La II Feria de la Tapa batió récords con más de 300 propuestas gastronómicas diferentes
El municipio matarrañense de Valjunquera hizo una oda maravillosos aperitivos en la segunda edición de la Feria de la Tapa. Más de 20 puestos dispuestos a lo largo del centro de la localidad ofrecieron 300 delicias de diferentes formas, olores, colores y sabores que fueron degustadas por centenares de participantes que se animaron a pasar un fin de semana gastronómico en los rincones más especiales de Valjunquera.
«Un éxito rotundo». Estas fueron las primeras declaraciones de la alcaldesa de la localidad, Susana Traver. «Hemos batido el récord. Muchas casetas tenían 280 tapas preparadas y se les agotaron el mismo sábado. Los vecinos estuvieron cocinando toda l a noche», concluyó orgullosa Traver. Un «récord» que no fue fácil de superar ya que, durante la primera edición de la feria, los puestos participantes cerraron el evento con un balance muy positivo.
El «éxito rotundo» de esta feria reside en la involucración y colaboración de todo un pueblo ya que fueron los vecinos, asociaciones, cuadrillas y comercios locales los que metieron las manos en la masa para ofrecer diferentes creativas propuestas todas ellas bajo un denominador común, productos de calidad de la tierra. Pulpo con patata morada, bolitas de morcilla caramelizada rebozadas con kikos o montaditos de cabrito fueron algunas de las delicias que despertaron el apetito de los visitantes.
El pasado fin de semana la Comarca del Matarraña puso los focos en Valjunquera en una feria en la que diferentes actividades dirigidas a pequeños, jóvenes y mayores fueron el maridaje perfecto para acompañar las tapas.

El sábado, el ritmo de los dulzairenos de Torrecilla de Alcañiz inauguró la feria. Las canciones de los músicos recorriendo las calles, el sol radiante y el toque de las campanas a las doce del mediodía anunciaron que el evento quedaba inaugurada. Poco a poco, los primeros comensales comenzaron a aglutinarse en las calles para disponerse a elegir los primeros bocados.
A la una del mediodía, los estudiantes de la Escuela de Hostelería de Teruel fueron los protagonistas en la Plaza del Ayuntamiento con una demostración culinaria que animó a los asistentes a aprender a cocinar nuevas tapas.
Por la tarde, el delicioso olor de las cocinas se adueñaba de las calles medievales de la localidad. A las cinco, los más pequeños se transformaron en chefs para lanzarse al mundo de la gastronomía en el taller infantil de cocina organizado por el AMPA del municipio. Una hora después, los más mayores también pudieron tomar nota para elaborar exquisitos montaditos en la exhibición de cocina a cargo de la Escuela de Hostelería. Paté de caza son salsa de cerezas o alcachofas fritas con crema de ajos tiernos fueron algunas de las propuestas.

Como en toda buena celebración, el tambor y las dulzainas siguieron amenizando a los comensales a lo largo de la jornada. La llegada definitiva del buen tiempo convirtió las calles y plazas de Valjunquera en una terraza infinita. Cada espacio era perfecto para para disfrutar de una copa de vino y una tapa, ya fuera en la Plaza del Ayuntamiento, la de la Iglesia o bajo la sombra del majestuoso Olmo. Un día festivo en el que se reunieron familias, cuadrillas y turistas. Se escuchaban constantemente palabras de cariño y de reencuentro entre los vecinos que se reunieron en Valjunquera para disfrutar de una feria convertida ya en tradición. «Hemos visto cómo la celebración se ha instaurado. Ya pertenece a la identidad de todos los valjunqueranos» afirmó la alcaldesa.
La jornada se cerró con el baile de los más fiesteros en el Electromnic Festival en el Polideportivo Municipal. El día siguiente, la feria siguió conquistando a los asistentes con el mismo éxito que la jornada anterior. Una cata de aceites abrió el apetito para acoger la exhibición de corte de jamón y posterior degustación a la hora del vermú. El fin de semana culminó con un taller de cocina para los más pequeños. La guinda perfecta para cerrar una feria que desmiente la frase que afirma que las segunda partes nunca fueron buenas.