Del Mundo al Bajo Aragón: Cristian Rosu, natural de Rumanía, siente que Calaceite «es y será» su casa
El bucarestino Cristian Rosu es uno de los nuevos matarrañenses que, procedentes del país del Conde Drácula, ha contribuido mitigar el acuciante drama de la despoblación que sufre el Bajo Aragón Histórico. Por motivos laborales e incluso de supervivencia, Cristian cambió hace 14 años las largas e imponentes avenidas de Bucarest y el verde de la campiña y las montañas de Rumanía, por el inigualable entorno de bosque mediterráneo, olivos y piedras con siglos de historia de Calaceite.
Cristian llegó procedente del país dacio en 2004. Hasta ese momento residió en la capital del país, donde trabajaba en una empresa de instalaciones frigroríficas. Sin embargo la situación económica en aquellos años se tornó insostenible, con unos sueldos cada vez más bajos y unos precios prohibitivos. Por ello, con tan solo 26 años decidió ir a Zaragoza en busca de un futuro mejor. Tras llevar a cabo varios trabajos en la capital aragonesa y en Alcañiz, llegó a Calaceite.
Cristian conoció pocos meses después a la calaceitana Ana Pilar Niella, con quien se casó en 2010 y fundaron una familia, después de haber trabajado durante una temporada con su actual suegro. Ambos regentan el Bar la Cantonada de Calaceite y durante el verano, Cristian se ocupa del bar de las Piscinas Municipales.
Años después llegaron sus hijos Daniel y Marina, de 6 y 3 años respectivamente. Sus hijos, además de hablar castellano, hablan el catalán de Calaceite y rumano, especialmente, tal y como explica Cristian, la pequeña Marina. «Con ella siempre hablo en rumano y castellano», explica. Cristian viaja si puede todos los años a Rumanía a visitar a su familia a la que, reconoce, echa mucho de menos. A pesar de ello tiene muy claro que su futuro está definitivamente en Calaceite.
El clima es otra de las cosas que le gustó desde un primer momento. Destaca lo benigno del invierno en España, comparado con su lugar natal donde, explica, ha visto llegar a -30ºC. Sin embargo reconoce que el cierzo puede resultar bastante molesto.
La sociabilidad de la gente es una de las cosas que más valora Cristian de España y especialmente de Calaceite, localidad a la que no puede dejar de elogiar. «Aquí desde el primer día me acogieron muy bien, me siento y soy un vecino más de Calaceite», añade. Nada más llegar le sorprendió la calidez de la gente así como las fiestas patronales. «El ambiente de las fiestas, las charangas, los toros… me sorprendió mucho y muy gratamente». A pesar de que le gusta mucho la comida española no puede dejar de echar de menos platos típicos rumanos como el sarmale o el mici.
En cuanto a cómo ve las cosas en Rumanía, Cristian cree que todo está mejorando mucho y que continuará así después de décadas de desastre económico y político. Recuerda los años «80 cuando a la carestía y restricción de bienes y servicios, se unía la represión y la opresión que sentía la población durante la dictadura de Nicolae Ceausescu.. «En los mercados no encontrabas nada, estaba todo prácticamente vacío. Para obtener un litro de leche había veces que teníamos que hacer entre 3 y 5 horas de fila», recuerda.
Destaca también el poco conocimiento que aún hoy se tiene en España de Rumanía y explica que a pesar de las diferencias que existen entre ambas naciones, su país comparte con España el poso de la cultura latina. «La gente viaja y conoce cada vez más Rumanía y descubren un país muy distinto a la imagen que aquí se tiene, pero aún así existe todavía mucho desconocimiento», añade.
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