Cuando la joven danesa Sif Emilie Lauritsen tuvo que elegir el tema para el trabajo de campo final de sus estudios de antropología ella solo tenía claro que quería tratar la lucha contra la despoblación en España. Lo que no se llegaba a imaginar era que para realizarlo acabaría viviendo durante seis meses en Oliete, un lugar que además de haberse convertido ya en su segundo hogar le ha hecho entender que un pueblo son sus vecinos. Estos, según Sif, son los únicos que mantienen la vida en él a través de sus tareas cotidianas del día a día.
La iniciativa de Apadrina un Olivo llamó su atención desde el primer momento que dio con ella en internet. La idea de poder recuperar población a través del trabajo con olivos era algo en lo que también quería participar, por lo que no tardó en contactar con sus responsables para ofrecerse a trabajar como voluntaria y conocer así la iniciativa desde dentro.
Desde que llegó en febrero la joven ha colaborado en los pedidos, el embotellado, podando olivos y demás procesos en torno al mundo del aceite. Lo ha hecho desde lo que ella denomina como «su doble papel en Oliete», el cual por una parte le permite ser la antropóloga que va de aquí para allá con una libreta para su trabajo final, y por otra, en ocasiones, también le deja ser solo Sif, aquella chica totalmente involucrada en la vida del pueblo de Oliete.
Es esta última faceta con la que más ha aprendido sobre la vida del pueblo. Cuando llegó recuerda que su trabajo como voluntaria iba a ser el tema central de su tesis, algo que cambió radicalmente en cuanto comenzó a ser parte de Oliete como una habitante más.
Pronto comenzó a descubrir que lo que para ella al principio solo eran casas abandonadas para la gente del pueblo en realidad era la casa de un vecino que tan solo estaba en Oliete durante un tiempo determinado. Así comenzó a entender cómo sus habitantes trabajaban, cada uno a su manera, para mantener esta vida en el pueblo por el tiempo que fuese sin buscar nada a cambio. «Apadrina un Olivo es una iniciativa que puedes encontrar rápidamente en internet porque hay un equipo detrás y su trabajo es crucial. Aquel abuelo que trabaja día a día en su huerto también mantiene vivo al pueblo y es igual de importante y eso no sale en internet, pero si en mi libreta», afirma Sif.
Esta libreta en la que recoge lo que se convertirá en su tesis ahora está llena de historias de los vecinos que se involucran por completo en la vida de su pueblo. Los mismos que siempre le han recibido de forma abierta, y entre los que también ha encontrado a su familia adoptiva de la que ahora le cuesta despedirse.
Estos meses han sido para ella una de las etapas más importantes de su vida. Caminar con ella por el pueblo implica el saludo de cualquiera que la ve, y eso es «lo que más echará de menos cuando vuelva a Oslo», ciudad en la que estudia y donde terminará de escribir su trabajo de campo. Pretende volver a Oliete en noviembre para trabajar en la campaña de olivos, y traer una copia de su trabajo en español para que quienes han participado puedan leerla en su lengua natal. «Esto no lo hago para mostrar que yo he hecho algo importante, sino para demostrar que son sus vecinos quienes realmente están haciendo algo especial», concluye.