La planta se construyó en 2010 y todavía no se ha puesto en marcha
La planta de purines de Valderrobres concluída en 2010 después de una inversión de 8 millones de euros y que nunca llegó a funcionar, presenta ahora deficiencias en varias de sus tuberías. Al parecer, en una reciente inspección, los técnicos detectaron que varios tramos de las conducciones no eran capaces de aguantar la presión para la que, en teoría, estaban diseñados los tubos. Lo que se presentó como un proyecto estrella, encaminado a dar fin a los problemas del exceso de purines en la comarca del Matarraña, suma así otro revés, después de que más de 7 años después, jamás haya funcionado ni un solo día a pesar de la ingente inversión.
El fallo se ha detectado en varias conducciones que fueron diseñadas para devolver el residuo sobrante de la depuración de purines a varias explotaciones ganaderas cercanas para que, de este modo, sin poder ser aprovechado de otra manera, fuese reutilizado como riego fertilizante. Las conducciones parten de dos grandes balsas, de grandes dimensiones, anexas a las instalaciones de depuración. Los fallos se han detectado en los tramos finales de las conducciones, próximos ya a las granjas de destino. Las deficiencias podrían venir tanto por falta de mantenimiento como por un defecto en la construcción e instalación requeridas por el diseño.
A pesar de que DGA todavía no se ha pronunciado al respecto, al parecer la sustitución correría a cargo de alguna de las empresas adjudicatarias de la construcción y a falta de confirmación oficial, el arreglo podría ascender a medio millón de euros según varias fuentes consultadas por este medio. Según manifestaron varios vecinos de Valderrobres, los trabajos de reparación comenzaron hace varios días y consistirán en subsanar la carencia. Todo ello a pesar de que las instalaciones siguen paradas y no existe en el horizonte ningún tipo de propuesta para ponerla en marcha.
Pese a estar paradas la envergadura y espectacularidad de las instalaciones es patente, llegando a ocupar, contando las citadas balsas, una superficie superior a las 4 hectáreas.
La planta valderrobrense fue diseñada, junto con la de Peñarroya de Tastavins, que por su parte costó 6 millones de euros, para asumir parte de los excedentes de purines procedentes de las explotaciones ganaderas con la intención inicial de producir electricidad a través del biogás que se obtendría de los purines. La inversión en ambas instalaciones superó los 14 millones de euros. Pese a ello, ninguna de las dos ha podido cumplir hasta ahora su cometido. La planta peñarrogina llegó a funcionar 3 años aunque tuvo que ser paralizada en 2013 debido a su inviabilidad económica y a la falta de fondos para su mantenimiento.
Pese a reconocer que una de las principales prioridades medioambientales del ejecutivo autonómico es la resolución del problema de los excedentes de purines, después del caso del lindano, lo cierto es que la situación continúa bloqueada y nada hace pensar en una futura puesta en marcha de las instalaciones valderrobrenses.
Por su parte y pese a la voluntad expresada por el ejecutivo autonómico de poner en marcha, mediante una externalización, la planta de purines de Peñarroya, la situación en estos momentos es de bloqueo.
En todos estos años no solo no se ha solucionado el problema de los purines en la zona si no que incluso la situación se ha agravado llegando a contaminar algunos acuíferos y aguas subterráneas. En La Portellada los vecinos estuvieron 3 años, entre 2013 y 2015, sin poder consumir agua de boca debido a la contaminación del manantial del que se surtían, junto al río Tastavins, y tuvo que ser necesario buscar y construir una nueva toma de agua. También en Cretas se registraron subidas en el nivel de nitratos en varios manantiales. Y en La Fresneda durante el verano de 2015 la localidad también presentó problemas de contaminación de nitratos y tuvo que ser necesario acotar un perímetro en el que se prohibió el vertido de purines.