Javier Zardoya, que ya investigó los pasadizos de Alcañiz, se embarca en la misión de documentar el deshielo.
En plena ola de calor que ya se anunció para esta misma semana, Javier Zardoya (Fuentes de Ebro, 1977) ya está rumbo al Ártico. Se ha integrado en una expedición que el sábado saldrá a explorar el Polo Norte Geomagnético. De hecho, es el único aragonés y su cometido es registrarlo en su cámara.
El objetivo de este viaje es tratar de buscar una explicación a muchas cosas, entre otras, a estas olas de calor. Tratarán de demostrar que el cambio climático existe y documentarán sus estragos. La «Mars Gaming Northabout Expedition», que es como se llama el viaje, toma el nombre del velero de 14 metros de eslora sobre el que ocho personas recorrerán los mares helados.
Partirán el sábado desde Qaanaaq, un poblado de 150 habitantes del Estrecho de Nares en Groenlandia donde todavía hay población «inuit». La previsión es, además, tomar testimonios de cómo les está afectando el deshielo a su modo de vida, a la pesca y a los cambios sociales y económicos.
Llegar hasta Qaanaaq es una travesía en sí misma que comenzó este miércoles en un avión desde Madrid a Copenhague. Tras varios vuelos internos, llegarán al pueblo. El impulsor de la aventura es el explorador británico David Hempleman-Adams, el primero en llevar el velero Northabout a través de los pasos del Noroeste y Nordeste.
«Había demasiadas cosas que me atraían como para decir que no»
«Yo fui el último en sumarme», dice Zardoya mientras remueve un café. Conoció la historia en redes sociales por una publicación de los hermanos Gutiérrez-Garitano, que también forman parte de ella. «Pensé que era para Perú y cuando me dijeron que era el Polo Norte me lo pensé pero había demasiadas cosas que me atraían», explica. Una mínima parte será a pie; el grueso, navegando.
«Como buen aragonés me gusta estar amarrado a la tierra», ríe. «Pasar un mes entre icebergs ya es un reto personal y estamos hablando de tratar de alcanzar una de las últimas fronteras terrestres que quedan por explorar», añade.
Con la cuenta atrás echada, reconoce que no piensa en la travesía. Aparca su vida durante el mes que está previsto que dure, un tiempo al que se suman los meses previos de preparativos, y tiene mucho que dejar atado. «No es un viaje de placer, nos dejamos mucho», aclara. Viaja integrado en un equipo interdisciplinar.
«Estaremos un mes mal dormidos, mal comidos, con 24 horas de tensión y dos turnos de guardia. Somos ocho personas que no nos conocemos en un cascarón de aluminio tratando de cruzar al Polo Geomagnético sin quedar atrapados», reflexiona. Se añade que una parte de la expedición será a pie.
«Te mide las fuerzas físicas y psicológicas. Imagino que tendremos que soportar los ratos de aburrimiento, y que el paisaje, aunque será espectacular desde cualquier ángulo, influirá por su monotonía y el hecho de que haya 24 horas de luz», dice, y sospecha que se trata de un viaje con altas dosis de improvisación. «Lo difícil de verdad es hacer este equipaje pero tengo claro que «los porsiacasos» no tienen cabida», reía aún en España quitando hierro al asunto.
Curtido entre Alcañiz, Perú y Estados Unidos
Es geógrafo y periodista y como tal, trabajó en La COMARCA, época en la que pasó parte del tiempo en el subsuelo de Alcañiz. Atraído por las leyendas sobre los pasadizos, los recorrió e investigó y abrió nuevos mundos que documentó en su blog.
Tras aquello ha participado en expediciones en la selva peruana junto al explorador estadounidense Greg Deyermenjian en busca de la leyenda del Paititi. Le contó esta aventura a Iker Jiménez en Cuarto Milenio y se fue tres años a Estados Unidos donde, entre otras cosas, estudió guión cinematográfico en Los Angeles City College. «Todo influye y todo te brega», apunta.
«¿Conoces al pirata Garrapata?», pregunta. «También influye. Me lo leí de niño aunque espero no tener nada que ver con él porque era un despropósito», ríe.
Los pasos de Zardoya y la expedición en el Polo podrán seguirse en www.marsgamingexpedition.com. Considera que el éxito ya es haber montado una expedición con gente tan dispar, encontrar patrocinadores y que salga adelante. El resultado tendrá doble rasero. Si consiguen llegar al Polo Norte Geomagnético y regresar, será la primera vez que un equipo español alcanza tal hito.
Será una mala noticia para el mundo. Significará que el deshielo avanza sin tregua. «El cambio climático es el mayor reto al que se enfrenta la Humanidad en los próximos años y ya estamos experimentando efectos», advierte al tiempo que apura un pequeño rato de «terraceo» veraniego antes de tomar el primer avión.
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