El director general de Caja Rural de Teruel, David Gutiérrez, se muestra convencido de que la provincia podrá resistir a la crisis provocada por el coronavirus. Para ello, hace especial hincapié en la voluntad de las entidades financieras en apoyar al tejido empresarial, principalmente pymes y autónomos, y también a los particulares.
En cuanto al sector financiero, ¿en qué punto nos encontramos?
En primer lugar me gustaría trasladar un mensaje de ánimo a todas las personas que por un motivo u otro están sufriendo esta crisis del coronavirus. Desde la Caja queremos darles todos los ánimos del mundo, porque la situación lo requiere.
Respecto a la pregunta, yo creo que habíamos comenzado el año desde todas las entidades con unas posiciones bastante ambiciosas para apoyar todos los proyectos de las empresas, pymes y particulares, una posición de solidez. A raíz del coronavirus todo ha cambiado. Los planteamientos que teníamos se han visto modificados porque la realidad es totalmente inesperada. Ahora, con la reciente aprobación de las líneas del ICO, las entidades tenemos un objetivo común, que es apoyar la economía, apoyar al sector de la pyme, de la gran empresa y al autónomo, facilitando la liquidez precisa para superar este bache, que entendemos como temporal, y salir adelante. En segundo lugar, también queremos hacernos sensibles al resto de colectivos, que son los particulares, que pueden tener alguna dificultad derivada de su situación laboral, consecuencia del coronavirus. Igualmente estamos atendiendo desde todas las entidades, en Caja Rural desde luego, estas necesidades.
¿Cómo ha afectado esta situación a vuestro trabajo desde la Caja Rural?
Nos hemos ido adaptando a las circunstancias. En la primera semana de marzo convocamos un comité de dirección extraordinario para analizar la situación. En ese momento tomamos una serie de medidas. La primera fue analizar qué capacidad teníamos de establecer la modalidad de teletrabajo y decidimos enviar a teletrabajo a una gran parte de la plantailla de servicios centrales y de la red de sucursales, en previsión de que pudieran formar una segunda línea y siempre con el objetivo de seguir manteniendo las principales oficinas de la provincia atendiendo al público, que son 47. Todo eso fue consensuado con los trabajadores, y la verdad que el compromiso de toda la plantilla ha sido inequívoco.
Posteriormente nos hemos ido adaptando: incrementando medidas de seguridad, aumentando servicios de limpieza y rotando el personal en las oficinas. Actualmente nos encontramos dando servicio en todas las sucursales, de cara al público estamos en un horario de 10.30 a 13.30 y el resto del tiempo lo dedicamos a un trabajo de puertas para dentro para poder llevar a cabo el resto de tareas, que son varias y muy importantes para poder seguir manteniendo el negocio, a los clientes y la actividad.
Entonces, nuestra forma de trabajar ha cambiado drásticamente. Ahora tenemos aproximadamente un 45% de la plantilla en modo teletrabajo, pero el servicio entendemos que no ha decaído. Es más, la calidad es algo que yo creo que los clientes están percibiendo muy positivamente. No obstante, es cierto que la actividad en oficina ha caído enormemente porque los clientes están cumpliendo con la normativa y la afluencia a las sucursales, como es lógico, se ha reducido.
En el Bajo Aragón Histórico, ¿continúan todas las oficinas operativas?
Nosotros hicimos el estudio de cómo estaban las necesidades en cada punto y a día de hoy tenemos abiertas todas las oficinas principales. Los radios se siguen manteniendo aunque se han bajado los números de días de asistencia, y las oficinas donde íbamos un par de días a la semana pues igualmente se han reducido. En cualquier caso hemos intentado mantener el servicio en todos los puntos. Ha habido alguno, los menos, que no podemos ahora mismo atender de forma regular por falta de capacidad humana, pero sí estamos atendiendo alguna cosa extraordinaria que nos puedan demandar, sobre todo el tema de fracciones de efectivo, que es ahora mismo lo más solicitado en este tipo de poblaciones más pequeñas. En el resto, el servicio se está prestando. La gente lo ha entendido perfectamente y seguramente no es todo lo perfecto que nos gustaría pero sí estamos llegando al 90% de lo que se estaba haciendo antes de la crisis.
¿Se han incrementado los servicios prestados vía telemática?
Sí, efectivamente. El uso de cajeros y la banca online ha tomado más importancia, pero también es verdad que el consumo está prácticamente parado y esto marca también el gasto de tarjetas y la disposición de efectivo. Va todo un poco unido y ya digo, se ha hecho más extensivo el uso de la banca online para consultas y determinadas operaciones pero ha ido en proporción al descenso que se ha producido a nivel general.
¿Cuáles son las principales preocupaciones que os trasladan los clientes?
A medida que la crisis del coronavirus ha ido evolucionando las preocupaciones han ido variando. Actualmente yo diferenciaría las que presenta el mundo empresarial y las de los particulares. En el primer caso la preocupación principal es lógicamente la atención de liquidez: cómo puedo mantener mi negocio que se encuentra cerrado, cómo voy a volver a abrirlo y con qué capacidad financiera cuento para atender mis obligaciones financieras con terceros, con entidades, etcétera. Ahí es donde nos estamos centrando desde la Caja Rural, contactando con todos los clientes de uno en uno, tomando nota de sus necesidades y dando respuesta con las diferentes líneas de financiación que tenemos.
La otra preocupación viene encabezada por el cliente particular, que a lo mejor está inmerso en un ERTE, su empresa atraviesa problemas o es un autónomo que también tiene sus préstamos o sus problemas particulares. En estos casos pusimos en marcha una línea de créditos personales por Intenet para que el cliente directamente lo pudiera confirmar sin necesidad de pasar por la sucursal. Aquí se eligió un público, creo recordar que fueron 20.000 personas, que han recibido esa oportunidad de poder tener un préstamos con la confirmación vía móvil. Y en paralelo lo que estamos haciendo es sentarnos con los clientes y recoger las casuísticas particulares, que pueden venir por un problema puntual de atender sus préstamos. Ante esto estamos dando soluciones diferentes, combinadas con otras que ha propuesto el Estado, y en cualquier caso con una directriz muy clara que es intentar que todos los clientes tengan atendidas sus obligaciones y facilitar esa atención.
Las primeras medidas anunciadas por el Gobierno de España establecían 200.000 millones de euros, de los que más o menos la mitad irían destinados a avales, ¿qué quiere decir esto?
Básicamente lo que el Gobierno ha puesto a disposición de los ciudadanos es una línea de hasta 100.000 millones de euros en avalar préstamos que los clientes- pymes, autónomos y gran empresa- puedan solicitar a sus entidades bancarias. Para ello marca una serie de condiciones, indica que el aval máximo podrá llegar hasta el 80% y establece una serie de requisitos para que las empresas puedan acceder a dichas financiaciones con las entidades. El bastante sencillo, en el sentido de que lo que marcan es que los clientes deben estar al día a 31 de diciembre y el destino de dichas financiaciones tiene que ser básicamente para liquidez de la compañía: pago de nóminas, de seguros sociales, impuestos, inclusive de cuotas de préstamos que vengan a futuro. Lo que han dejado muy claro es que esos préstamos no pueden valer para refinanciar deudas o cancelar deudas de otras entidades.
A partir de ahí a cada entidad a nivel nacional se nos ha otorgado un cupo de un importe limitado. Se ha hecho una primera emisión de 20.000 millones en todo el territorio español y lo que se prevé es que una vez consumida esta cantidad se prosiga con el resto, se presume que en otros tramos, que pueden ser de otros 20.000 millones o superiores. Una de las características de este primer tramo es que el 50% -es decir, 10.000 millones- se otorgó para la gran empresa (compañías con más de 250 trabajares, que facturen 50 millones de euros o tengan un activo de 43 millones de euros), y el resto para pymes. Nuestra posición como Caja Rural es que creemos que se debiera cambiar el criterio a futuro bajo dos premisas: en Teruel gran empresa como tal hay muy poca; y si nos vamos al tejido empresarial español el 85 o 95% lo conforman pymes o autónomos. Cierto es que la gran empresa también genera empleo en la pequeña, pero entendemos que una proporción más equitativa, un 80-20% o un 75-25%, sería lo correcto, máxime en Teruel, donde la pyme y el autónomo generan el 95% del empleo activo de la provincia.
En cualquier caso, han sido unas cuotas de repartición que consideramos correctas partiendo de la premisa de que todavía quedan 80.000 millones por repartir y que si sigue el mismo criterio o se mejora, entendemos que la Caja podrá dar un servicio óptimo a la provincia y por ende a la sociedad turolense.
Hablamos de las líneas del ICO, ¿cómo funcionan?
Esto se canaliza a través del ICO. Es decir, el cliente se dirige a su entidad o en este caso nosotros nos dirigimos al cliente para establecer qué necesidades de tesorería tiene, qué previsión de negocio tiene, y en base a eso se marca un importe. El importe se firma con la entidad, los fondos los pone la entidad, no los pone el ICO a diferencia de otros préstamos; y el ICO es el que va a validar el aval que genera el estado. Es decir, la entidad envía al ICO la documentación firmada del cliente, se analiza, y en un plazo de entre 24 y 48 horas el ICO indicará que esa operación se acoge al aval que el estado puede otorgar. En este sentido el dinero está dispuesto en el momento en el que el ICO valida la operación.
Tal y como has indicado vuestro objetivo es atender a pymes y autónomos, ¿de qué otras herramientas disponéis para hacerlo?
Nosotros como Caja Rural nos propusimos desde el primer día que teníamos que tener una apuesta muy clara y muy concreta con nuestros clientes, por eso establecemos una línea con fondos propios y en condiciones normales de mercado para poder satisfacer esa liquidez.
Entonces ahora mismo disponemos de varias líneas de actuación directas: una es el denominado ICO Covid, otra que es Avalia, la línea de tesorería de la Caja Rural de Teruel, y para clientes que hagan exportación hay una línea especial suscrita con CESCE que también facilita los anticipos de exportaciones. Con todo esto el mensaje es muy claro de cara a las pymes y los autónomos: las entidades financieras ahora mismo estamos con unas posiciones de tesorería y de facilidad para el crédito que van a facilitar que el cliente, cumpliendo con lo exigido, pueda acceder a esa tesorería, siempre encaminada a atender los flujos de estos próximos meses y las obligaciones crediticias. Con lo cuál es una situación, dentro de todo lo negativo que estamos viviendo, muy satisfactoria económicamente hablando.
¿A qué tipos de interés se van a conceder estos créditos?
Avalia se marca un tipo de interés concreto para pólizas de crédito y para préstamos y luego se repercute la comisión por el aval que presta. En el caso de las lineas ICO Covid, el Estado lo que ha fijado es una comisión por el aval prestado que lo asume la entidad bancaria, que en principio es del 0,2% en la mayor parte de los casos. Y las condiciones que se han fijado para estas líneas son muy claras: el Estado ha indicado que las entidades debemos de cobrar un tipo de interés menor del que normalmente estamos negociando con esas empresas; o dar un plazo superior al que normalmente estemos dando en operaciones de circulante. En este caso concreto las operaciones son préstamos a 5 años con uno de carencia.
En cuanto a las hipotecas y dada la situación actual, ¿quién podría retrasarse en el pago y en qué condiciones?
En un primer momento el Gobierno lo que dijo fue que podían solicitar una moratoria de su hipoteca las personas que se consideraban ‘colectivo vulnerable’. Para ser considerado como tal hay que cumplir una serie de requisitos tanto de renta como de aportación de documentación a la entidad bancaria, que viene marcado por el Gobierno. En caso de que efectivamente un caso se enmarque dentro de este ‘colectivo vulnerable’ la entidad está obligada a aceptar esa moratoria, que está fijada en tres meses. No quiere decir que se condonen las cuotas, simplemente quedan aplazadas hasta pasados esos tres meses legales desde la finalización de estado de alarma.
Desde Caja Rural queremos ir un paso más allá, porque creemos que en la provincia no hay afortunadamente muchas personas enmarcadas en ese ‘colectivo vulnerable’, pero sí es cierto que puede haber otras que sin estar en este colectivo puedan tener ciertos problemas para atender la cuota de los próximos meses. En ese caso nos estamos entrevistando con ellas para darles una solución que facilite la atención de esa deuda en un plazo a lo mejor un poquito superior a los tres meses que establece el Gobierno. Afortunadamente hay que destacar que en la provincia de Teruel la capacidad de ahorro es bastante alta comparativamente hablando respecto a otras Comunidades Autónomas.
¿Hasta cuándo consideráis que puede durar la repercusión económica de esta crisis provocada por el coronavirus?
Básicamente hay cuatro teorías según los expertos. La primera es la de la V, que dice que es una crisis donde vamos a tocar fondo pero la recuperación va a ser muy rápida; otra marca una recuperación en forma de U, en la que una vez que toquemos fondo hay un periodo de medio plazo para intentar remontar; la otra sería una situación de L, tocamos fondo pero no recuperamos los niveles que veníamos teniendo antes de la crisis y nos encontramos en una situación de crisis o recesión; y la última sería la teoría de la raíz cuadrada, según la cual experimentaríamos una recuperación rápida pero sin llegar a los niveles que teníamos en febrero.
Es difícil saber lo que va a pasar. Nosotros lo que les estamos diciendo a los clientes es que hagan una previsión de inactividad mínimo a tres meses vista. Digo de inactividad, porque luego vendrá la fase de volver a retomar los negocios, las relaciones, el volver a poner todo en orden, y eso llevará unos meses. También hay que decir que entendemos que esto va a ir por sectores, unos se recuperarán más rápidamente y otros por desgracia este año lo van a tener complicado.
Mi percepción es que tenemos que hacernos a la idea de mínimo tres meses para volver a funcionar pero que la recuperación será gradual y hasta final de año o principio del 2021 no vamos a ver atisbos de normalidad. Todo ello teniendo la esperanza de que se pueda encontrar una vacuna contra este virus y en otoño e invierno no se vuelva a reproducir la situación.
En resumen, el horizonte para mí sería medio año pero si me preguntas si vamos a volver a los niveles de enero o diciembre del año pasado creo que está muy complicado, porque no es un problema que solamente afecta a España si no que afecta a todo el mundo. La ventaja que tenemos ahora mismo es la disposición financiera de todas las entidades bancarias para apoyar económicamente a las empresas a generar empleo. Pero tampoco hay que olvidarnos que esta situación va a generar mucho déficit en los países y al final ya sabemos que el déficit tarde o temprano hay que pagarlo.
Respecto a Teruel, sí hay que decir que el sector agrario a día de hoy y gracias a Dios está en una posición fuerte, a parte de que es un sector bastante ahorrador. Sí está sufriendo el sector ovino-caprino porque una gran parte de su consumo está en los canales de restauración. En el sector frutícola están a la expectativa de la disponibilidad de trabajadores. En general en Teruel, como hay una parte importante que depende del sector agrario, y combinado eso con la capacidad de ahorro de muchos hogares, creo que la crisis va a poderse resistir un poquito mejor que en otras Comunidades. Indudablemente hay muchos sectores que lo están pasando mal y desde la Caja nos hacemos cargo y trataremos de apoyarlos todo lo posible. A pesar de todo en la provincia creo que vamos a salir adelante. Nos costará más o nos costará menos, pero animados y con ganas saldremos más antes que después de esta situación.