Hace 10 años que dos actuales socias Mayte Vicente y Deborah Piqué decidieron emprender un nuevo negocio en Chiprana para poder así establecer sus vidas en esta pequeña localidad del Bajo Aragón-Caspe. En ese momento, una pequeña tienda de ultramarinos estaba a punto de cerrar por jubilación, por lo que Vicente y Piqué tuvieron claro que en el pueblo haría falta un establecimiento de alimentación. Así nació Lo Menester, el supermercado que alimenta a toda la población de Chiprana, pues es la única tienda de alimentación en la localidad.
No obstante, para emprender con este negocio ambas tuvieron que aceptar unos importantes cambios en sus vidas. Débora estaba trabajando en Barcelona como maestra y Mayte, tras estudiar Derecho y trabajar en una gestoría, llevaba un pequeño periodo en paro. «Pero quisimos apostar por esto y lanzarnos. No sabíamos cómo iban a funcionar y teníamos mucha incertidumbre», coinciden ambas echando la vista atrás. A pesar de ello, arrancaron con el negocio y poco a poco fueron consolidando la clientela. Tanto, que las dos consideran que han formado una «gran familia»: «Hay gente que viene cada día y que aprovecha este rato para hablar con nosotras, a veces para desahogarse de otros problemas o para preguntarnos cómo estamos. De hecho, cuando alguna de estas personas fallece, sentimos realmente un vacío como si fueran miembros de nuestra familia», explica Mayte Vicente. Este aspecto, además, se intensificó durante la pandemia.
Además, los vecinos que veranean en Chiprana durante los meses estivales y en algunas otras épocas del año «agradecen tener este servicio en el pueblo», recuerda Déborah Piqué. No obstante, este es un negocio «estacional», pues en los meses de verano deben obtener beneficios para cubrir la disminución de ventas en invierno. Es un negocio que percibe fuertemente el la llegada y la ida de pobladores. El turismo de pesca, el gran número de trabajadores temporales del campo y los visitantes durante el mes de agosto suponen el impulso en sus ingresos que necesitan para el resto del año. Además, se alegran de poder dar con este negocio algún puesto de trabajo en el pueblo.

Celebrar 10 años de recorrido
Así, año tras año, y con el apoyo de muchos vecinos del pueblo, han sumado ya 10 años abriendo de lunes a sábado las puertas del establecimiento. También han prestado el servicio de entrega a domicilio cuando alguien lo ha necesitado, sobre todo las personas mayores. Y para celebrarlo, organizaron una fiesta. «Teníamos que invitar a toda nuestra gran familia», reconoce risueña Piqué.