Las nubes y el frío no evitaron que cientos de personas disfrutaran con una feria muy colorida
La Portellada aprovechó el 1 de mayo, Día del Trabajador, para poner en valor uno de los oficios más antiguos e importantes en el territorio turolense como es la agricultura con la celebración la Feria del Huerto y el Jardín. En su cuarta edición, el evento logró convocar a cientos de personas que, a pesar del frío, se acercaron hasta el Matarraña para comprar alguna planta para casa, para el campo o incluso para su propio huerto urbano.
Grandes y pequeños disfrutaron con una feria que desde su nacimiento quiere contentar a todos. Para lograrlo, actividades desde primera hora de la mañana para diferentes públicos. De tal forma que a las 10.00 arrancó la jornada con una charla sobre el manejo del olivar ecológico y una hora después, el taller participativo «El tren jardinero». Esta actividad iba dirigida a los más pequeños, que aprendieron a crear con sus propias manos un jardín muy característico gracias a la labor realizada por el AMPA de La Portellada y la empresa Agrojardín. «Lo que se busca es ofrecer un poco de variedad a la gente que se acerca al pueblo. Intentamos que no se repitan las actividades de años anteriores, aunque es complicado, pero sobre todo que la gente se lo pase bien y que tenga ganas de venir en años próximos», indicó Alfonso Guardia, alcalde de la localidad.
La apertura de la Feria del Huerto y el Jardín se realizó de forma oficial a las 11.00 y a partir de ese momento el goteo de personas fue constante a lo largo y ancho de la feria. Su centro neurálgico estuvo en la plaza del pueblo, donde los visitantes se agolpaban ante los diferentes puestos. Entre los productos preferidos, unas flores para decorar el interior y el exterior de los hogares, aunque también planteros de tomates, judías o pimientos para el huerto.
Como si de unas fértiles raíces se tratara, la Feria de La Portellada también tenía dos puntos de visita obligados. El primero se dirigía hacia la Biblioteca, y también local de los jubilados. Antes de llegar varios expositores ofrecían todo tipo de productos artesanales, desde vino, pasando por alimentos ecológicos e incluso libros, eso sí, todos sobre alimentación. Mientras, la biblioteca acogía una peculiar muestra sobre adornos florales realizada por la Asociación de Jubilados de La Portellada.
Y es que precisamente los jubilados eran los protagonistas del otro punto de visita obligada. Rodeando el parque infantil de la localidad, se hicieron fuertes para trasladar a los visitantes al pasado. Mientras las mujeres preparaban los tradicionales «pedos de monja», dulces típicos de La Portellada, los hombres se encargaron de encender el fuego. Bien para preparar un caldo para la comida o bien para enseñar alguno de los oficios antiguos como el de «estañero». Al mismo tiempo, los animales que antes se podían encontrar en las casas, como las gallinas, conejos, cerdos o cabras, hacían las delicias de las familias. «Personalmente me gusta mucho que la gente venga y se interese por cómo hacíamos antes las cosas, sobre todo los jóvenes. Debido a las prisas con las que se vive hoy en día, muchas de estas cosas se han perdido y la verdad es que es una pena», explicó Juan Anglés, miembro de la Asociación de Jubilados.
Durante la Feria del Huerto y el Jardín hubo tiempo para la presentación de la Asociación Gent del Matarranya y del Club de Cata de la Terra Alta, quienes celebraron una cata de aceite de oliva. Al finalizar, se realizó el concurso por compras en la feria y se entregaron los obsequios a los balcones floridos.
Comisión de la Feria de La Portellada dice
Gracias por compartir este día con nosotros