Dos de los impactos que Feher disparó contra el Guardia Civil traspasaron la zona del faldón, que le quedaba a la altura del tórax
El chaleco de uno de los agentes fallecidos en el triple crimen de Andorra no le protegió de dos disparos en una zona vital que debería estar cubierta por el «paquete balístico» (la parte del chaleco protegida con una placa metálica para evitar las balas). Víctor Jesús Caballero llevaba un chaleco propiedad de la Guardia Civil que era, como mínimo, dos tallas menor a la que le correspondía por su envergadura física. La zona por la que le entraron dos de los disparos, el tórax, estaba cubierta por el faldón de tela que se emplea para acomodar el chaleco al pantalón debido a que le quedaba muy pequeño. Así lo atestiguan tanto la autopsia como un informe de Criminalística incluidos en el sumario del caso.
Sin embargo, el de su compañero Víctor Romero, que era de su propiedad y homologado, sí que cumplió su función porque el disparo que impactó en la zona costal no penetró, ya que quedó alojado en el chaleco.
Caballero portaba una talla M cuando necesitaría por su envergadura una XL o XXL. Medía 1,87 metros y pesaba 100 kilos. Presentaba siete impactos que penetraron en su cuerpo. Dos de ellos los que no protegió el chaleco en el tórax y otros cinco en la zona de la pelvis. Los disparos, de dos armas, no afectaron a órganos vitales ni grandes vasos sanguíneos aunque sí provocaron hemorragias internas libres en el torax, el abdómen y las asas intestinales.
No se puede discernir por los informes si los dos impactos en el tórax fueron los letales ya que murió de una hemorragia pero sí suponen una «negligencia» en opinión del sindicato que al que Caballero estaba asociado, la AUGC, al entender que la Guardia Civil no proporcionó a su agente un chaleco de su talla. Los cuarteles no cuentan con suficientes chalecos ni de todas las tallas. «Era tan pequeño que no cumplía su función, que es proteger los órganos vitales», afirma el portavoz de AUGC en Aragón, Cristóbal Soria.