El pregonero de la Semana Santa de Andorra 2019 vive estas fechas con mucha emoción
Emilio Vidal González es el pregonero de la Semana Santa de Andorra 2019. Aunque nació en Zaragoza y actualmente trabaja en Talavera de la Reina siempre ha estado muy ligado a la Villa Minera y a su Semana Santa. Por sus venas corre sangre andorrana ya que toda su familia por parte de padre procede del municipio. Ha pasado temporadas largas en el pueblo y todavía conserva amigos andorranos que hizo en su niñez. Orgulloso de su tierra, en su despacho conserva el libro «El ruido y el silencio», sobre la Semana Santa de Andorra, que enseña a cualquier persona que llega de cualquier parte del mundo.
¿Qué es la Semana Santa para Emilio Vidal?
Es algo sagrado, sobre todo de jueves a domingo, cuando la puedo disfrutar porque antes no tengo tiempo. Esa fecha la reservo para poder seguir disfrutando de Andorra, de mis amigos… ¡Hasta de la gastronomía! Cualquier cosa del pueblo me encanta; las tortas, las magdalenas, el recuerdo de lo que me preparaban mis abuelos… La Semana Santa para mí es importantísima, y además de pertenecer al Cristo de los Tambores también soy de La Verónica por herencia familiar, porque mi tatarabuelo la compró en el 1.800 y pico.
¿Qué supone para ti ser nombrado pregonero?
No te lo puedes ni imaginar, es algo que no se me va a olvidar. Estaba en Gibraltar trabajando cuando me llamaron para decírmelo y no me lo podía creer, ¡me temblaban las piernas! «¿Quién soy yo para merecer semejante honor?», me preguntaba. Siempre he admirado a todas las personas a las que eligen para dar el pregón y jamás se me podría pasar por la cabeza que me eligieran a mí. Me quedé en shock y esa noche no dormí por la sensación de nervios y de responsabilidad.
«Ser nombrado pregonero es algo que no se me va a olvidar. ¡Cuando me lo dijeron me temblaban las piernas!»
Háblanos un poco del pregón. ¿Qué líneas va a seguir?
Primero daré las gracias a la junta local y a todos los que participan en estas cosas. La Semana Santa ha llegado hasta donde ha llegado y es conocida en el mundo entero gracias a toda esa gente que se preocupa y que trabaja con ilusión. Después recordaré mis vivencias, desde que empecé a salir de pequeñito de la mano de mi abuelo a la procesión. Voy a cumplir 58 años pero hay actos de la Semana Santa que me siguen poniendo los pelos de punta.
«Voy a cumplir 58 años pero hay actos de la Semana Santa que me siguen poniendo los pelos de punta»
¿Crees que hay futuro?
Me gusta mucho que haya gente joven. Cuando veo a los padres con sus hijos que apenas pueden andar y ya van con su tambor o su bombo pequeño me recuerdan a mí. Me encanta ver esa imagen porque yo también lo he hecho; he llevado a mis niños pequeños y les he intentado inculcar esta tradición como me la transmitieron a mí.
¿Cómo sueles vivir estos días?
Llego «a mesa puesta» y tengo esa pena de no poder participar en los actos anteriores, pero simplemente disfruto desde el primer momento; el hecho de entrar a la iglesia a ver a los santos, al Cristo de los Tambores… Estás esperando cada año para eso y es una sensación única. Tal y como te lo estoy contando ya se me ponen los pelos de punta.
¿En qué actos participas?
¡En todos! En la procesión de los santos, el Romper la Hora, la de las Antorchas a San Macario… Haga el tiempo que haga, si no se suspende yo no falto y mientras tenga fuerzas así voy a seguir, ¡no la perdono!
«El final del toque del sábado por la tarde es un momento sublime. Muchas veces lloro de emoción»
¿Te quedas con algún momento en especial?
No te podría decir uno exactamente porque vivo todos con ilusión, me encantan. Es una mezcla de tradición, religión, herencia familiar… Quizá el final del toque el sábado por la tarde, que es un momento sublime. Te tengo que confesar, y no me avergüenzo, que lloro muchas veces de emoción. Es la despedida hasta el año siguiente en el que, si Dios quiere, volveremos a empezar.