personas mayores. Muchos cuadros tienen mucha más historia de los que parece. Lo que persigo siempre es conseguir varios niveles de lectura, tal como he aprendido de mi padre. En las figuras expuestas me he basado en la idea del limbo, en la relación entre el ‘yo’ y la figura, el reconocerte o no con tu cuerpo…, pero también te puedes quedar contemplando la figura que simplemente te puede parecer bella. En los paisajes puedes sentir esa emoción que he sentido yo al pintarlos. Intento que mis obras sean universales y atemporales. En realidad solo estoy abriendo una ventana que cada cual tiene que cerrar.
En breve toca volver a Alemania
Tras este tiempo aquí recargo pilas y recupero en mi retina todos estos colores y cielos, con más ganas que nunca de ponerme a trabajar. Tenemos que volver por obligaciones laborales. Aún no me he ido y estoy deseando volver.