Las bendiciones de vehículos y comidas populares llenan de alegría las calles de Mazaleón y Calaceite
Los motores de los vehículos comenzaron a rugir desde la primera hora de este sábado en la Comarca del Matarraña para celebrar por todo lo alto la fiesta de San Cristóbal, el patrón de los conductores. Municipios como Mazaleón, Calaceite o Valdeltormo han disfrutado de uno de los días más importantes para sus habitantes a base de actos litúrgicos, la esperada bendición de los vehículos y las multitudinarias.
A primera hora de la mañana todos los vecinos de Mazaleón se preparaban para afrontar una intensa jornada con un almuerzo popular. Dos horas después, la plaza de la localidad se transformaba por completo para proceder a la bendición de los vehículos. En ese instante, el claxon de un centenar de vehículos rompió el silencio que se había respirado entre los arcos de la plaza para proceder a recibir el agua bendita lanzada por el párroco. Al grito de «Viva San Cristóbal» desfilaron conductores de todas las edades y de todo tipo de vehículos. Desde tractores y furgonetas hasta bicicletas y sillas de ruedas puesto que se trata de una tradición que se ha popularizado y en la que, actualmente, participa cualquier persona que desee recibir la bendición del patrón de los conductores.
Con la protección del santo, los habitantes de Mazaléon pusieron rumbo a la Iglesia de San Cristóbal para asistir a una de las liturgias más importantes del año y continuar la fiesta con comidas y cenas populares multitudinarias y de reencuentro propias de la llegada del periodo estival.
Calaceite fue otra de las localidades de la Comarca que transformó sus calles para recibir la celebración del Santo de los transportistas. Los habitantes amanecieron después de haber vivido una larga noche con la «sardinetada» para concentrarse en la Plaza de Santiago Vidiella. En torno a las 12.30 del mediodía las ruedas comenzaron a girar para ser bendecidos. Además de la protección al volante, los calaceitanos le pidieron a San Cristóbal salud, trabajo y hasta que el Real Zaragoza volviera a subir a primera división.
Los conductores pararon el sonido de sus motores en el Polideportivo, lugar en el que se reunieron para degustar la mejillonada popular.
Así, con los vehículo bendecidos hasta el año que viene los vecinos Calaceite, Mazaléon, Valdeltormo, Valderrobres, Arens de Lledó y Monroyo siguen embarcados en un fin de semana en el que reina la alegría y las ganas de disfrutar de unas de las primeras fiestas del verano más tradicionales.