El confinamiento está afectando a todos los sectores económicos, también a los esenciales. Aunque son probablemente los empresarios turísticos los más damnificados, la disminución de todas las actividades está ahogando a numerosos sectores. Se salvan, al menos por el momento, la agricultura, la ganadería y las tiendas de alimentación y de venta de productos de primera necesidad.
En los municipios del territorio los pequeños supermercados y tiendas multiservicio han visto incrementadas sus ventas ya que, sobre todo en los pueblos más pequeños, los vecinos han dejado de frecuentar las grandes superficies de las ciudades. Este hecho evidencia la importancia de contribuir a mantener el comercio local y es lo que reivindican también los propios vecinos y alcaldes, que aplauden el gran esfuerzo que estos días están llevando a cabo los comerciantes locales para abastecer a la población. «Hay que elogiar la labor de los pequeños comercios, panaderías, carnicerías y tiendas de alimentación», dice el primer edil de La Fresneda, Frederic Fontanet. «Hemos notado un gran aumento en la venta de cervezas, pero también de levadura y harina, algo que hemos visto por televisión que también ocurre en muchos lugares y nos sorprende», explicó Soledad Querol, gerente de Alimentación Sole, de La Fresneda. En localidades como Beceite han notado un descenso de clientes por la falta de turistas y segundos residentes. Sin embargo, se está viendo compensado por la fidelización del cliente local y por la subida en algunos productos. Es el caso de la tienda de ultramarinos de Beceite que es además estanco. Las conservas y otros alimentos de despensa y de consumo cotidiano son ahora más demandados. Bebidas alcoholicas fermentadas como el vino y la cerveza también están vendiéndose más que antes. «No soy demasiado optimista y creo que cuando esto pase se volverá a ir a la gran superficie, aunque espero equivocarme», explicó Ramón Royo, gerente del estanco y tienda.
Otro de los sectores que, al menos por el momento, no ha visto reducida su actividad es el primario. Agricultores y ganaderos toman las medidas de seguridad pertinentes para cuidar a sus animales y sacar adelante su producción. Sí muestran preocupación por la campaña de recogida de la fruta de cara a la contratación de temporeros pero, hasta ahora, continúan con su día a día. «Las ovejas siguen saliendo a pastar todos los días al monte, no entiendende crisis sanitaria», explica Juan Carlos Brun, pastor, agricultor y presidente de la Cooperativa de Nuestra Señora de los Pueyos, en Alcañiz. Comparte las explotaciones con su hermano y tienen un empleado.
Señala que este mes de abril incluso ha tenido más trabajo porque han parido los animales. A sus 500 ovejas se han sumado 727 corderos. «Además, en Semana Santa, hemos trabajado más. Si no se hubiese suspendido, hubiese guardado algún día de fiesta. Pero, así, pues aprovechas para hacer las faenas», reflexiona. Dedica parte de su tiempo a la agricultura y, en este ámbito, también trabaja sin problemas. Reconoce que las averías en la maquinaria o vehículos agrícolas podría ser un problema, aunque no lo ha sufrido. «Se me estropeó la furgoneta pero la pieza de repuesto estaba aquí. Sí que puede haber mas retrasos en los recambios, sobre todo de tractores, que pueden proceder de Alemania, por ejemplo», explica. En cuanto a la cooperativa, apunta que se trabaja principalmente de forma telemática y que, en la tienda, sólo están abiertas las seciones de alimentación y productos fitosanitarios.
Brun aprovecha el momento para reivindicar su profesión. «Ni ante éramos lo peor, ni ahora somos héroes porque garantizamos la alimentación. Nosotros hacemos nuestro trabajo, igual que los empleados de supermercados, los de farmacias, los periodistas o los sanitarios. Lo que si creo es que hemos sido muy denostados», lamenta. En ese sentido, confía en que ahora, después de toda esta situación, se empiece a valorar la producción nacional y todos los trabajos que se realizan en el país.
Aunque el transporte tampoco ha parado porque la actividad ha sido considerada «esencial», el volumen de trabajo de las empresas si que se ha visto afectado. José Vicente Lop, gerente de Translop, estima que alrededor del 40%. «Se han anulado muchos pedidos», destaca. Translop mueve unos 50 camiones (entre propios y contratados con autónomos) por toda Eurropa transportando todo tipo de materiales (chatarrra, aluminio, baldosas, arcillas…). Pese a que ha sido considerado «esencial» desde el primer momento, reconoce que se ha visto obligado a presentar un ERTE. «El problema no es que nos dejen trabajar, que si, es que podamos», dice aludiendo al descenso de actividad. Le afecta mucho el cierre de fábricas y la disminución de actividad en las mismas. No obstante, no encuentra problemas para pasar las fronteras. «Al revés, nos ponen alfombra roja», detalla.
En cuanto a las medidas de seguridad, José Vicente Lop indica que, además de los Epis específicos, ha tenido que aportar también elementos de seguridad y protección frente al coronavirus: mascarillas, guantes y geles, «que hemos pagado a precio de oro». Explica que llegó a comprar 300 mililitros de gel desinfectante por 25 euros cuando, ahora, una garrafa de 5 litros le ha constado 50 euros. «Y sigue siendo muy caro», lamenta. Pese a la situación, José Vicente prefiere mirar al futuro con esperanza. «Veo negro el presente, pero creo en poder tirar para delante y seguir trabajando como hasta ahora», concluye.
También optimismo traslada desde la construcción Esteban Milian, gerente de Milián Quílez Construcciones S.L., ubicada en Calanda. En este caso, retomó la actividad este lunes después de parar los 15 días reglamentarios. «Creo que ha sido un mazazo muy duro y repentino pero confío en salir de esta pronto, que esto se levantará. No creo que suframos tanto como en 2008», explica Esteban. En su caso, cuentan con 42 trabajadores dedicados a tres actividades: la construcción, un taller mecánico y el servicio de grúas.
No se han acogido a ningún ERTE y lo que hacen es organizar el trabajo y recurrir a días libres si desciende el volumen de faena. Sí que han pedido un préstamo ICO. «Lo hemos solicitado para frenar la posible falta de liquidez si esto se alarga», detalla Milián. Reconoce que el taller está «muy parado», al igual que las grúas. No obstante, en la construcción están teniendo «suerte». «Llevamos mucha obra pública y esa se ha podido retomar sin problemas. El problema es en las pequeñas obras. En pisos de comunidades de vecinos, por ejemplo, no podemos trabajar si no es una urgencia», dice Milián.
Esta semana han retomado las obras de recrecimiento de Santolea. Los operarios van provistos del material de protección necesarios. Esteban tiene una ferretería con su hermano y tenían acopio de mascarillas. Además, su tía cosió muchas más que cedió para la empresa ante los problemas de suministro iniciales.