Hoy, 18 de diciembre, se celebra el Día Nacional de la Esclerosis Múltiple. En la provincia de Teruel, la Asociación Turolense de Esclerosis Múltiple – ATUEM, es la que se ocupa de la información, apoyo y asesoramiento de enfermos y de sus familias con el fin de mejorar su bienestar y calidad de vida.
Inició sus primeros pasos en Teruel y tomó por objetivo desarrollar su actividad en el resto de la provincia abarcando las comarcas más alejadas de la capital, asegurando de esta manera su llegada a las personas que lo requieran. ATUEM se propone estar presente en el medio rural turolense y llevar de la mano a quien lo necesite, que no haya ninguna persona afectada de esclerosis múltiple que se sienta sola o abandonada a su suerte, así como sus familias y cuidadores. Las condiciones geográficas, la dispersión, el entorno en el que desarrollamos nuestra actividad, unido a la situación actual de pandemia supone un reto muy difícil de superar y un esfuerzo añadido. «Queremos ser un referente y un apoyo para todos aquellos que lo precisen y, sobre todo, queremos estar cerca. Es necesario que las personas afectadas tengan acceso a las terapias necesarias cerca de su lugar de residencia, y para ello la Asociación ofrece una bonificación del 40% en dichas terapias a sus asociados», explican.
Durante estos últimos años, la Asociación ha trabajado para darse a conocer en las distintas Comarcas y pueblos que forman la citada provincia. Tiene dos sedes situadas una en Teruel capital y otra en el municipio de Andorra en la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos. Según estudios acerca de las personas afectadas de esta enfermedad, resulta una tasa de prevalencia de 75 por 100.000 habitantes, con 5 nuevos casos anuales y edad media del primer brote a los 29 años. Actualmente en la provincia de Teruel se estima que hay aproximadamente 140 personas afectadas, más de 1.400 en Aragón y casi 50.000 en España. Cada semana la esclerosis múltiple afecta a 35 nuevas personas y nuestro entorno no está libre del problema.
La Esclerosis Múltiple presenta un abanico muy amplio de síntomas. No sin razón se le llama la enfermedad de las mil caras. Muchos de ellos son invisibles. Hace falta sensibilizar a la sociedad e informar sobre este tema en búsqueda de la aceptación de los afectados, mejorando así su bienestar. «Por otro lado, el hecho de darnos a conocer tiene otro objetivo no menos importante, poner también el foco en la investigación, que se destinen los fondos necesarios para avanzar hacia la cura de esta enfermedad y en la que está puesta la esperanza de las personas enfermas y de sus familias y amigos», añaden.