Agosto, y en especial el puente de la Virgen, es uno de los momentos del año con más fiesta y celebraciones, cuando la gente está llena de ánimos y de ganas de pasarlo bien. En una verbena hay una cosa que no puede faltar, copas, y para ello se necesita algo imprescindible, hielo.
Aquí es donde radica el problema que lleva asolando el medio rural en especial al estar más aislado desde hace más de una semana y que se prevé que se alargue hasta final de verano, el desabastecimiento masivo de hielo. Las causas son básicas, la ola de calor y las fiestas han llevado a que la demanda aumente 7 veces a gran velocidad porque la gente necesita refrescarse a cualquier hora del día y demanda bebidas frías con hielo, lo que se suma a que con la subida de la luz y el combustible el reparto y el almacenaje de este producto se ha encarecido y ha desembocado en una reducción de la oferta.
Esta problemática está afectando a diversos sectores y grupos que necesitan urgentemente abastecerse para poder afrontar las fechas que se acercan, no solo porque se trate del mes de agosto, el más caluroso y vacacional del año, sino porque está repleto de fiestas patronales y eventos a los que acudirá una gran afluencia de público.
Los principales afectados en este caso son los miembros de comisiones de fiestas, ayuntamientos organizadores o empresas que se encarguen del servicio de barra que se están enfrentando a una situación muy complicada y difícil de solucionar para poder llevar a cabo su cometido. Un ejemplo de ello es la Comisión de fiestas de Caminreal, que ha tenido que abastecerse consiguiendo hielo de Montalbán y Teruel. No obstante, en algunos casos cuentan con una importante ventaja, la propiedad de una máquina de hielo, que soluciona el problema, pero en algunos casos no del todo. Comisiones con cubiteras como la de Albalate del Arzobispo no dan abasto con lo que obtienen de ellas y se ven en la obligación de complementar su almacenamiento con la compra de sacos de este imprescindible producto, donde se encuentra principalmente la escasez.
«No ha habido problemas, pero ya nos preparamos para lo que pueda venir»
La Comisión de fiestas de de Albalate del Arzobispo es otra de las comisiones de las localidades aragonesas que cuentan desde hace varios años con una cubitera, es decir, una máquina de hielo propia para autoabastecerse. Sin embargo, en este caso «no es suficiente» y «se necesita contar con empresas de hielo» para alcanzar las cantidades que se necesitan, afirma Miguel Del Río, presidente de la Comisión de fiestas. Por ahora, no han tenido problemas, pero se están preparando para lo que pueda ocurrir en las siguientes semanas, ya que piensan que esta situación de crisis «se va a agravar» con las celebraciones y con la gran afluencia que se espera en ellas.
La situación, además, radica en la venta tanto de los hielos en si como de máquina que los produzcan de forma industrial más orientadas a la hostelería. En el primer caso, empresas como Espectáculos Avenida de Calanda o Cubifres de Maella han tenido que filtrar su servicio únicamente a sus clientes habituales porque no tienen capacidad suficiente para abastecer todas las peticiones que reciben al cabo de la semana e, incluso, del día, que han aumentado. «Nosotros estamos atendiendo a los clientes habituales, pero en general se nos está pidiendo siete veces más de lo que fabricamos, por lo que no podemos abastecer todas las peticiones», afirma Eduardo Pérez Rodríguez, gerente de la empresa de hielo Espectáculos Avenida de Calanda.
Además, otro eslabón de esta cadena de ventas son los supermercados, los cuales ya llevan días viviendo una importante escasez que les ha llevado a establecer un límite en el número de bolsas que puede comprar cada cliente. El cartel señala «limitamos temporalmente la venta de bolsas de hielo, máximo 5 bolsas o 1 saco por cliente».
«Hacía años que no vendía una máquina de hielo y esta semana ya son cuatro»
Frioshba es una empresa alcañizana especializada en equipamiento de hostelería, climatización y frío industrial. Por ello, la reciente crisis del hielo derivada del desabastecimiento del mismo en Aragón le afecta de forma directa, aunque positiva, en este caso. No obstante, debido a la aparición de las empresas de venta de hielo las máquinas dejaron de venderse. «Llevaba años sin vender una máquina de hielo y está semana hemos vendido cuatro y estamos reparando otras dos ahora mismo», señala Miguel Angel Estevan, el gerente, quien también explica que le habían llamado de unas diez peñas del Matarraña para preguntar si alquilan máquinas o venden hielo.
Por su parte, las empresas dedicadas a el equipamiento de hostelería, en particular de climatización y frío industrial, también están viviendo los efectos de la crisis, pero de un modo más positivo, ya que con ello han aumentado las ventas y los arreglos. Algunas de ellas, como Frioshba, hacía años que no lograban vender una de sus máquinas de hielo o cubiteras y en unos pocos días ya son cuatro las que se han comprado, un número que se espera que aumente en la próxima semana. Además, han recibido numerosas máquinas para arreglar, algunas paradas desde hace años. Incluso han recibido diversas peticiones de vecinos de localidades como Valderrobres o La Fresneda que a través de sus peñas quieren alquilar una cubitera o buscan «desesperadamente» un lugar donde conseguir hielo. «Una máquina de este tipo no la puede comprar una peña porque su coste varía entre los 1.000 y los 3.000 euros, además de los gastos que conlleva su funcionamiento y el almacenaje del hielo en grandes congeladores y arcones», señala Miguel Ángel Estevan, gerente de Frioshba, al mismo tiempo que afirma que alquilar una cubitera «no es rentable» porque los costes de mantenimiento y reparación «son demasiado altos y no se obtendrían beneficios».
«Tenemos 5 ó 6 congeladores llenos de hielo listo
para sacar y servir»
Algunos de los ayuntamientos y comisiones de fiestas de la zona cuentan desde hace varios años con máquinas de hielo o cubiteras propias para poder autoabastecerse en las celebraciones y festividades de su localidad. Cantavieja es un ejemplo de ello, que ya lleva varios días preparándose para sus próximas fiestas, las patronales, haciendo hielo y almacenándolo en bolsas en los distintos congeladores con los que cuentan, entre 5 ó 6 con hielo a granel listo para servir. Con la cantidad que consiguen no necesitan abastecerse con otras fuentes y, además, prestan servicio a pueblos más pequeños que no tienen esta ventaja, como Villarluengo.
La hostelería respira
No obstante, a pesar de las previsiones que se llevaron a cabo sobre los efectos de esta situación en el sector de la hostelería y el turismo, los resultados están siendo contradictorios y poco esclarecedores.
Nieves Ballesteros, gerente de la Asociación de Empresarios Turísticos del Bajo Aragón, afirma que ha afectado de manera desigual a los hosteleros, pero que en general los bares, restaurantes y cafeterías de la zona «no están teniendo problemas en principio» al tratarse de clientes habituales de los repartidores. Por esto, como explican los suministradores, son los primeros en recibir los pedidos por encima de los clientes de última hora. Además, muchos de los locales de hostelería ya cuentan con una máquina de hielo y no necesitan comprar bolsas o son menos las que piden.
En el caso de aquellos que cuentan con una pero hace años que no lo utilizan, la han enviado a reparación y ya las están obteniendo de vuelta reparadas y listas para continuar con su servicio. No obstante, sí que hay casos de establecimientos que se han visto obligados a fijar un límite en el número de cubitos por consumición. Por ejemplo, como se observa en la cuarta imagen, uno de los bares de Foz-Calanda ha fijado un cartel que dice «debido a la escasez de hielo, pondremos un cubito de hielo por consumición». En general, los implicados en esta crisis no esperan que cambie hasta dentro de unas semanas, mediados de septiembre, o, incluso, hasta que comience el mes de octubre y bajen las temperaturas.