Con la llegada de la crisis en el año 2009, Feli Pérez y Alfonso Calvo cerraron los negocios que tenían en Alicante y Valladolid, respectivamente. Por ello, la pareja decidió dar un cambio en sus vidas y compraron una antigua masía ubicada entre los términos municipales de Cantavieja y Mirambel.
Tras realizar una serie de labores de restauración, se instalaron con la intención de poder realizar talleres y terapias alternativas, en las cuales Feli tiene formación. «Mi intención es atraer a la gente a que se tome unos días de descanso, a que entre en contacto con la naturaleza, haga meditación…», comenta.
Llevan más de dos años viviendo en Aliaga, y actualmente regentan el albergue. Tiene un total de 55 plazas y aloja principalmente a los estudiantes procedentes de las diferentes universidades del planeta que se desplazan hasta la villa para estudiar los yacimientos geológicos.
Además van a dirigir también el Hotel rural Molino Alto, que en un par de semanas reanudará su actividad. Cuenta con 12 habitaciones y un pequeño Museo de la Harina. «Ambos alojamientos son un complemento del otro. El problema que tenemos ahora es que nos está costando encontrar a personal que quiera trabajar aquí como cocineros o camareros», comentan.