Eloy Ureña Bondía tiene 45 años y es natural de Fayón. Ha sido elegido como nuevo responsable del sector avícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), de la que forma parte UAGA. Su principal reto «es revertir la preocupante situación económica que atraviesa el sector avícola», agravada desde la alerta sanitaria de la Covid-19; y «encontrar una posición de equilibrio entre las integradoras y los ganaderos».
¿Como ha recibido la noticia de ser el nuevo responsable del sector avícola de Coag?
Con mucha ilusión y ganas de trabajar en el sector, en el que estoy especializado. Estaba afiliado a UAGA pero no estaba totalmente involucrado. Cuando se aprobó el decreto de Ley Nacional Avícola, empezamos a hacer grupos de trabajo y a partir de ahí vi que tenía que estar más involucrado, y así lo hice. Me encargo del sector tanto a nivel autonómico como nacional y europeo. Vengo del sector del broiler (variedad de pollo desarrollada específicamente para la producción de carne) y tengo que formarme ahora de todo el sector en general.
¿Cuál es su cometido a partir de ahora?
Ostentar el cargo supone mucho trabajo porque hay muchos problemas que solucionar en el sector. El primero es el Covid-19: por culpa de la propagación del coronavirus hay menos densidad en el mercado y eso nos repercute en las granjas, el gasto es el mismo pero hay menos beneficios. También con la administración con este anteproyecto de ley que hemos nombrado anteriormente… Vamos a ir analizando poco a poco todos esos problemas y vamos a ir presentando posibles soluciones.
¿Cómo se encuentra el sector avícola en estos momentos, a nivel general, y más concretamente en la comarca del Bajo Aragón-Caspe?
En nuestra zona la ganadería está bastante bien en general. Hay unas cuantas explotaciones del sector avícola en cada uno de los términos municipales. En Fayón hay muy buenas expectativas con el nuevo proyecto que se está desarrollando de 5 granjas (1 de ellas avícola y 4 de porcino) con la empresa Premier Pigs, que generará nuevo empleo en el territorio. Auguramos un buen futuro en la Comarca del Bajo Aragón-Caspe en este sentido.
¿Y cómo se encuentra la zona en cuanto al relevo generacional?
Esto es muy difícil. Intentaré trabajar para que esto exista. Es una preocupación constante en el sector. Espero incidir en eso para que continúe existiendo como ha ocurrido toda la vida: en este sector la vocación ha pasado de padres a hijos y sería una pena perderlo.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el sector en la actualidad?
Está claro que en este momento el principal reto es superar la dura época del Covid-19 y todas las consecuencias que ha traído. Ahora mismo el canal Horeca, que es la plataforma a través de la que se vende la carne de pollo a restaurantes, hoteles, bares… establecimientos turísticos, ha notado un bajón importante de la demanda, y eso ha afectado muchísimo a los ganaderos. Nos han bajado las densidades para estar más seguros, para tener una oferta y demanda equilibrados. Las granjas avícolas de la Comarca de Caspe la verdad es que están muy bien preparadas y se trabaja muy bien así que seguro que siguen adelante a pesar de estas circunstancias.
¿Cómo están los precios a día de hoy?
No son los que deberían. Los bajos precios están afectando al sector, especialmente a las granjas. Hay precios más bajos que el coste inicial, y eso no se puede consentir. Lo más curioso es que no ha habido mucha diferencia entre los precios de antes y después de la pandemia: en marzo estaba sobre unos 0,80 € el kilo de carne, una cifra que no ha variado demasiado. El precio medio que creo sería justo debería estar en el doble, sobre 1,50 €. Este precio, por supuesto, depende a su vez de la calidad del pollo que vendamos. Lo que ocurre en este sector es que hay muchas subidas y bajadas en este sentido, y lo que buscamos es algo más estable.